Tres orejas pasea Juan Leal y dos Ginés Marín a un noble encierro del Parralejo en el primer festejo de la Gira de Reconstrucción en Extremadura.
Insólito, número 47 es el primer toro de la tarde cuya lidia y muerte corresponde a Juan Leal. El diestro, lo lleva hacia afuera pero el de El Parralejo sale un tanto suelto de las verónicas que conformaron el recibo capotero. Vicente González Barrera es el encargado de desarrollar el tercio de varas. Deja un puyazo algo trasero. A continuación, capote a la espalda, por saltilleras quita Juan Leal. Tanta movilidad como falta de fijeza tiene el primero de la tarde. Brinda al público. Inicia faena de rodillas en el centro del ruedo. Muy quieto, se saca al toro por la espalda, este se le para y se ve obligado a acortar las distancias. Aún de rodillas, torea en circular sobre la diestra. Suenan los primeros aplausos de la tarde. Sobre esta misma mano, prosigue toreando. Se atisba la falta de entrega del animal, que transmite a ratos. Cada vez es más evidente que Insólito quiere huir de la muleta del francés. Sobre la zurda, también le deja la muleta en la cara para evitar que el animal vea las tablas y se dirija a su querencia, toriles. Ya cercano a tablas, va poniendo fin a la faena con circulares invertidos. Concluye con bernadinas. En la suerte contraria y con considerable distancia realiza la suerte suprema. Oreja con petición de la segunda.
El primero de Ginés Marín, segundo de la tarde, de nombre Fugilla es más fino y agradable de cara. Por verónicas lo recibe Ginés, dejando las mejores y más templadas por el lado derecho. También sale suelto el animal, aunque menos que su hermano. Mientras el espada intenta dejar a Fugilla en el caballo, este clava los pitones en el suelo sufriendo una voltereta. Pica Agustín Navarro, que un puyazo bajo que posteriormente rectificó. Quite de Ginés por muy ajustadas chicuelinas. Cambia el tercio con dos pares de banderillas. Tras brindar al público, rodilla en tierra, conduce con mucha torería las embestidas del astado. Posteriormente, de varias tandas sobre la diestra, siendo la mejor la segunda de ellas, en la que logró cogerle la distancia y el sitio a su antagonista. Por el pitón izquierdo, embiste mejor el toro, pero se le abre mucho, consecuentemente Ginés tiene que colocarse, volver a cruzarse y ganarle un paso. Deja buenos naturales. Cambia de nuevo de pitón, se decanta por realizar una tanda variada en cuanto a recursos para suplir las carencias de el de El Parralejo. Conforme va avanzando la faena, mayor es la querencia de Fugilla hacia las tablas. Tal y como hizo su compañero de cartel, recurre Ginés al toreo en cercanía y los circulares invertidos. Estocada muy tendida, que le obliga a hacer uso del descabello. Oreja tras aviso.
El toro más alto y basto de la corrida fue el número 68, de nombre Buenaire. Basó la lidia con el capote Juan Leal en el toreo sobre las piernas con el objetivo de sacarlo al centro del anillo. En el tercio de varas, colocado de costado le llegó el estado al caballo que montaba López Candel, consecuentemente dejó un medido puyazo trasero. En banderillas, dos buenos pares dejó Agustín de Espartinas, lo que le hizo desmonterarse. No hubo brindis en esta faena que comienza paralelo a tablas sacando al toro a los medios. Buenaire quiere más de lo que puede. Juan Leal es consciente de las limitaciones de su antagonista, motivo por el que decide torearlo suave por el pitón derecho, dándole un poco de espacio para que no se sienta podido y se venga abajo. Sobre la zurda, le deja la muleta puesta y consigue templados y largos naturales. Poco a poco se duermen las embestidas del número 68, pero esto no es inconveniente para que el coleta, que prosigue con la faena haciendo uso de diferentes recursos. Diferente fue la parte final de la faena en la que toreó de rodillas. A toro parado entra a matar. Dos orejas.
Salta al ruedo Cañaílla, el cuarto y último de la tarde. Toro bajo, de buenas hechuras, el más serio del festejo. Con un ramillete de verónicas rematado con una media lo saca al centro del ruedo Ginés Marín. Su antagonista no repitió en la capa, continuamente se paraba a escarbar. En el tercio de varas, Cañaílla va a relance al caballo que monta el padre del matador, Guillermo Marín, que dejó un puyazo en todo lo alto. Con mucha torería sacando al toro de las tablas da comienzo al último tercio. Continúa toreando por el pitón derecho, le deja la muleta en la cara y tira de ella, no permitiéndole ningún lugar de huida. Buenos pases de pecho deja. Tiene nobleza el animal pero se va parando, le falta empuje. No le permite hacer a Ginés el toreo ligado por debajo de las primeras tandas. Larga fue la faena, aunque estructurada sobre el pitón derecho, el mejor momento fue una tanda de naturales. Finaliza con bernardinas. Entró a matar a toro parado dejando menos de media estocada trasera, teniendo que hacer uso del descabello. Oreja tras aviso.
GALERIA
