Morante, Talavante y Roca Rey, en hombros en una apoteósica tarde en Salamanca

La tarde de hoy en La Glorieta pasará a la historia. Morante, Talavante y Roca Rey han cruzado la Puerta Grande entre vítores después de cortar un total de siete orejas y de firmar tres importantes faenas, en la que se ha visto los tres diferenes conceptos que poseen.

Abrevió Morante con un primero de Núñez del Cuvillo agarrado al piso y con peligro. Fue el garbanzo negro del encierro. El sevillano se fajó por bajo con él y se fue a por la espada.

Al cuarto bis, Morante lo saludó con un ramillete de excelsas verónicas. Fue el preludió del lío que vino después. Cuajó de principio fin a un toro que no estuvo sobrado de clase, pero con al que le dibujó muletazos con sabor, por bajo y con hondura. Faena de rotunda inspiración. Mató de una estocada y paseó dos orejas.

Ajustadísimo el quite por gaoneras de Talavante, al segundo. Al igual que fueron los estatuarios con los que inició la faena. Los mejores pasajes llegaron al natural, con estética y temple. Abrochó por bernardinas y un buen espadazo y le concedieron el doble premio.

Le faltó casta y transmisión al quinto «Cuvillo», al que lanceó bien Talavante. Al último tercio, llegó sin fondo alguno. El extremeño cimentó una labor en la que la cadencia y el mimo fueron sus mejores virtudes. Emborronó la labor con la espada.

Comenzó Roca Rey la faena rodilla en tierra para dejar una serie en redondo. El de Cuvillo, no fue nada fácil, y muy brusco. El extremeño se impuso a base de firmeza y valentía. Se rajó pronto y se pegó un auténtico arrimón. La espada cayó desprendida pero cortó las dos orejas.

Roca Rey sacó la raza porque no quería irse a pie de la plaza. Recibió al primero por gaoneras como sentencia. Su oponente no estuvo sobrado de fuerzas, acusándolo en un inicio de rodillas. Se puso en las cercanías para conducirlo al natural con temple y hondura. El público muy con él, le pidió las dos orejas.