spot_img
spot_img

Los Corrales del Gas: el mítico punto de encuentro entre toros y aficionados

Foto: La Feria del Toro

Cuando el calendario marca el inicio de julio y comienzan a desenfundarse los pañuelicos rojos a la espera del chupinazo del día 6, el ambiente presanferminero se concentra en los Corrales del Gas. En el tercer peldaño de la escalera de San Fermín nos adentramos a conocer este mítico lugar que guarda una larga historia y datos desconocidos.

Origen e historia 

Durante el siglo XIX, donde hoy se localizan los Corrales, se ubicaba una fábrica de gas que abastecía el alumbrado público del barrio de la Rochapea. En 1899 y, tras dejar de funcionar, se utilizó como el lugar donde hospedar a los toros de procedencia andaluza y castellana. En el caso de los navarros, lo hacían en los corrales del Sario, acondicionados desde 1893.

Esta división se realizaba porque los astados llegaban de dos formas diferentes a Pamplona. Por una parte, los de la zona eran conducidos por los vaqueros y los cabestros por caminos hasta los citados corrales del Sario, mientras que los que venían de fuera de Navarra, lo hacían en tren (forma habitual de transportar a los toros en esos años) hasta la Estación del Norte para ser embarcados en carros hasta los del Gas.

Los Corrales del Gas estaban formados por cercados de madera hasta 1918, cuando se construyen unos fijos con paredes permanentes. Los últimos resquicios de la fábrica de gas son derribados en 1943.

La atracción de los aficionados por el desembarque de los toros y el poder verlos en su plenitud en «El Gas», hace que se convierta en todo un espectáculo ya en los años 30. Durante la década de los 60, se limita el número de personas que tienen acceso debido a la masificación y trascendencia que habían tomado.

En diciembre de 2003 se construyen los actuales Corrales del Gas, que son inaugurados durante los Sanfermines de 2004.

Toros de Núñez del Cuvillo en los Corrales del Gas el pasado año

El escaparate de los Corrales del Gas

Manteniendo la tradición iniciada un siglo atrás, los Corrales del Gas continúan siendo el lugar donde reposan los toros hasta que son trasladaos a los de Santo Domingo para el encierro. Tienen una capacidad para albergar hasta siete corridas.

Los aficionados visitan este mítico sitio para poder ver a pocos metros, aunque a través de unos ventanales de cristal, a los verdaderos protagonistas de San Fermín. Una auténtica exhibición de las cualidades de las reses que cautiva tanto niños como mayores, ya que examinan en vivo desde sus trapíos hasta sus voluminosas cornamentas antes de que recorran las calles de Pamplona.

En cada uno de los corrales hay un cartel donde se indica la información de cada ganadería, así como del orden en el que se lidiarán en la Feria. Este año pasarán por ellos las divisas de La Palmosilla, Jandilla, Victoriano del Río, Miura, Cebada Gago, José Escolar, Núñez del Cuvillo y Fuente Ymbro. Se da la circunstancia de que es el mismo elenco ganadero que la pasada temporada, como ya anunció la Casa de la Misericordia. Solo falta conocer los diestros que se enfrentarán a ellos.

Las visitas se producen desde el inicio de julio en horario de mañana y tarde adquiriendo una entrada cuyo coste es de 3,5 euros. Los menores de 12 años tienen acceso gratuito, siempre bajo la compañía de un adulto.

El Encierrillo

Una de las tradiciones menos conocidas para el público en general durante las fiestas de San Fermín es el denominado Encierrillo. Cada día, en torno a las diez de la noche, se produce su celebración. Los seis toros que van a correr y a lidiarse el día posterior, recorren los 440 metros que separan los Corrales del Gas de los de Santo Domingo.

El Encierrillo es la antesala al Encierro, pero contrasta con él en todos los aspectos, ya que se lleva acabo en silencio, sin la festividad y el color de la mañana. No participan corredores, las reses van acompañadas por los cabestros y los pastores, que han sido distribuidos por el mayoral en el recorrido.

Previamente, un grupo de policías se encarga de despejar el recorrido. Una vez cumplida la misión, se escucha un toque de cornetín desde el corral de Santa Domingo. Tras él, se produce un segundo en el puente de Rochapea. Es la señal de que el Encierrillo puede comenzar.

Son pocos los afortunados que lo presencian. Para ello se necesita adquirir un pase cuyo número es muy limitado en el Área de Cultura del Ayuntamiento.

spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img

RELACIONADO

spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img