spot_img
spot_img

Don Juan Tenorio y Don Tancredo: historia de una suerte taurómaca

En las últimas semanas, se ha hablado mucho de una suerte de la tauromaquia añeja, conocida popularmente como la de Don Tancredo, puesto que un novillero, Yusef Medina, la interpretó en la Plaza México tras muchos años en el olvido. Una suerte que convirtió a su creador en un personaje famoso y que le sirvió para abandonar su trabajo de zapatero y vivir holgadamente el resto de sus días. En su génesis, tuvo especial importancia la vestimenta de la obra de teatro “Don Juan Tenorio”

Don Tancredo

La suerte del don Tancreado, ejecutada por su creador en la antigua plaza de toros de Madrid

EL TORERILLO ZAPATERO

Allá por el año 1895, don Tancredo López, un zapatero residente en Valencia, alternaba sus labores con la participación en algunos festejos taurinos (especialmente en capeas y espectáculos cómicos-taurinos), por la amistad que le unía con el torero Miguel Sales “Garrufo”, un torero de los llamados en aquel entonces enciclopédico, pues lo mismo mataba novilladas vestido de luces que ejecutaba las más variopintas suertes cómicas, considerándose uno de los precursores del toreo cómico.

Una de las suertes estrella de Garrufo, era la del “hombre de hierba”, que consistía en envolverse en hierba fresca para que la res, tras salir al ruedo, se entretuviera comiendo el pasto ante el asombro y risas de los asistentes. Tancredo, persona ante todo ingeniosa, viendo la suerte de su amigo y mentor, ideó una variación que fuera más vistosa y que, además, tuviera un aparato escénico, la que pasaría a la historia como la suerte del don Tancredo.

En Castellón, el día 1 de noviembre de 1897, tuvo su primera oportunidad para realizarla. En los carteles, se anunció con letras grandes que el discípulo de Garrufo, haría una suerte nunca vista en el toreo, a la salida del toril de uno de los toros (que, por cierto, eran embolados).

Vendido todo el papel, como era común entonces en los espectáculos cómicos por sus precios populares, y llegado el mismo día de la corrida, a Tancredo solo le faltaba un detalle por cerrar: un traje adecuado para realizar la suerte.

UN TRAJE DE LA OBRA TEATRAL DON JUAN TENORIO

La mañana del festejo, Tancredo, visiblemente nervioso, se entrevistó con el novillero Sandalio Fandos “El Señorito” para solicitarle ayuda en la búsqueda del traje, y tras varias opciones fallidas, en horas cercanas ya a la actuación, dieron con la solución.

Coincidía que, en aquellas fechas, una compañía teatral, se encontraba representando en el Teatro Municipal la obra de Don Juan Tenorio, y en una de las escenas, aparecen varios personajes vestidos de estatua, por lo que pensaron que uno de ellos, concretamente el del padre de Doña Inés, sería perfecto para el fin que buscaban.

Se entrevistaron con el responsable de vestimenta de la compañía, y tras ofrecerle unas pesetas y una localidad para que viera el espectáculo, consiguieron que les prestase el traje del Comendador.

Llegado el momento de inicio del espectáculo, y tras romper el paseíllo, las risas al ver la vestimenta de Tancredo fueron generales, pero tras ver como el humilde zapatero se colocaba frente a la puerta de toriles con los brazos cruzados sobre el pecho, se hizo el silencio en el lugar.

Salió el toro embolado y rápidamente, se dirigió hacia la figura blanca que le esperaba frente a la puerta, que no hizo ni un movimiento. Ante la cogida inminente, el público comenzó a vociferar, pero, milagrosamente, el toro se paró a escasa distancia de Tancredo y, tras permanecer unos segundos frente a él, se marchó a otro lugar de la Plaza. La ovación fue total y la suerte con la que había soñado Tancredo López, ya estaba presentada.

Durante todo el invierno y parte del verano de 1898, el ya famoso torero cómico, siguió realizando y perfeccionando la suerte que llevaba su nombre, adquiriendo un traje blanco, incluyendo un pedestal en la suerte, pintándose la cara también de blanco y usó barba postiza del mismo color…

Don Tancredo

Don Tancredo López, con la vestimenta típica

EL DEBUT EN MADRID

Su nombre, adquirió tal renombre y fama por las provincias españolas, que la empresa de la Plaza de Toros de Madrid, le presentó en la capital del toreo el 30 de diciembre del redondo año 1900, en una novillada con reses de Antonio Segura y Anastasio Castilla.

Se anunció con toda pomposidad y retórica, convirtiéndolo en un gran reclamo para la tarde. Desgraciadamente, la entrada al festejo fue bastante pobre y Tancredo, herido en su orgullo por el escaso público que había ido a verle, realizó la que seguramente sería su actuación de mayor valentía a un novillo de nombre “Espantavivos” y el éxito fue tal, que durante varios días no se habló de otra cosa en las tertulias y cafés de la ciudad, por lo que la empresa lo repitió en otro cartel a los pocos días, consiguiendo, ahora sí, llenar la Plaza.

Tras un nuevo éxito, el nombre de Tancredo López quedó para siempre grabado en el libro de la tauromaquia e incluso su popularidad llegó hasta el teatro, pues la zarzuela Venus Salón, se cantaba un estribillo que después se cantaba por todas las casas españolas y que decía así:

Don Tancredo, Don Tancredo,

en su vida tuvo miedo.

Don Tancredo es un barbián. 

¡Hay que ver a Don Tancredo subido en su pedestal!

spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img

RELACIONADO

spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img