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Se abre la Puerta Grande de la Plaza México, y por ella sale Miguel Aguilar

Otra vez la tarde resplandece ante el enigmático, sublime, melancólico ruedo de la Plaza México. En los tendidos hay gente joven y desde luego los aficionados tradicionales, quienes unen sus voces en alborotado rugido, aclamando el ¡oleeeee! en torno al ansiado paseíllo. La fiesta brava vuelve a vivir, y para recalcitrar sus emociones, han llegado más de ocho mil espectadores.

Los novillos proceden de la legendaria ganadería de San Diego de los Padres, desiguales en presencia, débiles en su mayoría, siendo el sexto el que permite fraguar con intensidad los sentimientos del toreo.

Abre plaza el novillero Miguel Aguilar, sabedor de lo que significa cortar orejas en esta plaza, ya que en la temporada 2019 logró conquistar 5, y demuestra hoy,  la confianza de sus triunfos anteriores, además de un gran adelanto en su quehacer taurino.

Con el capote luce bien al torear a la verónica y también en un quite por ajustadas gaoneras. Ya con la  muleta frente a sí, estudia con sapiencia las embestidas del burel y se da cuenta que le cuesta entregarse, por lo que es el novillero quien define la faena en función de plantarse firme en la arena y mandar al novillo en sus muletazos por ambos lados. Está en lidiador y ofrece valientes desplantes y una tanda muy comprometida por manoletinas. Decidido se arma con la espada y asesta un estoconazo, lo que le vale cortar la primera oreja del festejo.

El cuarto novillo es débil y pierde sus propios terrenos desde los lances con el capote. Un futuro de faena poco prometedor ante esas condiciones. Pero ahí está muy dentro del joven aguascalentense , la paciencia y el conocimiento para lograr la inesperada faena. Logra que el astado se mantenga en pie y hasta embista, endilgándole muletazos por ambos lados, incluso en redondo, con gran temple. Como rúbrica a su inteligente trasteo, echa rodillas a tierra y traza no sin trompicones, una tanda de manoletinas. Mata al novillo de una estocada entera y se alza con el corte de otra oreja.

Segundo espada en el cartel es Eduardo Neyra. Nervioso sí, ante el grave compromiso de volver a la Plaza México y en tarde de reapertura novilleril, por ello improvisa el encuentro con su novillo con chicuelinas y un quite por saltilleras. Ya con la muleta y lo descastado de su enemigo, compone la figura hasta lograr una buena tanda por naturales. Lo demás son muchos pasos entre los pases y acaba con estocada caída para escuchar tibios aplausos.

Pero con el quinto viene el desquite. Espera de hinojos en el centro del ruedo al novillo y le instrumenta 3 largas cambiadas con mucho valor. Luego ya sin picadores en el ruedo, realiza caleserinas para ataviarse con el ánimo del público. Nuevamente pone rodillas en la arena para iniciar con la muleta y se deja ver con derechazos extensos y con un cambiado por la espalda, sí todo de hinojos. Ya de pie se expresa con buenos muletazos por ambos lados pero el de San Diego de los  Padres no acaba por romper. Empuña el acero y deja otra estocada entera para que a petición popular el juez de plaza le otorgue el premio de una oreja.

Alejandro Adame se presenta por vez primera en el máximo escenario. Mucho y bien se ha hablado de él por sus actuaciones recientes en España. Habrá entonces que demostrarlo.

Con el tercero del festejo se muestra empeñoso con el capote aunque luego viene a menos. En la muleta el novillo revolvía muy pronto entre cada pase aunque se prodigaba un poco con largueza. Alejandro lo va consintiendo y así logra algunos muletazos de calidad. Recurre también a manoletinas y con la espada señala un pinchazo hondo que es suficiente para que doble el novillo. Escucha aplausos.

Con el sexto es otra historia. Una salida espectacular del novillo que recorre el ruedo con emotividad. Es contagiado Alejandro por la euforia del astado y lo recibe con dos faroles de rodillas pegado en tablas. Quita por navarras muy ajustadas y el público se le va entregando. Su cuadrilla se luce y el picador Omar Morales y el banderillero Víctor Mora, son aclamados en el tercio por su brillante actuación. Empieza a llover, justo cuando toma la muleta, y aunque la lluvia no es intensa, la entrega del novillero sí que lo es. A media tanda de una serie de derechazos es cogido aparatosamente. El trance es conmovedor ya que no puede salir de la cornamenta de su agresor. En la desesperación del peligro que le acecha, su hermano el matador Luis David, lo jala de la cara del toro y le da tremendo azotón a  dos metros del novillo, lugar donde le vuelve a prender. Las asistencias se lo llevan, todos pensamos que va herido de gravedad, pero al llegar al callejón se desafna de sus auxiliantes y regresa como un jabato al ruedo. La afición lo aclama y  vuelve con la muleta a vender cara su afrenta. Muy conmovido y apaleado, se arma con la espada frente a su rostro y con determinación inaudita deja todo el acero dentro del burel.

El público muy emocionado pide la oreja  y el juez se la otorga, pero algo pasa en el ruedo y en una confusión inverosímil el alguacilillo no le entrega la merecida oreja. Tuvo Alejandro que dar la vuelta al ruedo sin el premio del novillo pero sí con la entrega total de los aficionados. Ya termina la vuelta triunfal y entonces sí, le dan en propia mano la oreja perdida.

Los tres novilleros son triunfadores con corte de orejas, pero Miguel Aguilar sale por la Puerta Grande.

RESEÑA

Domingo 14 de octubre de 2021. Plaza de toros de Plaza México (México). 6 Novillos 6, de San Diego de los Padres para Miguel Aguilar, oreja y oreja; Eduardo Neyra, ovación y oreja y Alejandro Adame, ovación tras aviso y oreja.

Incidencias: Miguel Aguilar sale por la Puerta Grande.

 

José Luis Orleans

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