‘A todos aquellos personajes que, desde el segundo plano, guardan y transmiten la memoria íntima del toreo, tan distantes de la versión oficial, y en especial a los mozos de espada clásicos, por su sabia discreción’. La dedicatoria, ya es toda una declaración de intenciones. También la fotografía que ilustra estas ‘Historias del toreo que nunca te contaron’, el nuevo libro de Paco Aguado. Un mozo de espadas, como el padre del propio Aguado, cosiendo una muleta de espaldas al ruedo en la vieja plaza de toros de Bilbao, allá por los años 40. ‘He querido buscar y reivindicar esos personajes secundarios que siempre tuvo el toreo y cuyas vidas solían ser mucho más intensas, más literarias, que las de las figuras a las que acompañaban’, matiza poniendo énfasis en ese ‘literarias‘.
‘Todos los que escribimos de toros, pienso que deberíamos ser menos técnicos en la manera de hablar, de contar, y sí más literarios, más didácticos, abrir nuestro lenguaje al que sabe de toros y al que no sabe, hay que tener en cuenta que llevamos treinta años fuera de los grandes medios de masas, sin presencia para la Tauromaquia, cualquier joven parte prácticamente de cero, no sabe qué es un capote o una muleta, no hay un conocimiento de base, por desgracia, hoy, un chaval de 17 años en España sabe de toros prácticamente lo mismo que uno de Dinamarca‘, lamenta en una reflexión que tiene mucho de autocrítica al periodismo taurino: ‘Alguien no taurino coge una crónica y se cree que lo que hay escrito es sánscrito, a veces, usar palabras complejas no es más que una manera de tapar tu propia ignorancia‘.
Después de la genial biografía de ‘Joselito El Gallo, rey de los toreros’, la nueva aventura editorial de Paco Aguado este invierno es un caleidoscopio de episodios sobre el toreo a través de la Historia de España: ‘La época de Joselito el Gallo y Juan Belmonte fue una época que simbolizó esa recuperación del país, igual que Manolete personificó como nadie esa austeridad y ese sufrimiento en silencio que trajo la Postguerra, igual que los toreros que surgen en la década de los 80 encarnaron esas ilusiones que necesitaba España‘.
Tras glosar las carreras de figuras como el citado Joselito, José Tomás, Morante… buscó, ‘disfrutar escribiendo’. ‘Y yo’, prosigue, ‘disfruto muchísimo escribiendo de toros, porque ahora escribir de toros es un reto, pero, para mí, sobre todo, es un placer, en esta época de prisas, que va todo a la carrera, es un privilegio encontrar ese reposo para leer o para escribir, asimilar mejor, despacio, historias que tienen tanto interés como las que se narran en las páginas del libro’.
La Tauromaquia como hilo conductor de la Historia de España. O, ¿es al revés? Para el autor, ‘ambas son la misma cosa’. ‘Aunque se trata de capítulos aparentemente separados, en realidad, todos están interrelacionados por la evolución de nuestro país, yo le daría la vuelta a la célebre frase de Ortega y Gasset, de que «Para conocer la Historia de España, hay que conocer la Historia del toreo«, porque para conocer la Historia del toreo, también hay que conocer el contexto histórico que tuvo en cada etapa taurina España‘, matiza el periodista.
En este sentido, Aguado matiza que ‘hablar de esa relación entroncada con la Historia de España no equivale a politizar las corridas de toros’. ‘La política siempre ha querido coartar o sacar partido del toreo, ha influido siempre para mal’, comenta antes de hacer una reflexión en voz alta.
‘La izquierda nunca rehuía los toros, sabía de su importancia, porque el pueblo estaba ahí, en las corridas de toros‘
‘La Fiesta siempre ha sido algo apolítico, tesulta chocante ver cómo la izquierda trata ahora la Tauromaquia, en la Historia -basta mirar los ejemplos de la República o de Santiago Carrillo que aparecen en el libro-, nunca rehuía los toros, la izquierda sabía de su importancia, porque el pueblo estaba ahí, en las corridas de toros’, recuerda.
La acogida del libro ha sido excelente por parte del público. Aguado está ‘satisfecho con el buen tirón que ha tenido desde que llegó a las librerías’. ‘Los comentarios de la gente y la crítica han sido buenos, ya va por la tercera edición, el mercado de la literatura taurina es pequeño, pero por suerte, esta editorial, El Paseo, ha querido apostar por la Tauromaquia siempre y, ahora, además más específicamente creando El Paseíllo, estrictamente taurina’, comenta.
Y es que el periodista y escritor tiene claro que ‘hay una nueva generación deseosa de conocimientos taurinos’. ‘Por ello, tenemos esa obligación de hacer un esfuerzo en la calidad de lo que se escribe, en darle una visión moderna de este espectáculo, hacer una literatura abierta, no endogámica, no tan rancia, insisto en eso de escribir tanto para el que sabe de toros como para el que no sabe, ser didácticos para que se sienta atraído por este mundo tan maravilloso como es el toreo‘, reivindica.
‘Ahora mismo somos hijos de nuestro tiempo, un tiempo más bien plano, nos cuesta salir de esa línea de producción en serie que nos marcan, todos nos parecemos: pensamos igual, comemos igual, vivimos igual, vamos uniformados… Por eso, es complicado el reto de escribir distinto y también el de encontrar personalidades, con esa determinación para ser diferentes, ésa es la historia que hay que contar’, pondera.
LA SINGULARIDAD DEL PERSONAJE EN SEGUNDA FILA FRENTE AL ESTEREOTIPO DE LAS FIGURAS
No obstante, reconoce que ‘esos carácteres singulares, con esa personalidad única, cada vez son más complejos de encontrar también entre los toreros, figuras de un perfil tan acentuado como los Belmonte, Joselito el Gallo, Belmonte… Hoy se ven con cuentagotas, además, todos prácticamente han seguido el mismo estereótipo: una proyección grande como novillero, su ascenso posterior hasta convertirse en figura, un periodo en la cumbre, su ocaso que acaba en retirada y los habituales regresos a los ruedos que tenían después’.
‘Al final, es una vida que da para esa biografía que podemos leer en el Cossío y poco más, vivimos en una sociedad mecanizada, también en la forma de saber y de informarnos, muchas de estas historias que se cuentan en el libro se fueron contando boca a boca, la magia de esa transmisión oral, de esas viejas memorias, no se puede perder’, demanda el autor.
‘Esas personas de segunda fila, que permanecían a la sombra del torero, escoltando a las grandes figuras, sabían los porqués, las motivaciones más profundas y reales que movían a esos grandes nombres, ahí está el significado de esa fotografía del mozo de espadas cosiendo de espaldas en el callejón de la plaza de toros’, comenta al tiempo que destaca el poder de las imágenes escogidas para ilustrar la obra: ‘Todas tienen mucho sabor, como la de Juan Belmonte ayudando a esa actriz y nadadora a subir al caballo’.
Pero, y si de las decenas de vidas que se cuentan en las 333 páginas de ‘Hstorias del toreo que nunca te contaron’ hubiera que quedarse sólo con una, ¿cuál sería? Paco Aguado lo tiene claro. Escoge dos nombres: ‘Sin duda, elegiría a Antonio Corbacho, porque además tuve la fortuna de conocerle en persona y considerarme su amigo, tenía una personalidad muy especial, pero tampoco quiero olvidar la figura de Domingo Dominguín‘.
‘Domingo fue uno de los mayores dinamizadores del mundo taurino, empresarial y hasta político de la sociedad española que han existido, desde su perfil de torero, de empresario, de vividor sin complejos, era un auténtico catalizador del mundo intelectual de su época, ha permanecido en cierta medida oculto por la figura de su hermano Luis Miguel, también porque vivió en la contradicción: para los comunistas no estaba bien visto por ser taurino y para los taurinos tampoco por ser comunista’, concluye Paco Aguado. Sin duda, su último libro es uno de los mejores regalos para estos Reyes.