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Sólo Luis Bolívar triunfa en la noche que debió torear Marco Pérez

Si había un nombre que había generado suficiente expectación para ir a verle en el festival de Cali, ese es el de Marco Pérez.  Sin embargo, una jugarreta política terminó por sacar al niño prodigio del cartel y allí comenzaron las frustraciones.

Porque, aunque el animoso regreso de Gitanillo de América resultó más entretenido por la variedad del toreo accesorio y el carisma del torero, que por el insulso juego del novillo, la espada terminó condenando su labor. También el acero lastró el buen hacer de Ferrera con el manso segundo, al que todo se lo tuvo que hacer el torero para poder sacar algo de valor.

 

Fue en el tercero donde el sino de la noche pareció cambiar. Bolívar advirtió la pronta y repetidora nobleza de “Gladiador”, y echando mano de su asentado oficio, elegante temple y delicado mando, cinceló el toreo caro con un novillo que agradeció el buen trato del colombiano yendo a más y mejor. Tanto, que llegó a confundir como si fuera bravo y terminaron indultándole. Lo importante fue el poder sereno de Luis Bolívar.

Y del gozo al pozo, pues un esperpéntico animalito salió en cuarto lugar, generando una protesta tan unánime que impidió que Adame pudiese siquiera a tener la opción de torearlo. Eso lo intentaría el mexicano con el sobrero de Achury corrido en séptimo turno, pero sus dificultades tampoco permitieron que Adame pudiera reivindicarse.

La noche pesaba ya como una loza que tampoco pudieron levantar ni Ricardo Rivera, esta vez en una versión más esforzada y dispuesta, sabiendo siempre qué hacer para solventar las dificultades del manso quinto al que, si le llega a matar bien le habría cortado una oreja; ni Luis Miguel Castrillón con el deslucido y soso sexto, al que el paisa intentó torear como si fuese bueno, pero pronto todo se esfumó y la noche se apagó definitivamente.

RESEÑA

Plaza de toros de Cañaveralejo, en Cali (Colombia)Colombia. Quinta de feria. Festival nocturno del Señor de los Cristales. Menos de un cuarto de entrada. Novillos de Juan Bernardo Caicedo, disparejos de presentados, siendo especialmente protestado el vergonzoso cuarto. Pobres de raza. El tercero, “Gladiador”, nº 280, fue indultado por su nobleza. un toro, sobrero de regalo corrido en séptimo lugar, de Achury Viejo, manejable.

Gitanillo de América, saludos tras aviso.

Antonio Ferrera, silencio.

Luis Bolívar, dos orejas simbólicas.

Joselito Adame, pitos y silencio en el de regalo.

Ricardo Rivera, saludos tras aviso.

Luis Miguel Castrillón, silencio.

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