Canal Toros ha hecho oficial la posibilidad que ya avanzábamos en esta modesta pero muy digna página web: la corrida del domingo en Madrid será televisada. También les contamos que se habían vendido unas 14.000 entradas, y la cifra ya ha crecido hasta las 17.000 localidades. No íbamos descaminados, o sea.
Pero el autobombo -práctica siempre un poquito patética- no es el objeto de este artículo, sino más bien el análisis de esa suerte de esoterismo que es el contragafe, y que radica en que todo aquello que el cenizo de turno sentencia a muerte, queda inmediatamente bendecido.
Ello, al hilo de Emilio de Justo, su apoderado y los seis toros de pasado mañana en Madrid. Desde las redes sociales (y como casi siempre, bajo el anonimato) toca ahora hablar sobre el desastre ganadero que se avecina, toda vez que no son aptos varios toros que el departamento de comunicación del torero extremeño había mostrado junto con el resto de ejemplares elegidos para la ocasión.
Visto lo visto, es muy posible que sus sustitutos embistan hasta por el rabo, pues la ruina taquillera que aventuraban los más pesimistas ha desembocado en una aceleración en la venta de entradas que quizá haga rozar el lleno para el día de autos. Para no pocos taurinos, Alberto García es un patán que ignora hasta qué es un toro virulo, que además apodera a un torero cuya principal cualidad es gastar ingentes cantidades de gomina, y que para más inri le va a pegar una patada en el trasero a su representante por consagrarse como un ignorante enciclopédico y un estratega demencial. Y no digo yo que todo eso no sea cierto, pero al primero lo ha elegido José Tomás para organizar la (enésima) corrida del siglo; y el otro, además de guardarle fidelidad monacal a su apoderado, puede llenar la plaza de Las Ventas fuera de abono y con la televisión de por medio. Y como se equivoquen dos toros y medio, salir por la Puerta Grande.
Todo esto me recuerda cada vez más a las recientes declaraciones del veedor de toros e hijo del mítico Tito de San Bernardo, el gran Manolón, cuando en la televisión oficial del Sevilla F.C. preguntaba irónica y retóricamente que quién era ‘El Panda’, refiriéndose al delantero Borja Iglesias, inscrito en las filas de mibetigüeno a cambio de 28 millones de euros pagados al Español de Barcelona, sin que nadie supiera explicar las razones de tamaño dispendio. Pues nada, ha sido lanzar Manolón la pregunta al aire y ‘El Panda’ está metiendo goles hasta con el trasero, amenaza ahora con ganar la Copa del Rey y, lo que sería aún más grave, puede culminar el año perpetrando el hurto de la plaza Champions al Sevilla.
Este periodista entiende que la apuesta de Emilio de Justo es una osadía, entre otras cosas porque cualquier persona sensata lo que debe hacer es torear en Madrid lo justo y necesario y al máximo dinero posible (un día les contaré cómo se las arregló Rafael de Paula hace varias décadas para que le dieran 12 millones de pesetas por torear la Corrida de Beneficencia precisamente por no querer torearla). Pero dicho esto, espera y desea fervientemente que obtenga un triunfo de clamor, que es lo mismo que quiere usted, amigo lector. Pero créame: hay gente triste que prefiere que se hunda.