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Tomás Campos: «Este año segurísimo que va a ser»

Tomás Campos comienza mañana la temporada en Llerena, su pueblo, y en una semana se anuncia la primera de sus dos tardes en Madrid. Los que creemos en su manera de torear siempre esperamos que un día rompa en figura del toreo, para lo cual sólo son precisos quince muletazos muy bien pegados el día exacto. Antecedentes hay que lo demuestran.

Porque este tipo de torero, con un concepto tan puro y tan hondo, y a la vez, tan difícil de plasmar delante de un toro, no tienen término medio: o rompen en algo muy grande o se quedan en nada. ¿Este año va a ser, o tampoco?, le pregunto a modo de presión:

«Este año va a ser pero vamos… segurísimo. Ya sabes que yo siempre he estado convencido de que el concepto que tengo es muy bueno y que tarde o temprano eso tiene que explotar, pero claro tienen que reunirse las circunstancias necesarias. El día que se reúnan tienen que pasar cosas grandes y yo creo que va a ser este año. Me veo bastante más redondo en mi concepto, muy suelto y sintiéndolo todo mucho. Muy bien, muy bien…».

Habla Tomás Campos y sabe que Madrid será la clave en esas dos corridas, antes y durante San Isidro. «Para que las cosas tengan repercusión -explica- plazas como la de Madrid son cruciales. Hay casos excepcionales de toreros que no necesitan una plaza de ese nivel para ponerse en todas las ferias, pero eso pasa una vez en la vida. No queramos ahora que nos pase a todos. ¡Ja, ja, ja!».

Pero antes está lo de Llerena. Es la tercera vez que toreará en su pueblo, y no son demasiadas, la verdad. ¿No te quieren o qué pasa?, le digo. «No soy el más querido, pero sí que levanto pasiones porque los que son seguidores míos lo son a muerte. ¡Ja, ja, ja! No, ya en serio, lo que pasa es que he estado seis años viviendo en Arnedo y venía poco, la gente no me veía. Ahora vivo en una casita a las afueras del pueblo pero voy a entrenar todos los días al centro deportivo, que tiene de todo: un pabellón cubierto para torear de salón, gimnasio, piscina… Y estoy en el pueblo, la gente me ve… No sé… ahora es distinto. Tenemos un contacto mucho más cercano».

Tomás entrena solo, salvo cuando viene Alfonso Cadaval a pasar unos días en su casa. Vive en torero, pensando sólo en el toro y saliendo a cazar de vez en cuando. Le ha desaparecido el perro de su vida y lo cuenta con mucha melancolía. Pero enseguida se pone otra vez a hablar de toros, de ese sentimiento que le hace buscar y rebuscar en su concepto hasta sacar lo mejor que lleva dentro. Hasta San Isidro no le televisan, así que las dos primeras el Domingo de Ramos en Llerena y la del Domingo de Resurrección en Madrid será complejo verlas. «Pues no te pierdas la de San Isidro, porque como salga uno de El Pilar con clasecita verás la que le voy a formar».

 

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