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Tres de cal y una de arena

Tan sólo dos animales de Pedraza de Yeltes y el saber de López Chaves hicieron algo por una tarde de las que pasan sin pena ni gloria. Detalles de Cortés, y guerra abierta entre Las Ventas y un Colombo que no tuvo su mejor día.

–“What a week, huh?” –“Captain, it´s Wednesday”

Tardes como esta le dejan a uno reventao, pues cuando uno viene con hambre lo que menos quiere es encontrarse una cucharilla sobre la mesa. Menos mal que hubo algo de sabor.

Dos toros destacaron en el festejo de hoy. Partiendo del mejor, Fortuna le sonrió hoy a Javier Cortés en el sorteo, cayendo en su suerte un toro, “Brigadier”, que fue lo que más palabra puso en boca de los mentideros, distraídos en esta tarde. El morlaco castaño sembró casta en el ruedo, que atropelló de primeras los engaños de Cortés. Se recompuso para, por bajo, pintar algún que otro muletazo de enjundia. Faltó rotundidad, lo que condujo a cierta desconexión de los tendidos.

El otro toro que trajo leña al ruedo fue el tercero, correspondiente a Jesús Enrique Colombo. A priori pareció que podía dar más de sí que su hermano que le precedía, moviéndose con voltaje en capote y banderillas. Desde los mismos medios quiso ponerle franela su lidiador, que no se entendió con él, y no sabremos si fue destino o realidad, que se apagaron las luces sin tardanza. Desde un principio, los tendidos increparon al venezolano, y volvieron más fuerte a la carga. Hoy no estuvo más que dispuesto, lo cual le salió más caro de la cuenta, desde mi punto de vista.

Tener de frente al peor lote se hace duro, especialmente desagradecido para quien le toca. Si el milagro es que embistan, causa una impotencia desolada el ver cómo tú estás, mientras tu oponente pasa o no. Lo normal sería agachar la cabeza, recoger los trastos y enfilar el camino a casa, pero a veces practican ocultismo ciertas mieles, que no sacian pero alimentan, sin ser suculentas más allá de la boca que las prueba. También destacó un torero: López Chaves, que vistió de Domingo a un burel de Pedraza que poco más que pasar hizo, si le entraba en gana. Los toros no sé, pero los cuerpos no mienten si se saben mirar. Pudimos ver entereza, diálogo, intercambio de prisioneros hoy más que recital, palestra pulcra más que acicalada. Se dio importancia, lo que le otorgó sitio. Por encima de sus dos toros, tan complicados como exigentes. Se puede ir de Madrid satisfecho.

Con esta ya van 11, y sumando. San Isidro espera a quien lo porte en andas. Si Dios y el calor quieren, llegará. Mientras tanto, nos toca seguir esperando al Sol.

 

 

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