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La tarde que arrestaron a Paco Camino

Lima, mes de noviembre de 1967, en la Plaza de Toros de Acho un cartel de relumbrón con tres figuras del toreo: Paco Camino, El Viti y Curro Girón. La expectación generada se transforma en desilusión cuando el “Niño sabio de Camas” se niega a matar un toro y la autoridad competente decide que debe pasar la noche en prisión…

Finalizada la temporada europea, son muchos los toreros que hacen las maletas camino de las principales ferias de América, unos por falta de contratos y con el deseo de que la temporada americana les abra puertas, y otros con buen cartel, con contratos muy ventajosos que son difíciles de rechazar. En el año 1967, eran varios los toreros que ocupaban los puestos señeros del escalafón, con un Manuel Benítez “El Cordobés” imparable, dos toreros hacían las delicias de los aficionados más exigentes y de buena parte de la crítica: Paco Camino y Santiago Martín “El Viti”.

Presentada la Feria del Señor de los Milagros de Lima, celebrada a comienzos del mes de noviembre de 1967, la tercera corrida de la misma fue la que causó más expectación ya que emparejaba a estos dos colosos, Camino y Viti, (el de Salamanca reaparecía en una feria de la que gozaba de muy buen cartel). Completaba el cartel el venezolano Curro Girón (que se alzó con el escapulario de oro de ese año) y se lidiaron astados de la ganadería de Yéncala.

Transcurso de la corrida

Tal y como se esperaba, la Plaza registró un lleno hasta la bandera, incluso con la presencia de otros toreros españoles que actuaban en la feria en el callejón, como Paquirri y el Cordobés; los toros de Yéncala fueron “duros, movidos de cabeza, con nervio y sumamente incómodos para lidiarlos; acudieron con mucha fuerza a los piqueros, dando tumbos aparatosos, pero algunos salían de estampida apenas sentían el castigo y el quinto toro fue devuelto a los corrales”. (1)

Curro Girón perdió en su primer toro los trofeos por la espada tras una buena faena y en su segundo, firmó la faena de la feria, cortando dos orejas y el rabo. El Viti, tuvo mala suerte en el sorteo y, a pesar de que el público no paró de aclamarlo en todo el festejo, solo cortó una oreja.

El protagonista de la historia, Paco Camino, fue el peor parado y en su primero no pudo lucirse ante la falta de fuerzas del astado y su segundo, fue devuelto a los corrales por excesiva mansedumbre. Tras salir un sobrero de poco trapío, el público exigió su devolución y el segundo sobrero que apareció fue un animal de tamaño descomunal. Tras un par de pases, el torero no lo vio claro, entró a matar dejando un par de pinchazos y, por el descontento del público que pensaba que no se había empleado lo suficiente, comenzó una bronca imponente y el ruedo se cubrió de almohadillas.

El matador ordenó a su banderillero retirarse y ambos marcharon al callejón, devolviendo los trastos de matar y negándose a ir al toro. El público de pie, mostró su desagrado y la autoridad ordenó a la Policía detener al matador. Fue conducido a la enfermería y de allí a una comisaría de Policía. “El toro estaba toreado”, fue la defensa del diestro.

Paco Camino Comisaría
Paco Camino es conducido por la Guardia Civil de Lima a la comisaría dónde cumplirá 24 horas de arresto (Revista «El Ruedo»)
Su estancia entre “rejas”

Desde la embajada española se medió para que Paco Camino pudiera volver al hotel, pero con el reglamento en la mano, fue imposible: tenía que pasar un día completo en comisaría y tras ello, el pago de la multa correspondiente.

“El Cordobés” y Julio Aparicio, que estaban allí, decidieron acompañar al torero en el calabozo y como en aquel momento eran las auténticas estrellas, y tras saber que tenía que pasar la noche Camino allí, el diestro de Córdoba salió para volver cargado de víveres, ropa de abrigo y hasta con una guitarra, por lo que la noche fue una auténtica fiesta entre los toreros, los detenidos y los agentes. En esta salida, el diestro de Córdoba fue preguntado por los aficionados peruanos que se agolpaban en la puerta que cuál era su intención, a lo que respondió: “Ná, que no abandono a Camino hasta que no le levanten las rejas, por algo somos hermanos de sangre”.

Por la mañana, tras el aseo correspondiente, se celebró un partido entre diestros y personal de la comisaría, en el que el torero de Camas sorprendió por su dominio del balón a todos los participantes. A la hora de la comida, próxima ya su liberación, el torero quiso agradecer al personal su amabilidad y buen trato, por lo que, en un gesto torero, decidió regalarles todo con lo que entró en la misma:  el traje de luces burdeos y oro que lució la tarde anterior, las zapatillas, la camisa, el fajín, las medias y el corbatín.

Paco Camino jugando al fútbol
Paco Camino jugando al fútbol con el personal y detenidos de una comisaría peruana

Llegaron las cinco de la tarde y con las 24 horas de arresto cumplidas, Paco Camino, acompañado de sus inseparables Benítez y Aparicio, abandonó la comisaría, no sin antes pagar la multa de diez mil soles y agradecer el trato recibido. Sus únicas declaraciones, recogidas en la revista El Ruedo, fueron: “pagaré la multa de diez mil soles, deseo hacer constar que en todo momento he sido tratado con consideración mientras ha durado el arresto”.

Paco Camino en Lima
Paco Camino abandona las dependencias policiales en Lima
Final desenlace

A pesar de que la prensa criticó el trato de favor recibido e incluso la Jefatura Superior de Policía de la ciudad abriera una investigación por ello, Camino volvió a los días a la plaza limeña y consiguió un triunfo resonante, por lo que todo quedó en anécdota y el público peruano supo perdonarlo.

(1)  Revista El Ruedo, número 1220, 7 de noviembre de 1967.

PEDRO CASADO MARTÍN

 

 

 

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