Importante faena de Javier Cortés en su vuelta a Madrid ante un sobresaliente primero al que cortó una oreja
El bálsamo del cariño y la memoria de la afición de Madrid sacó a saludar a Javier Cortés. El percance de 2019 le dejó sin la visión de un ojo. Un calvario. Dolores, inseguridades, operaciones. Para colmo, la pandemia. Quizá hasta le vino bien para no precipitar los tiempos, tan de torero. La fortuna, la gracia de Dios, le ha permitido recuperar parte de la visión. Lo que jamás ha perdido es su ilusión torera. Con la montera en la mano recorrió el anillo hasta dar en el anillo para brindar el toro de su vuelta a Madrid: Su amigo Israel, ejemplo de fidelidad cuando el futuro era impensable, cuando el ánimo se diluía en la esperanza marchita.
El rubio torero madrileño se dobló con el exigente toro de El Pilar. Le buscó la media distancia para iniciar dos asentadas series sobre el pitón derecho. Hizo el avión el toro del embroque en adelante. Con la izquierda, se rompió en una tanda espatarrada, pero no hubo el acople del otro pitón. Siguió creciendo la faena por el pitón derecho, con un Cortés entregado. El toro agradecía la exigencia por abajo, hasta las tandas finales donde ya salió más aburrido de los muletazos. Un toro importante, bien cuajado por el madrileño. La estocada en lo alto completó una actuación relevante. Oreja de peso. Madrid despidió a ‘Bastardero’ con una ovación de lujo.
Cargado en sus cuartos delanteros, estrecho de sienes. Fuerte pero armónico fue el cuarto. No se empleó en el capote de Javier Cortés hasta el quite por chicuelinas rematadado con una preciosa media. Antes, Óscar Bernal dio una lección de cómo se debe picar un toro. Qué forma de echar el palo. Discreto y perfecto. La faena de Javier Cortés fue de menos a más, por el pitón izquierdo se desquitó en este toro: naturales soberbios en redondo, midiendo las series. No rompió la faena porque el toro perdió celo. El final doblándose y tocándole los costados, fue de torero clásico.
Francisco José Espada no pudo abrirse de capa con el tercero, no se veía claro el toro pero de pronto la faena dio un giro de 360º. Después de querer irse en las dos primeras tandas, embistió con profundidad en las sucesiva. La entrega sólo le duró una tanda. Espada no se aburrió, a base de compromiso y colocación se terminó metiendo entre los pitones. El toro no desarrolló las virtudes apuntadas -terminó aburrido a media altura y sin recorrido suficiente- sí tuvo un fondo de nobleza para que Espada demostrara la disposición con la que afrontaba la tarde. El aviso sonó mientras remataba la faena por manoletinas. Se tiró en corto a matar, volcándose completamente sobre el pitón. El de El Pilar le puso el pitón en el pecho.
Volvió con idéntica actitud en el sexto, un altote ejemplar de El Pilar que sólo embistió de verdad durante la brega de Iván García -que dejó un soberbio par de banderillas en su turno anterior-. Después, durante la valerosa faena de Espada se fue viniendo abajo hasta terminar pegando derrotes a destiempo y arreones. No amilanó para nada a Espada que siguió buscando el pitón contrario con una voluntad incuestionable. Mató de nuevo en corto y por derecho.
No fue la tarde de Tomás Campos. Sus buenas formas no encontraron acople con el grandón y noblote segundo. El viento tampoco ayudó. Hubo naturales con el compás cerrado que fueron auténticas perlas perdidas en el océano por su compás y naturalidad. Trasteo marcado por los enganchones.
Ante el quinto, el toro con menor humillación de la buena corrida de El Pilar. Tomás Campos empezó la faena rodilla en tierra creando una bella estampa. El planteamiento fue cabal pero el entendimiento fue nulo. Campos se justificó como pudo. Con la espada no lo vio.
Monumental de las Ventas. Martes, 10 de mayo de 2022. Tercera de la Feria de San Isidro. Más de media entrada. Toros de El Pilar, cinqueña de gran alzada y seriedad pero sin exageraciones. Dieron opciones a la terna, destacando por encima de todos el bravo 1º de nombre ‘Bastardero’.
Javier Cortés, de catafalco y oro. Gran estocada. Aviso (oreja). En el cuarto, tres pinchazos y un descabello. Aviso (palmas).
Tomás Campos, de sangre de toro y oro. Estocada baja (silencio). En el quinto, pinchazo y medio sartenazo bajo (silencio).
Francisco José Espada, de espuma de mar y plata. Estocada. Aviso (saludos tras leve petición). En el sexto, estocada trasera y varios descabellos. Dos avisos (silencio).