Isaac Fonseca ya es matador de toros. Con irreprochable entrega, el mexicano tomó la alternativa esta tarde en Dax (Francia), que inició su Feria de Agosto con un asfixiante calor por encima de los 40 grados a las cinco de la tarde, y dio una vuelta al ruedo, que bien pudo ser un trofeo, del toro de su alternativa de Núñez del Cuvillo, que envió a Las Arenas un encierro blando y al límite para los toreros, que poco pudieron hacer más que justificarse. Por ello, tanto Manzanares como Roca Rey fueron silenciados en sus respectivos lotes.
El primer toro en el escalafón superior de Isaac Fonseca, de nombre ‘Dudosito‘, fue un ‘Cuvillo‘, tardo, pero que tuvo cierta bondad, una vez que tomaba los engaños. El mexicano, a base de aplomo, muy encajado y bien colocado al pitón contrario, firmó una labor llena de entrega en la que dosificó al toro en tandas cortas y cuidando los tiempos entre tandas. Muy torero, tuvo entrega y emotividad el trasteo, que abrochó con unas manoletinas ceñídisimas. Se volcó sobre el morrillo y dejó una estocada en el sitio, que hizo aflorar los pañuelos de manera mayoritaria. Sin embargo, el palco no la otorgó y dio una clamorosa vuelta al ruedo.
Cerró plaza el esperado ensabanado punteado, precioso animal entipado en la vía Osborne de Cuvillo, al que recibió de rodillas con una larga cambiada. Lo toreó muy ceñido tanto a la verónica en el saludo como en el galleo posterior por chicuelinas para ponerlo bajo el peto. Brindó a Roca Rey y comenzó en la boca de riego con un cambiado por la espalda de hinojos. Fue el preludio de una labor, otra vez, repleta de entrega y valor, muy asentado en la arena, pero que no encontró respaldo en su adversario, que duró muy poco. Se le resistió, esta vez, la espada.
A favor del toro, recibió Manzanares al segundo, sin apretarlo y ayudándolo a embestir. Muy medido en varas, fue un colorado que quiso más que pudo y que terminó por afligirse en el último tramo del trasteo. Faena limpia y compacta, basada en el toreo sobre la diestra, pero a la que faltó transmisión. Certero con los aceros.
El titular fue devuelto por su extrema endeblez y en su lugar salió un sobrero del mismo hierro, más fino y terciado. Manzanares administró el castigo en varas, pero fue en vano, porque el animal llegó sin empuje al tercio de muleta, donde el alicantino apenas pudo esbozar un puñado de tandas, de buen trazo, pero cortas, porque al ‘Cuvillo‘ le costaba. Por ello, no hubo lucimiento.
Muy reunido y encajado fue el saludo de Roca Rey al tercero, otro colorado que no anduvo sobrado de motor, por mucho que siempre tuvo la intención de colocar la cara y humillar en las telas. El sudamericano lo toreó con suavidad, sin exigirlo, ni un sólo tirón, pero resultó muy costoso ligar los muletazos y conseguir por la floja condición del animal que, además, buscó en un par de ocasiones la puerta para rajarse. Sin opción.
Apenas se le señaló en varas al quinto que, Roca Rey, en vista del denominador común del encierro gaditano, se quiso dejar crudo para la muleta. Comenzó de rodillas junto a las tablas en un inicio volcánico, muy encajado y tirando del animal con temple. Prosiguió al natural con esa misma despaciosidad, ya en pie, dibujando buenos muletazos, pero le faltó alma al trasteo por la transmisión y raza de las que el toro carecía. Sin opción de que tomara vuelo, el peruano optó, más pronto que tarde por tomar el camino de la espada.
Plaza de toros de Dax, en Francia
. Primera de la Feria de Agosto. Lleno en los tendidos. Toros de Núñez del Cuvillo, el cuarto como sobrero, bien presentados y, en general, muy medidos de fuerzas. Más de uno, al límite, quisieron más que pudieron.
José María Manzanares (de gris plomo y oro), silencio en ambos.
Roca Rey (de rosa y oro), silencio en su lote.
Isaac Fonseca (de crema y oro), que tomó la alternativa, vuelta al ruedo y silencio.
