Tres orejas corta Jesús Martínez “Morenito de Aranda” y una Emilio de Justo a una buena corrida de La Quinta en el tercer festejo de la Gira de Reconstrucción en la provincia de Málaga.
Mielero, número 112, es el primero de la tarde. Su lidia y muerte corresponde a Morenito de Aranda. A la verónica, saliéndose hacia los medios lo recibe el diestro que deja dos excelentes medias. Humilla el animal, pero finaliza sus embestidas con la cara alta. Se arranca el toro con prontitud al caballo que monta Manuel Sayago; tuvo que rectificar el puyazo en varias ocasiones tras caer algo bajo. Muy buenas verónicas deja de nuevo Morenito, en esta ocasión en el quite que realiza. En la templada lidia de Andrés Revuelta se atisba la nobleza del animal. Brindis al cielo del coleta que, inicia la faena con mucha torería sacando a Mielero al centro del ruedo. Un tanto desentendidas son las embestidas de este primero. Con mucha suavidad, torea sobre la zurda. Por el pitón derecho le deja sitio, distancia entre muletazo y muletazo e intenta que el toro no le toque el engaño, tarea nada fácil ya que su antagonista finaliza la embestida con la cara alta. Conforme avanza la faena, más se desarrollan los defectos de Mielero, ante esto Morenito lo torea con mucho temple para suplir la falta de ritmo. En dos ocasiones entró a matar, ambas en la suerte natural pasada la segunda raya. No fue suficiente la estocada, hace uso del descabello doblando el de La Quinta en el primer intento. Oreja.
Cárdeno oscuro, estrecho de sienes es Coquinero. Se estira a la verónica Emilio de Justo. German Gómez Barrera, desarrolla el tercio de varas. Desde lejos, a la llamada de su voz va el toro al caballo. Deja un puyazo un tanto trasero. En banderillas, cambió el tercio con dos pares. Con doblones templados, pasando al toro pos ambos pitones saca a su antagonista a los medios. La primera tanda, sobre la diestra es muy templada. Por el pitón izquierdo hace hilo Coquinero, que requiere que se le pierda un paso. Tres series dio de Justo que decide abreviar. No era fácil el toro. Estocada. Aunque no mayoritariamente piden trofeo, el presidente lo coincide. Oreja.
El tercero de la tarde, serio, badanudo, cárdeno bragado, de nombre Peluquín es aplaudido de salida. Un ramillete de verónicas deja Morenito en el recibo capotero. Bien lo hace el toro humillando en el capote. A continuación, largo lo deja colocado en el caballo que monta Héctor Piña. Coloca el toro la cara en el tercio de varas, y no da ni un derrote en el peto. Con mucha suavidad lo saca José Manuel Zamorano del caballo. Muy despacio y con mucho temple hace el quite, a la verónica, de Aranda, que tuvo un bonito detalle dejándole hacer el quite al sobresaliente Pepe Luis Gallego, que estuvo muy templado. Nada fácil es el de La Quinta en banderillas. Un buen par dejó Andrés Revuelta. Encastadas y exigentes son las embestidas del tercero, que Morenito conduce con mucha firmeza hasta el centro del anillo. Una vez allí, empieza el toreo en circular sobre la diestra. Lleva colocada la cara Peluquín desde el principio hasta el final del muletazo, transmiten sus embestidas. Sigue toreando el diestro burgalés sobre la diestra, rematando con la zurda con largos pases de pecho. Ya con el animal algo más parado torea al natural, deja muletazos de trazo largo. Toro exigente, con el que Morenito está a la altura. Entra a matar en la suerte contaria. Dos orejas y vuelta al ruedo a Peluquín.
El cuatro y último de la tarde, Ballestero, número 22, no permitió el lucimiento de Emilio de Justo con la capa. Tiene poco recorrido y embiste con las manos por delante. Pica Juan Bernal, puyazo arriba pero un tanto trasero. No deja de empujar fijamente el toro en el caballo, lo hace con los riñones. Un tiempo le deja “Morenito de Arles” antes de empezar a lidiar. También en está ocasión cambia con dos pares de Justo, que posteriormente brinda al público. Dándole el pecho, con la muleta en la zurda comienza a torear en circular; pide el toro que lo lleven a una altura concreta, de lo contrario, protesta en el muletazo. En la siguiente tanda, también sobre la zurda, consigue conducir las embestidas de Ballestero en el punto ideal para que no pierda las manos y también para que no proteste. Es este uno de los mejores momentos de la faena. Poco a poco, de menos a más, construye la faena. Toreó a placer en el epílogo. Entra a matar pinchando en varias ocasiones, emborrona su actuación con el acero. Vuelta al ruedo.
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