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Paseo por la Salamanca Taurina (primera parte)

Tras pasear por Sevilla, Córdoba, Ronda o Valencia, es momento ahora de acercarnos a suelo charro, concretamente a la capital del Tormes, Salamanca, lugar que se convirtió a principios de siglo XX como un auténtico laboratorio de pruebas para nuevas promesas (por la multitud de ganaderías que pastan a su alrededor) y que, entre sus calles doctas y centenarias, existen multitud de recuerdos taurinos. También es una de las citas más importantes del calendario taurino, ha sido tierra natal de numerosos toreros y ganaderos y goza del privilegio de tener una de las aficiones más respetadas de España. En este artículo, que de nuevo dividiremos en dos capítulos, vamos a recorrer las calles salmantinas de la mano de figuras como Julio Robles o S.M. El Viti para conocer los lugares más taurinos…

Monumento al Vaquero Charro, obra de Venancio Blanco (Plaza de España, Salamanca)

LA GLORIETA: LA JOYA DE LA CORONA

Debemos empezar por el lugar más icónico de esta tierra taurina, la Plaza de Toros de “La Glorieta”, la auténtica joya del campo charro. Situada entre la carretera de Fuentesaúco y la carretera de Valladolid, actualmente cuenta con un aforo de 11800 localidades y es una plaza de segunda categoría. La plaza, que recibe su nombre de los terrenos que ocupa, fue construida muy rápidamente, en apenas quince meses, ya que se había iniciado su construcción el lunes 30 de mayo de 1892 y se inauguró el día 11 de septiembre de 1893.

Posee un diámetro exterior de 88 metros, su fachada se construyó en ladrillo con recercos de piedra de villamayor, formando un polígono de 70 lados con siete pabellones alternados con galerías de arcos con columnas y arquerías de fundición. Está catalogada dentro de la arquitectura ecléctica y solo en los palcos interiores muestra decoración arabesca. El proyecto fue ejecutado por el ingeniero Mariano Carderera con el que colaboró el ingeniero de caminos Gumersindo Canals al parecer encargado de los planos de situación de la obra por su posición entre dos carreteras. La dirección facultativa quedó en manos del ingeniero agrónomo, maestro de obras, diputado provincial y catedrático de la Facultad de Ciencias, Cecilio González Domingo. Fue construida íntegramente por empresas salmantinas y costó un total de 452193 pesetas.

Acoge todos los años por el mes de septiembre la feria taurina, en la que han participado a lo largo de los años las mayores figuras de la historia, con los ídolos locales, Viti y Robles, como máximos exponentes.

Imagen de la Puerta Grande de La Glorieta y el monumento a S.M. El Viti

MUSEO TAURINO DE SALAMANCA

Imprescindible para cualquier aficionado que se precie, es el Museo Taurino de la ciudad, uno de los más importantes en contenido y en historia, pues tiene la peculiaridad de que fue creado por aficionados (concretamente por la Federación de Peñas Taurinas de Salamanca «Helmántica») y son ellos los que aún hoy tienen mucho que ver en el mismo, a pesar de que es gestionado por el Ayuntamiento de Salamanca a través de Turismo, Comercio y Promoción Económica de Salamanca, S.A.U.

Situado en la calle doctor Piñuela, a pocos metros del famoso Palacio de Monterrey, este museo nace con una clara vocación, dar realce y reconocimiento a la Fiesta de los toros y a los toreros de Salamanca y cuenta con un total de seis salas temáticas dedicadas a temas como la dehesa y campo charro, una colección de trajes de luces o la propia historia taurina de la región. Desde el año 1995, el Museo Taurino de Salamanca lleva el sobrenombre de «Primitivo Sánchez Laso», en honor de un gran aficionado que durante muchos años fue presidente de la Peña Taurina Salmantina y que, al tratarse de un museo creado y gestionado por aficionados, se consideró una forma excelente de rendirle homenaje.

Según escriben en su folleto de presentación, el principal objetivo es que el Museo sea un espacio de referencia en la ciudad para la difusión, defensa e investigación de la cultura y el patrimonio en torno al toro, sus artistas y el paisaje de dehesas; para el conocimiento de la realidad del mundo taurino, su difusión y conservación y el conocimiento de sus valores relacionados con la identidad local.

Entre toda su colección, destacar objetos tan dispares como un estoque de la época de becerrista perteneciente a Manuel Granero, una gorra firmada del famoso Canito, la muleta con la que el diestro Javier Castaño toreó seis astados de Miura en Nimes o trajes de luces de los principales toreros salmantinos.

Imagen general de una de las salas del museo

MONUMENTOS TAURINOS

En una ciudad como Salamanca no podía faltar algunos monumentos públicos cuya inspiración sea el mundo taurino y el campo charro. Vamos a conocer tres de ellos, que se encuentran en los alrededores de la Plaza de Toros y, el que seguramente sea más famoso de la ciudad, el vaquero de Venancio Blanco.

En los terrenos adyacentes de la Plaza, encontramos en primer lugar, en una rotonda, el monumento al toro de Lidia. La escultura, fabricada en bronce, es una creación de Gabriel Sánchez Calzada y muestra a un toro bravo, con las características de los que se pueden encontrar en las ganaderías del campo charro. Se sitúa sobre un pedestal cilíndrico de granito que tiene y sus dimensiones son de 1,15 metros de altura y 4,50 metros de diámetro. El pedestal, tiene a sus lados una serie de cartelas con escenas propias de la lidia. La obra se inauguró el 9 de octubre de 1966 con motivo de la Semana Internacional del Toro de Lidia, pero no en la ubicación que ocupa actualmente.

También existen dos monumentos a los hijos predilectos taurinos de la ciudad: Santiago Martín “El Viti” y Julio Robles. La del maestro de Vitigudino es obra de Narcisa Vicente, y fue inaugurada el 8 de septiembre del 2000 como un homenaje a Santiago Martín. La imagen del torero se encuentra frente la puerta grande de la Plaza de Toros, puerta que abrió en diversas ocasiones y representa al torero en postura de saludo a la afición del coso taurino. Mide 2,30 metros y se encuentra elevada sobre un pedestal. La de Julio Robles, de casi 3 metros de altura, es obra del 2002 y realizada por el escultor Salvador Amaya, uno de los más reputados en la actualidad del país. Representa a Robles en posición triunfante con los brazos abiertos y destaca especialmente por su realismo.

Por último, y seguramente el más famoso, sea el monumento homenaje al vaquero charro, obra de Venancio Blanco. Ubicada en la Plaza de España, representa en el estilo personal de Blanco la figura de esos vaqueros y mayores que trabajan en las dehesas charras y, está considera como una de sus mejores obras. Su realización fue llevada a cabo en Roma (pues era Director de la Academia de Bellas Artes) y se inauguró en 1986.

 

 

 

 

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