Hoy, a las 13 horas, se dieron cita en el Hotel Vincci La Rábida de Sevilla tres ganaderos: Rafael Molina y Javier Moya en representación de la hoy debutante ganadería El Parralejo; y Santiago Domecq, ganadero del hierro del mismo nombre.
El coloquio tendió puentes entre hechos y deseos, asistiendo al mismo precisamente representantes del ganado presente en los carteles de la última tarde y la que está por caer hoy.
Las intervenciones fueron amenas e interesantes, mezcladas entre sí a modo de conversación.
Por una parte, se comentó en gran parte lo que supone la corrida de hoy para la ganadería de El Parralejo. Javier Moya recordó a su padre, Pepe Moya, quien fuera el fundador de la ganadería, fallecido el año pasado: «Esta tarde es histórica para nosotros. Además, la mañana de hoy ha sido muy bonita y muy emocionante para mí. Me ha traído muchos sentimientos, así como todo lo vivido esta semana.» Acevedo preguntó el porqué de la tardanza del tan ansiado debut en Sevilla, a lo que vuelve a aparecer la figura de Don José: «Todo formaba parte del plan. Mi padre era un fanático de la planificación y la organización. Tenía mucha visión empresarial, y programó minuciosamente los tiempos a seguir por la ganadería.» Rafael Molina también tuvo algunas palabras para él: «Pepe siempre me decía: yo opino, pero tú haz lo que te salga de las narices. Era muy inteligente, y un apasionado.»
Los ganaderos comentaron la corrida que traen hoy a la Maestranza: «La corrida es muy abierta de sementales, en la línea del toro de Sevilla, y le tenemos mucha Fe» comentaba Javier Moya. Cuando le preguntamos por sus apuestas para hoy, ambos se pronunciaron. «La mayor apuesta genética de hoy es el nº51, que puede salir muy bueno o no, pero es una moneda al aire» dijo Rafael. Javier, por su parte tenía otro astado en mente: «Yo guardo muchas esperanzas en el nº29.»
Igualmente se comentó el encierro lidiado ayer, a lo que todos quisieron dar la enhorabuena a Santiago Domecq por la calidad del mismo. Mostró sus impresiones: «La corrida de ayer fue muy variada: hubo toros buenos, medios y muy malos. Los buenos fueron muy buenos y los malos muy malos. Para mí los mejores fueron 3º y 4º.» Acevedo preguntó por los pormenores de los reconocimientos en corrales, los cuales echaron para atrás algunos de los toros embarcados por los Domecq para el coso del Baratillo. No se mordió la lengua Santi: «Hay toros de los que vinieron ayer que han vuelto al campo sin pasar el reconocimiento, y no lo consigo entender.» Sin embargo, contó como eso supuso en gran parte su mayor triunfo ayer: «El toro de Alfonso Cadaval, «Chismoso», llegó esa misma mañana. De nota nos encantaba pero como era algo bizco de pitones no lo trajimos de primeras. Al final tuvimos que traerlo, y pasó el reconocimiento. Por todo lo que se estuvo moviendo en el campo hasta poco antes de la corrida, creo que se movió también en la plaza.» Habló también acerca de su posición actual en la ganadería: «Mi padre nos ha dado mucha autonomía, y nos deja tomar casi toda decisión. Con las cosas que tenemos menos experiencia o que suponen una importancia mayor nos ayuda.»
Rafael Molina dejó una frase que describe con fidelidad el oficio del ganadero: «De esto hay que disfrutar porque hace ya tiempo que ya no supone un negocio.» Y no pudimos estar todos más de acuerdo.
La tertulia, moderada por Álvaro Acevedo, fue además retransmitida en directo a través de Instagram. Mañana, otra, y así hasta el Domingo de Farolillos (8 de mayo). La entrada es libre y gratuita todos los días. ¡Os esperamos!