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Urdiales revela el toreo eterno en Colmenar

El riojano cuaja una tarde soberbia cortando tres orejas y firmando dos faenas para enmarcar; Perera corta una oreja y Luque se estrella con el peor lote

Diego Urdiales está protagonizando una temporada para el recuerdo. Por encima de los números, la emoción del toreo eterno. Es difícil quedarse con una sola tarde de tantas en las que está bordando el toreo. La de Colmenar Viejo ya queda en su palmarés como una de las más completas de su vida. Un torero clásico, en estado de gracia y madurez. Un primor verlo torear. Cuando fue a recibir al entipado primero de Zacarías Moreno cogió el capote tan corto como acostumbra en estos últimos años para ofrecerlo con delicadeza, con el corazón. El precioso toro, de nombre ‘Finito’, enseñó su humillada clase desde la primera toma de contacto. El maestro de Arnedo le ganó terreno hacia delante en un largo saludo en el que se embrocó con gusto y verdad. Finito se dejó pegar en el peto de Óscar Bernal, que lo cogió en toda la yema cuando llegó el toro en un relance. Empezó la faena por ayudados por alto, cada muletazo era una estampa de otro tiempo, como el doblón a dos manos rodilla en tierra. Para el cartel de 2022 dejó una trincherilla de una composición exquisita. La gran humillación de Finito se complementaba con el recorrido exacto para hacer el toreo. Las embestidas se sucedían con ritmo y Urdiales se lo enroscaba muy asentado. Quizá mañana algún maestro de una Escuela Taurina le dirá a sus alumnos: Así se torea. Qué gusto. El riojano deletreó el toreo tanto al natural como por derechazos y se preocupó de aportar toques de variedad, imborrable un trincherazo extraordinario. El final a pies juntos tuvo tanto sabor como toda la faena, también los remates hacia las tablas combinando ayudados por alto con detalles de gran empaque. Urdiales, con toda su verdad a cuestas, se fue detrás de la espada. La gran obra había sido coronada. Finito tardó unos segundos en doblar las manos mientras crecía una ovación por su entregada bravura. La sonrisa del riojano se contagió por los tendidos. La felicidad como respuesta al toreo eterno. Recogió las dos orejas con su serenidad habitual, con la humildad que le ha acompañado toda su carrera. El excelente toro de Zacarías Moreno fue premiado con la vuelta al ruedo.

 

Para completar el lote de Diego Urdiales, la suerte le guardó otro importante toro que hizo cuarto. El más serio de la corrida tanto en su expresión como en su comportamiento. El riojano apostó por el toro en una faena basada en la confianza, creyó muchísimo en el fondo del toro. Empezó la faena pasándose el toro por delante con sobrios doblones. Rompió de verdad la obra al natural, dando el pecho como suele hacer en su tauromaquia, llevando cosida la embestida y alcanzando un punto de temple de mucho mérito por la acometividad del toro. Cerró el trasteo rodilla en tierra, con ayudados por bajo, que fueron auténticas joyas. Un pinchazo como mácula a una tarde excepcional. La estocada trajo la oreja.

Miguel Ángel Perera vio como la calidad del primer toro de su lote se veía descompuesta por una descoordinación. Se echó para atrás. En su lugar salió un sobrero de la ganadería titular, algo más basto que sus hermanos (pesó 600 kilos) que resultó obediente a la disciplina impuesta por Perera. Le abrió los caminos, lo llevó muy cosido para convencerle y tuvo un momento de gran acople. Finalmente, el toro se desentendió al final de algunas tandas.

Un trofeo lograría del que hizo quinto, otro toro con buena pasta que se encontró delante a un redondo Miguel Ángel Perera que aprovechó su buena condición. El dominio comenzó desde el saludo por verónicas enganchando por delante la embestida. Se lo ciñó en un personal quite por chicuelinas rematado con una media. Javier Ambel protagonizó un soberbio tercio de banderillas. El arranque de la faena del extremeño fue completamente explosivo: a pies juntos, muy ligado, sin enmendarse. Dos tandas más le regalaría con esa buena clase antes de rendirse al poderoso toreo de Perera. Con inteligencia se fue a por la espada y logró que rodara tras el primer encuentro.

Sin embargo, Daniel Luque fue el peor parado en el sorteo. Poco pudo hacer ante un tercero sin fuerza ni maldad y ante el sexto, que parecía tener buena condición, terminó pasando un trago. Mucho mérito tuvo esa faena en la que tragó las miradas, los taponazos y los arreones del toro que en cuanto se sintió podido se puso francamente complicado. Incluso apostó en unas manoletinas de gran riesgo. Se puso complicado para matarlo.

La afición sacó a hombros a Diego Urdiales que dio una lección de toreo puro, de toreo clásico, de toreo eterno. Viva Arnedo.

Reseña

Martes, 31 de agosto de 2021. Plaza de toros de Colmenar Viejo (Madrid). 6 Toros 6, de Zacarías Moreno, muy bien presentada y de buen juego, destacando el 1º y el 4º. para Diego Urdiales, dos orejas y oreja tras aviso; Miguel Ángel Perera, palmas que saludó entre barreras y oreja y Daniel Luque, silencio y ovación tras aviso.

Incidencias: Saludó Javier Ambiel, de la cuadrilla de Miguel Ángel Perera.

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