Entre las cosas de la vida que no tienen precio, hemos de añadir a partir de ayer la carita que se le quedaría a alguno al conocer que José Tomás había elegido a Alberto García, a través de su empresa Tauroemoción, como organizador de su enésimo retorno. Ya ven las vueltas que da la vida, el otrora recortador provinciano del que los capos del toreo se pitorrean a la vez que intentan putearlo, se ha convertido en el hombre de moda.
Porque… ¿Cuál es el principal mérito de Alberto García para ser señalado para bien por el dedo del de Galapagar? Básicamente, el desprecio (con insanos tintes de odio) que genera entre ciertos mandamases del negocio, sentimiento muy similar al que provoca José María Garzón, a la sazón gestor de la última comparecencia del de Galapagar en la plaza de Granada, hoy ya en otras manos, por cierto…
Al margen de estas maldades de despachos, inmediatamente después de la buena nueva las voces críticas sobre la estrategia del matador de Galapagar no se han hecho esperar, pues hay quienes le afean que, para una vez que torea, no lo haga con sus iguales. Y es cierto, tanto como que es el único torero capaz de llenar las 10.500 localidades de la plaza de Jaén por sí mismo sin abono de por medio y fuera de su feria, que es en octubre y no en junio. Es decir: ¿Cuándo tres figuras se unen en el mismo cartel es para competir o para poder llenar la plaza? ¿Y si es para lo primero, por qué entonces eligen además la mejor fecha de la feria? Y de estas dos preguntas se desprende la tercera: ¿Compite José Tomás? Yo creo que sí, pero contra sí mismo y no sólo artísticamente, sino también en cuanto a capacidad de convocatoria.
En una vuelta de tuerca más, ahora ya no pone ni a un rejoneador como telonero, que tiene su parte buena y su parte mala. La buena es que el evento durará una hora menos. La mala, que la pandilla de borrachos que tengo como amigos no podrá salir en primer y cuarto turno a por su gintonic de rigor mientras el jinete se explaya con sus piruetas, quiebros y galopes de costado. Esto se arregla a la antigua usanza, sorteando un pavo en el entreacto para que la gente pueda tomar su refrigerio.
De más difícil solución -a no ser que el maestro recapacite- es el hecho de que, al amparo de José Tomás, no haya ningún festejo menor acompañando al evento principal. Y no ya por la rentabilidad que ello le generaría al empresario, sino también y sobre todo, porque entonces tendrán razón los que le acusan de no tirar del carro de la Fiesta. Al reclamo de su nombre, la última vez que toreó en Granada se celebraron además dos novilladas sin caballos y una con picadores, entre otras cosas porque él mismo se encargó de que así fuese.
De Jaén es Marcos Linares, uno de los novilleros sin caballos triunfadores de 2021, y que debutará con los del castoreño a finales de marzo en Morón de la Frontera. Y no lejos de allí vive Jorge Martínez, el novillero con picadores más relevante y de mayor proyección del momento, y cuyas soberbias actuaciones en los circuitos de la Fundación del Toro de Lidia del año pasado para lo único que le han servido es para que, los irresponsables que manejan este negocio, lo hayan dejado fuera de las primeras ferias a veces en beneficio de localismos, noveleríos y otras ocurrencias. El 17 de marzo se ponen a la venta las entradas de lo de Jaén. Maestro, tiene usted exactamente nueve días de plazo para marcar la diferencia.
Imagen | Maurice Berho