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Valencia: los toros de Algarra levantan las mayores ovaciones en la desencajonada de la Feria de Julio

La Feria de Julio alzó el telón con su tradicional desencajonada. Ya saben, la noche, el toro, la luna… hay citas mágicas en el calendario que no se pueden ni se deben perder. Al reclamo del ganado a lidiar a partir del jueves se congregó en Valencia más de media plaza bien cuajada que debe animar a persistir en su celebración.

La corrida de Luis Algarra fue sin duda la más aclamada. Por la viveza de alguno de sus toros al ser desenjaulados, por su impecable trapío, bien comidos, bien armados… pero a la vez con toros muy bajos y de perfectas hechuras. Una tía. Fuerte, pero armónica. Anotados quedan un 39 con expresión de bravo y un 74 negro salpicado que es un dije. La divisa sevillana aspira a reeditar sus últimos éxitos en una feria que se le da de maravilla. Serán estoqueados el jueves 14 por Miguel Ángel Perera, Daniel Luque y Ginés Marín.

 

Los fuenteymbro del sábado para Duque, Lorenzo y Téllez, dentro de su seriedad, son más desiguales. El 177, castaño, es más alto que el Miguelete como bien comentaba un veterano aficionado compañero de localidad. No le faltaba razón, su corpachón despegadísimo del suelo sobresalía más de dos cuartas del de sus hermanos. Como de toros no saben ni las vacas, lo mismo embiste. El que a buen seguro no lo hará es un 77, negro, que tenía un bulto en la cara que le impedirá pasar el fielato del reconocimiento. Tres de los ejemplares traídos por Gallardo gustaron por su cara colocada y seriedad.

La de Victoriano del Río y Toros de Cortés es la más simplona en todo. Más agradable por delante, es sin embargo relativamente pareja. Pastueña y tranquilona en su comportamiento, pasó prácticamente desapercibida para el público. Morante, Román y Roca Rey están acartelados con ella el viernes, en el que es sin duda el festejo que más demanda tiene en la taquilla.

Dos apuntes para cerrar. La buena doma de los bueyes traídos por Florito que lo puso todo muy fácil y colaboró a que se viviera una noche tranquila, y el merecido homenaje al mayoral de la plaza, Javier Martínez, tras cuatro décadas al frente de los corrales del coso.

La noche se cerró con una larga y entretenida suelta de los mejores toros de la ganadería de Arriazu a los que se enfrentaron los más valientes del público asistente.

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