Sin duda, Tomás Rufo es una de las grandes irrupciones de la temporada. Seguramente, la mayor. Porque, aunque su trayectoria como novillero fue fecunda y su alternativa en Valladolid contundente al final del 2021, el impacto de sus triunfos y, sobre todo, su toreo está siendo demoledor esta temporada. No hay plaza de enjundia que se le haya resistido. La foto en hombros, acompaña cada paseíllo. Este sábado tiene la oportunidad de sumar otra muesca. Pero, no es una más, se trata de Pontevedra. Rufo debuta en ese irreductible bastión de Galicia que es La Peregrina. ‘Un lujo’, como él mismo define, porque ‘Pontevedra siempre ha sido una feria rematadísima, que sólo tiene sitio para las máximas figuras del momento, para un torero joven, que completa su primera temporada completa como matador de toros… Imagínate lo que significa…’, afirma con orgullo sin terminar la frase.
‘Es una feria muy importante por varios motivos, primero, por esa rotundidad que tienen siempre aquí los carteles, en uno o dos fines de semana, pasan siempre todas las figuras, no falta uno, y, además, es la única que, por desgracia, sobrevive en Galicia, por lo que tiene todavía más valor estar aquí’, valora el torero natural de Pepino.
Por todos estos alicientes, Rufo tiene ‘muchas ganas de hacer el paseíllo’ en el coso pontevedrés. ‘Tiene un mérito enorme ser aficionado en Galicia por lo complicado que se lo están poniendo en los últimos años, sólo les queda esta feria y la gente responde verano tras verano acudiendo a esta feria, así que se merecen poder disfrutar de una feria así, con esta importancia, ojalá podamos responder los toreros y salga todo perfecto’, deseó, calificando su debut en el coqueto coso cubierto de piedra gallego como ‘una tarde de máxima expectación’.
Buena culpa, probablemente toda, de que Pontevedra perdure -ya durante 130 años– como el bastión taurino de Galicia la tiene la familia Lozano, que están al frente de la carrera del diestro toledano. ‘No voy a descubrir el trabajo que vienen realizando desde hace tanto tiempo aquí, pero, cuando te ponen tan difícil trabajar, cuando te encuentras tantas piedras en el camino, mantener intacta una feria así, poniendo año a año tanto cariño, es para alabar y sólo desear que ojalá ese esfuerzo se vea recompensado’, vaticinó, antes de añadir que, en lo personal, su relación de apoderamiento ‘está saliendo fenomenal, en lo humano, la relación es muy cercana y, en lo profesional, también está funcionando todo’.
No en vano, Rufo llega a Pontevedra después de atravesar prácticamente España, pues el viernes toreó en Huesca, donde abrió la Puerta Grande. Vivir en torero, devorar kilómetros en la furgoneta, toreando prácticamente a diario, algo que el toledano siempre soñó: ‘La verdad es que la temporada está marchando bien, aunque los viajes se hacen largos, ya buscaremos la fórmula de que los kilómetros no pesen, estoy feliz, porque estoy cómodo delante de los toros, está habiendo triunfos y podré acabar la temporada con un número importante de festejos toreados’.
Además, la práctica totalidad de esas corridas incrustando su nombre por derecho propio en los carteles fuertes, compitiendo con los pesos pesados del escalafón. ‘Soy un torero joven, tengo mucho que aprender todavía, es pronto para ubicarme al mismo nivel que esos nombres que llevan unas carreras tan largas, tan rotundas, de años y años en la cima, me queda por hacer bastante, pero, verme cada día anunciado, haciendo el paseíllo cada feria con las figuras del toreo, me hacen sentir que voy en el camino correcto y estoy muy satisfecho de lo que estoy haciendo’, concluye.