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Caballero y Jarocho, bendita la rama

Los dos jóvenes de dinastía pasean los únicos trofeos de la novillada sin caballos que inauguraba la feria de Fallas de Valencia

 

Sonó a gloria el Pan y Toros, dos años y dos días después del persianazo pandémico de 2020. Seis ilusiones trenzaban el paseíllo alentadas por una afición que mira de reojo al cielo ante la amenazante previsión de lluvia de cara a los días grandes que están por venir. Ni qué decir la empresa, en tiempos de debut en el coso de la calle Xàtiva. La calle ya respira fiesta y puede uno cruzarse la ciudad de carpa en carpa sin tocar el suelo, acariciándose la ansiada normalidad. Tendría narices, ocho meses sin llover y…

Manuel Caballero traía consigo el nombre y un terno sangre de toro y oro de su señor padre. También el temple made in Albacete. Lucido de capa en el recibo, en el quite, le apunté una media verónica sensacional. Aprovechó las embestidas de un novillo de buena condición pero medido poder. Clasicismo y verticalidad que se agradecen frente al contorsionismo. El estoconazo hasta las cintas, haciendo la suerte por derecho y despacio, fue el preludio de la primera oreja de la feria.

Nek Romero, nombre de estrella del pop y apellido del Faraón. Una alquimia para anunciarse en los carteles venida de Algemesí tras la que brota la intención de torear despacio y bien. Los pases de pecho a la hombrera contraria y las naturales de buen trazo se fueron al traste con la espada.

La novillada de Valrubio y Valdeflores, variada de capa y condición, contó con un tercero enrazado, de larga embestida. Ante él porfió el castellonense Aarón Rull, en faena de discurso largo pero escaso contenido.

Hora y media de festejo había transcurrido cuando llegó Jarocho con el sentido de la medida y la frescura necesarias para levantar los ánimos del personal. Vistoso el tercio de banderillas y valiente el inicio de faena de hinojos toreando en redondo. El querer ser torero sin importarle las condiciones de un novillo sin fijeza al que buscó las vueltas siempre. El descabello privó de la salida a hombros a la nueva esperanza burgalesa.

No tuvo historia alguna el capítulo quinto con el espigado francés Lenny Martins y un novillo más informal que tampoco se comía a nadie. Camino de las dos horas y cuarenta y cinco minutos de función y tras ocho avisos, se arrastraba al manejable sexto. Capítulo aparte merecería el asunto del metraje de los espectáculos taurinos. Y es que 165 minutos para una novillada sin caballos son molto longo, que dirían por el Bernabéu en las noches de épica y remontada. Joel Ramírez anduvo fácil y solvente con él, cerrando su labor con unas ajustadas bernadinas antes de atascarse con los aceros.

RESEÑA

Sábado, 11 de marzo de 2022. Plaza de Toros de Valencia. 1ª de la Feria de Fallas. Novillada sin picadores. 6 Erales 6, de Valrubio y Valdeflores (3º y 6º), bien presentados, de parejas hechuras y variado juego. Los mejores 2º y 3º, para: Manuel Caballero, oreja tras aviso; Nek Romero, ovación con saludos tras aviso; Aarón Rull, silencio tras dos avisos; Jarocho, oreja tras aviso; Lenny Martins, silencio tras dos avisos, y Joel Ramírez, silencio tras aviso.

Incidencias: Un cuarto de plaza en tarde agradable. Destacó en la lidia del tercero Fernando López. Roberto Martín “Jarocho” actuó a las órdenes de su hijo en el cuarto. El banderillero Juan Rivera se cortó la coleta a la conclusión del festejo.

Imagen: @plazadevalencia

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