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Los carpinteros de Pamplona: los custodios de la seguridad de los encierros de San Fermín

Martes 4 abril, continuamos subiendo la escalerita de San Fermín con una nueva entrega de nuestra serie de reportajes dedicados a la Feria del Toro. En esta ocasión, nos centraremos en otro de los aspectos más desconocidos, pero de gran importancia. Es el caso del vallado, cuyos responsables de su montaje, los carpinteros, son los que custodian la seguridad de cada encierro.

El vallado que se coloca años tras año a lo largo del recorrido de los encierros tiene una longitud de 850 metros que lo conforman 900 postes verticales, 2.700 tablones horizontales y 2.500 cuñas. Cada una de las piezas tiene siempre su misma ubicación ya que van marcados con letras y números para que encajen a la perfección como si fueran un puzzle.

Dentro del recorrido, existen tramos tanto fijos como móviles. Es decir, algunos deben ser montados y desmontados diariamente para que no obstaculicen el tráfico de los vecinos. Los primeros quedan ubicados definitivamente el 6 de julio. Los otros, comprenden los tramos de la calle Amaya y Estafeta. Del mismo modo, hay doce puertas que se cierran una vez pasan los toros y los cabestros para impedir que se vuelvan.

Toda esta labor la desempeña la carpintería de Hermanos Aldaz Remiro desde hace más de treinta años. Fue en 1992 cuando la Casa de Misericordia de Pamplona contactó con ella. Desde finales del mes de mayo, y durante seis semanas, son cinco los carpinteros que trabajan nueve horas diarias para que el vallado esté listo para el día del chupinazo. Durante los ocho días de fiestas, estos profesionales inician su jornada a las cinco de la mañana para que cuando de comience el encierro esté colocado todo el vallado móvil. A las once de la noche, tras el encierrillo, lo retiran.

Por otra parte, Xabier Aldaz, persona que está al frente de la carpintería de Hermanos Aldaz Remiro, es el responsable cada mañana de lanzar el cohete y abrir las puertas para que empiece el encierro. Un auténtico privilegiado que ha recogido el testigo de su padre, Ignacio Aldaz, y de su tío Fortunato, que antes de él eran los encargados de hacerlo.

 

 

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