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Rafael Jiménez ‘Chicuelo’, un hombre bueno

Justo antes de la Semana Santa, el mundo del toro recibía la triste noticia del fallecimiento de un torero de dinastía, Rafael Jiménez Martos, Rafaelito Chicuelo como lo conocían los aficionados, un hombre querido por todos los sevillanos pues, además de ser el decano de los matadores de toros de la vieja Hispalís, era un hombre afable y cercano, un torero de los que desgraciadamente ya no quedan. En este artículo homenaje, vamos a repasar algunos aspectos fundamentales de su vida para conocer un poco mejor al torero y al hombre.

Chicuelo pasea una oreja en la Maestranza (vía web Dinastía Chicuelo)

Su nombre siempre estará ligado a la estirpe torera a la que perteneció, nada más y nada menos que a una de las de mayor prestigio de la ciudad de Sevilla, la de los Chicuelo. Quinto hijo del legendario Manuel Jiménez Chicuelo y la cupletista Dolores Castro Ruiz «Dora la Cordobesita», nace en Sevilla el 29 de febrero de 1937 en la familiar casa de la Alameda de Hércules que aún hoy mantiene la familia como vestigio de tiempos pasados y pronto le vendría la afición, no tardando en ponerse por vez primera delante de una becerra, hecho que ocurrió cuando contaba con la edad de 6 años en la ganadería de Don Francisco Hidalgo Rincón.

Torero de oro y de plata, su carrera (como veremos más adelante), fue corta, pero intensa, llegando a ser uno de los novilleros de la época y ganándose el respeto de todos. Entre sus amistades, hay que destacar el estrecho vínculo que mantuvo con Curro Romero y como toreros más recientes, como Emilio Muñoz o incluso el torero en activo Juan Ortega, lo han tenido siempre en alta estima.

De dinastía, porque además de hijo, fue nieto y padre de toreros, ya que sus vástagos Manuel y Curro probaron suerte en el difícil mundo del toro, sufriendo los sinsabores del mismo, especialmente en el caso de Manuel, que sufrió una cornada que casi acaba con su vida.

Chicuelo interpreta el pase que inventó su padre (Arjona)

CORTA, PERO APASIONADA VIDA TAURINA

Nos tenemos que trasladar al año 1951, puesto que este año, concretamente en Lora del Río (Sevilla), es la primera vez que torea en público es un festival sin caballos. Durante ese mismo año, toreó bastantes festivales sin caballos en pueblos de y cercanos a la provincia de Sevilla, como Constantina, Fuentes de Andalucía o Algodonales y en uno de esos festivales, concretamente en Higuera de la Sierra, alterna por vez primera y única con su padre.

Estos primeros pasos en el mundillo taurino los recorrió acompañado de un buen amigo y otro torero de dinastía, Pepe Ordóñez, hijo del Niño de la Palma con el que debutó, en un muy anunciado mano a mano, con los del castoreño el 24 de junio de 1952 en la plaza de la localidad cordobesa de Cabra. Continúo al año siguiente con su carrera taurina, llegando a torear seis novilladas en 1953 y siete en 1954, destacando su presentación en Sevilla el 23 de mayo compartiendo cartel con Antonio Vázquez y Manuel Espinosa ante novillos de Tassara, cortando una oreja a cada uno de sus oponentes. La temporada, pese a este triunfo en Sevilla no tomó el vuelo esperado y decidió cortarla para cargar fuerzas para la siguiente.

Cerró el año 1955 con un total de 12 novilladas, destacando su debut en Barcelona y en Francia, en la localidad de Beziers, con una novillada de Pinto Barreiros. Curiosamente, en la misma plaza donde lo hizo su padre en 1923. El año de 1956, que toreó 14 tardes, se destacó por hacer hasta en tres ocasiones el paseíllo en Sevilla y por su triunfo clamoroso en el Festival a beneficio de la Cruz Roja que se celebró el 12 de octubre en la Maestranza, en el que cortó una oreja y fue llevado a hombros hasta su casa de la Alameda.

Y llegamos al año de consagración de Rafael Chicuelo, el del año 1957, en el que torea 27 novilladas, a pesar de un grave percance que tuvo en Almería en el mes de agosto, que le tuvo apartado de los ruedos un mes y medio, perdiendo un número elevado de novilladas. Ese año y debido a su exitoso final de temporada de 1956, comienza toreando en Valencia y es base de cartel en las novilladas de Sevilla. Pero su gran triunfo llegaría en Madrid el día de su debut, en el que corta una oreja y sale de la plaza en hombros.

Chicuelo a hombros por las calles de Cabra (Arjona, vía web Dinastía Chicuelo)

DOCTORADO Y CARRERA COMO MATADOR DE TOROS

Año 1958, tiempos en los que se premiaba a los que triunfaban en la temporada anterior y como no podía ser de otra manera, Chicuelo, figura de los novilleros en el 57, es anunciado para tomar su alternativa en Sevilla y su confirmación en Madrid.

La Feria de Abril sevillana consta de 7 corridas de toros y es contratado el Domingo de Resurrección para tomar la alternativa en un cartel de lujo (con Antonio Ordóñez y Manolo Vázquez) y dos tardes más en farolillos. No salen las cosas como se esperaba, incluida una aparatosa cornada en la axila en su tercer compromiso, pero le queda la bala de Madrid aún para remontar la temporada.

En Madrid, en la feria de San Isidro, torea otras tres tardes, confirmando la alternativa acompañado de Antonio Bienvenida y Manolo Vázquez, pero tampoco tiene éxito en sus comparecencias, sufriendo una cornada gravísima en su última tarde en el muslo izquierdo que marcaría el devenir del resto de la temporada.

Llevaba toreadas 17 corridas de toros como matador y el 16 de agosto de 1958 corta la temporada en San Sebastián y se retira. Cuenta el propio Rafael Jiménez Chicuelo (así queda reflejado en las memorias familiares recogidas en la web dedicada a la dinastía) que las dos cornadas, la del 22 de abril de 1958, que fue en la axila por un toro de Montalvo y la del 22 de mayo de 1958, justo al mes siguiente, en Madrid, un toro de Atanasio Fernández le atravesó el muslo izquierdo y le dejó secuelas muy graves, le quitaron el sitio y tuvo que dejar de torear.

A partir de ahí, toreó muy poco, y se suceden idas y venidas a los ruedos. Después de retirarse, vuelve en el 64 (torea dos tardes), retornaría ya en el 67 (con tres paseíllos) y volvería para irse, ya de forma casi definitiva, en el 68 (dos tardes, una en San Isidro). En medio de estos años, hace una temporada en tierras americanas, en el año 1962, sumando un total de 22 paseíllos y varios triunfos.

Torero de dinastía, padre e hijo en su casa de la Alameda de Hércules (vía P.L. Vargas)

EL ÚLTIMO BAILE

Aún quedaba una última etapa del torero vistiendo el oro. En diciembre de 1980, Curro Romero le propone reaparecer con una exclusiva de 25 corridas de toros para la siguiente temporada. Chicuelo aceptó la propuesta y después no se cumplió, toreando sólo dos festejos en Sevilla y se despidió definitivamente de los ruedos el 2 de mayo de 1981, acompañado por Manili y el propio Curro Romero.

Tras ello, pasa a las filas de los toreros de plata, actuando a las órdenes de Manolo Arruza, Manili y el rejoneador Javier Buendía, con el que estuvo 8 temporadas. Actuando a sus órdenes, en 1985, le cogió un toro en Almería que le provocó la amputación de tres dedos de la mano derecha precipitando su retirada definitiva que ocurrió a la edad de 55 años, toreando su última corrida como subalterno en la plaza de toros de Utrera (Sevilla).

Sirva esta pequeña semblanza para mostrar mi profundo respeto por este torero, que no dudo en recibir al joven que esto escribe en su casa de la Alameda en una ocasión para hablarme de la época salmantina de su padre y que me atendió como solo un torero puede hacer: con maestría y torería, ¡grandeza torera!

 

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