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Un inspirado Talavante, como en sus mejores momentos, en hombros con El Juli en Olivenza

Tarde de contrastes la vivida en el segundo festejo de la feria. Talavante, que volvía a Olivenza tras su reaparición el pasado año, lo ha hecho de la mejor forma posible. Su inspiración y genialidad, recordando al Talavante de sus mejores tiempos, enloqueció a los tendido en una mágica faena frente al quinto. En cambio, El Juli, que iniciaba la temporada de su 25 aniversario de alternativa, lo hizo con mando y naturalidad. No pudo acompañarlos en hombros Emilio de Justo, al que le sobró la raza frente a dos oponentes nada fáciles y con los que se la jugó.

La genialidad de Alejandro Talavante brotó en un sensacional saludo de capa por verónicas al quinto. «Emperador«, otro que ya buscaba la querencia, recibió poco castigo en varas. El extremeño también pidió el cambio de tercio con tan solo dos pares de garapuyos clavados. Vibrante fue el inicio de faena con las rodillas en tierra. Combinó pases cambiados con una tanda en redondo de derechazos que enloqueció a los tendidos. Del mismo corte pero de pie, la siguiente. El extremeño desbordó estética en unos naturales muy profundos y personalísimos. Con unas ajustadas bernadinas, abrochó la labor. La espada entró al segundo intento, precisando del verduguillo. Talavante paseó el doble premio.

«Fantasioso«, que hizo segundo, deslució el recibo de Talavante al engancharle en una de las verónicas de frente que estaba instrumentando. En el quite por saltilleras pudo resarcirse un poco frente a un astado de Domingo Hernández que seguía sin fijeza tras el paso por el caballo. En el último tercio, tomó la muleta con más emoción en un prologo con pases por alto con talones asentados en el albero. El extremeño cinceló una faena en la que hubo detalles de su naturalidad, si bien faltó mayor acople entre ambos en algunos pasajes. Con los aceros, se atascó.

El Juli recibió con unos bonitos lances a pies juntos en el centro del platillo a «Soberbio«, que abrió la tarde. El de Garcigrande ya atisbó que no estaba sobrado de casta. Quitó el madrileño por chicuelinas, tafalleras, verónicas y una templada media. En el tercio, inició la labor inmóvil con pases por altos muy toreros. Fuera de él, el toro tomó las telas con fijeza y largura por el pitón derecho. El Juli aprovechó esas calidades para conducirlo con mando en las dos primeras tandas. Después, se paró y en un palmo de terreno improvisó la faena, jugándosela por momentos. Firmó la labor con pases cambiados y una estocada que le valió para pasear el primer trofeo del festejo.

Junto a la Puerta Grande, como un preludio, paró El Juli a «Salvaje» para recetar un par de verónicas de bello trazo. El de Garcigrande no quiso pelea en varas, para después cebarse con el caballo que hacía puerta, estando a punto de derribar al picador. Brindó Julián al respetable intentando animar una tarde que pintaba gris. Inició la faena por abajo con mucho sabor para acabar con un par de trincherazos mayúsculos. Prosiguió conduciéndolo acariciando la muleta por el albero mientras que el astado iba embebido en ella. Al tomar la zurda se rajó, al igual que sus hermanos. El madrileño tiró de técnica y recursos poniendo la plaza en pie después de una serie por circulares invertidos que ligó con derechazos. Para matar se puso complicado, dejando una estocada casi entera pero efectiva. Otro trofeo cayó en su esportón.

Con lances doblándose atemperó Emilio de Justo la embestida de «Abad«, que salía distraído. Sin emplearse pasó por el peto, para protagonizar un tercio de banderillas en el que puso en más de aún aprieto a los subalternos. El cacereño brindó a El Juli por sus 25 años de alternativa. Con la pierna genuflexa y llevándolo muy tapado, quiso sacarlo hacia los medios porque el de Garcigrande ya había marcado la querencia desde la salida del caballo. De uno en uno fue dibujando los muletazos hasta meterlo en la muleta en una serie que llegó a torearlo en redondo. Al sentir que había perdido la pelea, el toro se fue a tablas. De Justo se metió entre los pitones para extraer otra más jugándosela. Concluyó con una estocada baja y saludó una ovación.

Con un ramillete de verónicas y chicuelinas saludó Emilio de Justo a «Beato II», que cerró la tarde. Una fuerte costalada se pegó el animal tras emular el cacereño la suerte del cartucho de pescado. Pese a su buen hacer, no tuvo un buen acompañante para el triunfo. El de Domingo Hernández, aunque humillaba por el pitón derecho y tenía fijeza, no poseía emoción alguna. Fue el torero el que puso todo de su parte. Al natural, quedándose más corto, imprimió torería. Volvió a la diestra con un toro, que había cambiado de condición. Los derechazos, de uno en uno, fueron de bella estampa, siempre con el pecho por delante y jugándosela hasta que llegó una fuerte voltereta. La espada cayó demasiado bajo, quedando todo en una ovación.

RESEÑA

hierro garcigrande

Plaza de toros de Olivenza (Badajoz) España. Segundo festejo de la Feria del Toro. Casi lleno. Toros de Garcigrande y Domingo Hernández (2º y 6º), bien presentados y de juego desigual. Primero, falto de casta y fuerza; segundo, encastado y con emoción; tercero y cuarto, rajados; quinto, noble y enclasado; sexto, soso y con peligro.

Julián López «El Juli» (de verde hoja y plata), oreja y oreja tras aviso.

Alejandro Talavante (de azul y oro), ovación y dos orejas tras aviso.

Emilio de Justo (de grana y oro), ovación en ambos.

Incidencias: Los toreros fueron recibidos con una cariñosa ovación tras realizar el paseíllo. Se desmonteraron tras banderillear al tercero Pérez Valcárce y Balta.

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