El sol rebasa ya las doce del mediodía en Montealto. Apenas cinco minutos antes, se ha quedado atrás ese ramal con el Norte que es la nacional Madrid-Irún. Rebasado el tranquilo y coqueto pueblo de Venturada, la ruta vira enseguida a la izquierda, antes de internarse en Cabanillas de la Sierra, para alcanzar el destino. La portezuela con la ‘MD‘ -además del otro hierro de la casa con la ‘J’ y la ‘M’ del padre de Agustín, José Montes– inequívocamente anuncia que hemos llegado. La vereda avanza unos 100, tal vez 200 metros. A la izquierda, varios mansos comparten cercado con una veintena de vacas a la espera de ser tentadas en unos días junto a uno de los sementales de la casa. Ya las ha cubierto para así ganar un invierno. La reválida del tentadero dictará sentencia de cuáles se quedan y llegan al parto. A la derecha, un par de caballos comen tranquilos. Otro, un precioso tordo, limpio, lustroso, aguarda en caballerizas. Allí, preparándole en las cuadras, escoltadas por los corrales -izquierda- y plaza de tientas -derecha-, nos espera Emilio, el mayoral. Es día de corredero en Montealto, una de las ganaderías más destacadas del curso pasado.
Enjuto, impecable en su apariencia, Emilio es un joven hombre de campo. Esa bendita, y por desgracia escasa, remesa de ‘raras avis’ que se aferra al mundo rural dentro de una generación perdida en el confort de la urbe y la tecnología. Su pasión es su profesión. Aquella que le lleva a peregrinar cada mañana al alba desde Sepúlveda, municipio segoviano donde vive este natural de Fuenlabrada, hasta los cercados de la divisa madrileña. Ida y vuelta cada día, uno detrás del otro, sin descanso. Una afición desmedida que no cambiaría por nada.
‘Aunque me tocara el Euromillón seguiría aquí trabajando, no me cambio por nadie, es muy sacrificio y duro, pero adoro el campo, la dehesa, el toro… Poder contemplar cada día estos animales, ver cómo se desarrollan, la manera en que viven… Me siento un privilegiado, cuando haces lo que más te gusta y encima te pagan por ello, poco más se puede pedir’, afirma mientras observa, satisfecho, uno de los cercados de la finca, el que, a priori, contiene los utreros con los que se conformarán los encierros para dos de las ferias de novilladas más relevantes del circuito: Villaseca de la Sagra (Toledo) y Arganda del Rey (Madrid).
Atravesar ese cercado es parte del camino para llegar a la ubicación desde la que hacer las fotografías en lo alto de la cuesta que los astados correrán minutos después. Parapetado detrás de una de las tapias de piedra, que toca saltar, y sin perder de vista a los erales que ocupan esa parcela -alguno, curioso, se queda fijo mirando mientras se acerca a comer paja-, el que escribe aguarda cauteloso.
La mañana es perfecta. El sol, luminoso y sin la mácula de una sola nube, calienta lo suficiente para que la temperatura sea agradable. Ni rastro de Eolo tampoco, ni una brizna de viento. El frío gélido parece, por ahora, haber quedado atrás. El campo amaneció ya sin ese manto blanco de la heladas. Emilio lo confirma: ‘Hoy ha sido el primer día que las bañeras del agua para que los animales coman no ha amanecido con un bloque de hielo’.
EL CUAJO Y VARIEDAD CROMÁTICA DE LOS ‘FRESNOS’, CON DESTINO A ALBACETE Y DAX
El mayoral, tras montar al tordo, agarra la garrocha y se encamina hacia el cercado de los denominados ‘Fresnos‘. Allí, pasta más de una docena de utreros. Colorados, castaños, negros, algún chorreado y un hermoso y serio melocotón, ojo de perdiz, que es una lámina. Cuajados de verdad, muy hechos para estas alturas del año, pues aún faltan meses para su lidia. Y es que, de entre ellos, saldrán los astados que viajarán a dos de los destinos estrella para esta temporada: Albacete y Dax, donde la divisa roja y verde debutará el próximo agosto.
‘Nos hace ilusión debutar en Dax, me han hablado y he oído mucho del público de esa plaza, en Francia ves una afición importantísima y nos está enseñando muchas cosas, particularmente a mí, me lo está mostrando, cuidan mucho el toro que, para mí, es lo que tenemos que hacer los taurinos, aunque parezca una evidencia, también iremos a Hagetmau, repetimos y estoy contento de ello, porque tratan muy bien a los animales y ponen mucho esmero, me encanta ir a Francia’, comenta sobre ello el ganadero Agustín Montes.
Precisamente, los animales reseñados para Hagetmau son el segundo cercado al que le toca ‘entrenar’ esta mañana. Nueve astados que, como los ‘Fresnos‘, se les ve prácticamente hechos a pesar de estar aún desperezando febrero. Emilio, sin embargo, convenientemente meticuloso en este matiz, discrepa: ‘Yo nunca termino de verlos llenos, ni siquiera la noche antes de embarcarlos, supongo que por autoexigencia, pienso siempre que pueden cuajarse un poquito más’.
Ambos cercados, los ‘Fresnos‘ para Dax y Albacete y los de Hagetmau, recorren la manga con son alegre, mucho ritmo, y atemperan su paso, más templado, cuando comienza la cuesta. Doscientos metros en los que la senda se empina vertiginosamente hasta encaramarse a lo alto de la finca. Después descienden y rodean todos los cercados en un recorrido que, holgadamente, supera el kilómetro de distancia. Cada una de las manadas da siempre dos vueltas al trazado. Este mismo entrenamiento lo llevan a cabo todos los toros de saca dos veces por semana. Rigurosamente regulado por calendario. Una puesta a punto idónea para que los toros lleguen listos al esfuerzo y la exigencia que requiere su lidia en el ruedo.
Animales bien comidos, pero fibrosos, musculados. Sin duda, si algo se puede comprobar en las imágenes y vídeo que ilustran este reportaje es que la de 2023 en Montealto es una camada muy pareja y armónica. Aunque hay algunos más cornalones, como un par de castaños y un impresionante negro -reseñado para tierras francesas-. Llama la atención las magníficas hechuras de los utreros, serios, bien armados, pero proporcionados. Novillos bajos, de lomo recto, cortos de manos, con cuellos generosos…
Una morfología que augura el triunfo. Como viene sucediendo en los últimos años. Concretamente, la temporada pasada fue magnífica. Novilladas de excelente juego en Madrid, Valencia, Albacete, San Agustín de Guadalix… Para situarse entre las divisas más relevantes del 2022. Por ello, en Montealto volverán a apostar esta temporada por lidiar toda la camada en el escalafón inferior. Su demanda es alta, pues ya tiene prácticamente vendidos todos los utreros. ¿Los destinos? Todos los detalles, así como fotografías y vídeos de la camada al completo, próximamente, en Toreteate, en la segunda parte de este reportaje.
Comprueba en esta completa galería fotográfica cómo es la exigente cuesta en la que los astados de Montealto ‘afinan’ en su puesta a punto para llegar preparados a sus respectivos destinos de la temporada: