El gusto de Rufo devuelve el toreo a Ciudad Rodrigo 

El minuto de silencio por el desgraciado inicio del Carnaval congeló por momentos la Plaza Mayor, y la megafonía dijo una verdad, porque nada podrá ensuciar que Ciudad Rodrigo ha sido capital mundial en la vuelta a la vida.

El vestuario, que nunca pasa de largo en estos días, se torna en seriedad cuando se pisa el ruedo de corto. Sonreía José Mari en el burladero mientras firmaba unas cuantas fotos de los aficionados que resplandecen doblemente por volver hoy.

Esperó Chaves al primero, pausado a la verónica, y lo fue llevando a los medios pese al cabeceó del toro, que derribó poco después a Manuel José Bernal. Le cogió el ritmo Chaves al primer novillo, que fue reservón en el primer trasteo, pero completó dos tandas de derechazos con el sello de la sabiduría. Y pese a los incómodos cabeceos del primer novillo de la vuelta, toreó sin prisas basándose en la diestra. Sin facilidades y mucho empeño consiguió completar una actuación basada en la experiencia. Se cuadró frente a la calle Madrid, estocada entera y eficaz. Oreja.

Un par de verónicas de Manzanares fue lo que se encontró el segundo de Domingo Hernández, que tomó el capote con entrega. Inicio en la zona de confort para los novillos, allí donde prometió la faena con la derecha del alicantino que se encontró con la repetición humillada del novillo.Y en esa entrega, alzó por los aires sin consecuencias al torero. Cambió al natural pero le faltó la alegría que regresó con una tanda de derechazos. Persistió por ese pitón con buen criterio y el público entró de lleno. Dejó media estocada caída pero que hizo doblar rápido. Oreja que paseó feliz con el pañuelo naranja protagonista de estos días.

Más cuajado el tercero que tocó en suerte a Rufo, que ya saboreó el éxito farinato en su bolsín taurino hace seis años. Lo cuajó al inicio con la diestra pero el novillo bajó el ritmo y le faltó continuidad y enfrió la faena. Puso la clase y estética Rufo con el clasicismo que siempre debe estar de moda. Los mirobrigenses se empaparon del toreo que ha dado renombre merecido a este torero. Cuajó tandas con verdad, pero el novillo salía disperso en el final de muletazo y optó el talaverano por alargar el epílogo en las cercanías. Colocó bien el acero y desorejó al tercero que fue aplaudido en el arrastre.

La ilusión de Diosleguarde se puso de rodillas para recibir al cuarto de Domingo Hernández. Se estiró a la verónica el novillero sin poder redondear el saludo por no encontrar colaboración del último de la tarde. Puso tesón y variedad en la faena que ensució la brusquedad en la muleta impidiendo la rotundidad en las tandas. Voluntad en toda su actuación y también en la recta final que procuró sin suerte al natural. Se tiró con todo Manuel y enterró el acero. Oreja.

Juan José Díez

Imagen C.Díaz vía @tomasrufotorer