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Atardecer en El Pincha: así es la camada para el 2023 de la ganadería navarra

Empieza a atardecer en Lodosa. En plena huerta navarra. Tierras fecundas, pródigas en cultivos. Más allá de la vid, son también campos llenos de hortalizas. Los famosos pimientos andan en simbiosis perfecta con cardos, espárragos -aunque no sea la temporada-, borraja, melocotoneros, legumbres de todo tipo… Despensa fértil con la que nutrir buena parte del país. Sin embargo, este otoño remolón depara un paisaje que parece sacado más a esos spaghetti-western de los 60 y 70. Parece que detrás de cualquier arbusto, en cualquier momento, saldrá un forajido, el shériff o hasta el mismísimo Clint Eastwood enjuto y con sombrero de cowboy. Montañas secas, de roca aguijarrada, desgastadas por el paso del tiempo que amenazan con teñir de desértico y oro el horizonte. Porque la paleta de colores no sale de los tonos ocres, de una atmósfera anaranjada, cálida, plomiza, casi de bochorno en pleno noviembre. Al final de una de esas sendas áridas del camino, aparece un hierro: la ‘J’ y la ‘B’ coronadas. Es la entrada a la ganadería de José Antonio Baigorri. El Pincha. Entre sorprendentes cercados hechos con palés, reposan los toros y novillos de esta joven divisa navarra para los próximos años. Toreteate los visitó, en exclusiva, hace unos días. Un reportaje que empezó por una camada de 2023, que volverá a probar suerte con una corrida de toros y cuyos utreros, a expensas de confirmación oficial, saltarán de nuevo a Pamplona en el prólogo de San Fermín.

‘Este año se presenta bien, no tenemos todo colocado aún, pero se han cerrado ya varias cosas -por ejemplo alguna feria de novilladas murciana y un municipio navarro y hablado muchas, vamos a lidiar una cifra parecida a la del año pasado, tenemos en el campo una corrida de toros, cuatro novilladas con picadores y dos más sin caballos’, comenta el ganadero José Antonio Baigorri. 

Unas cifras sensiblemente inferiores al año anterior -en el que se premió con la vuelta al ruedo a varios animales como en Lodosa, Calasparra o la mismísima Pamplona– pero que, tal y como aclara, Baigorri, tiene su explicación: ‘Quiero dejar dos corridas de toros completas, unos 15 o 16 toros para lidiarlos en la camada del 2024, nos gustan y tenemos interés en lidiarlos como cuatreños o cinqueños, ver si, así, poco a poco, podemos seguir creciendo‘.

Sobre la presencia en Pamplona por cuarto San Fermín consecutivo, fijos desde 2018 en la novillada, aunque con el paréntesis obligado por la pandemia en 2020 y 2021, Baigorri espera ‘estar también en 2023, conocemos que hay intención de la empresa de repetir, pero tienen aún que venir a ver la novillada’.

Dentro de un tronco común, que es el encaste Domecq, en El Pincha, confluyen animales con sangres de varias procedencias, si bien, hay dos ramas en este hierro, que ‘se separan en el manejo por su edad, pero nunca por su origen‘.

GERARDO ORTEGA, MARQUÉS, ALGARRA… UNA PRECIADA AMALGAMA DE SANGRES DOMECQ

De un lado, la base de la ganadería procede de Gerardo Ortega, vía Los Guateles, que lo he cruzado con lo del Marqués de Domecq y también tiene un pequeño goterón, aunque ya casi lo ha absorbido, de Luis Algarra, esto es lo que tenemos más cogido el pulso’, describe el ganadero navarro. Luego, por otro lado, ‘aparte, también hay una rama importante de animales con origen exclusivo, sin mezclar, del Marqués de Domecq’, como el precioso colorado número 55, serio y de perfectas hechuras, un ‘taco’, que está dando unos resultados muy buenos.

Además, hay otro semental que ilusiona mucho en casa de los Baigorri, ‘Soñador‘, un burraco, herrado con el número 69, utrero que se aprobó el año pasado tras ofrecer una bravura y una clase excepcionales tanto en el caballo como en la muleta.

En cuanto a la variedad cromática de la camada, en El Pincha, ‘prácticamente todos los ejemplares son de pelaje negro, hay también los citados burracos, que provienen lógicamente de lo de Gerardo Ortega, mientras que los colorados y castaños que aparecen, vienen de lo del Marqués de Domecq‘, describe.

 

Pero no sólo de El Pincha viven los Baigorri. En plural. Porque el relevo parece asegurado con sus hijas, que no faltan a un tentadero, tomando notas e incluso grabando a cada animal. A diferencia de otras vacadas, el ganado bravo es la única fuente de ingresos de esta familia navarra que, sin embargo, además de la divisa principal también posee otro hierro en casa, El Tolco. Su único destino, a día de hoy, son las calles y festejos populares de todo tipo.

‘Está formado con reses con sangre de El Puerto de San Lorenzo, es puro Atanasio Fernández, son animales con mucha caja y aparatosos, fuertes, que, además, hemos cruzado con animales de Casta Navarra, toros agresivos, muy encastados, para que tengan aún más picante en las calles y duren más, que es lo que suele agradar en este tipo de espectáculos’, comenta sobre las reses de El Tolco. 

Así, luce ya, en los cercados que lindan con Lodosa, no sólo la camada de 2023 sino también los animales que tiene previstos lidiar en 2024 la ganadería navarra en las plazas europeas:

 

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