Tomás Rufo y Emilio de Justo, temple y torería en Arenas de San Pedro

Arenas de San Pedro ha vivido una extraordinaria tarde de toros en la que Emilio de Justo y Tomás Rufo han salido en hombros con un gran encierro de Garcigrande y Domingo Hernández. Completó el cartel Roca Rey, que paseó un trofeo del segundo.

Tomás Rufo desorejó a un tercero de Domingo Hernández de notables cualidades. El toledano dibujó naturales de bello trazo, con hondura y despaciosidad, siempre componiendo la figura y acompañando cada muletazo con la cintura. Culminó con un gran espadazo.

Otras dos orejas paseó Rufo del sexto de Garcigrande, que tuvo muchas teclas. El torero de Toledo estuvo a la altura del exigente astado al que condujo con suavidad y ligazón. Se volcó tras la espada clavando en todo lo alto.

Doblándose recibió Emilio de Justo al primero de Garcigrande, que brindó a Justo Hernández. El extremeño construyó una faena de mano baja con muletazos templadísimos por ambas manos a un animal noble, pero que se fue apagando. Enterró la espada en el segundo intento y paseó la primera oreja.

Emilio de Justo desató la locura en la plaza abulense con un gran toro de Domingo Hernández, que fue premiado con la vuelta al ruedo. El extremeño exprimió al máximo la embestida enclasada de su oponente con tandas en redondo, con hondura y pases de pecho interminables. Un faena rotunda que rubricó con un gran espadazo y paseó las dos orejas.

El segundo, de Domingo Hernández, estuvo condicionado por la falta de fuerza. Eso no fue impedimento para que Roca Rey sacara el fondo que tenía el astado con tandas de gran calado. Con el toro venido a menos, se metió entre los pitones jugándosela. Tras la estocada paseó un apéndice.

Sosito y sin fuelle, el que hizo quinto. Roca Rey hizo un esfuerzo con él, metiéndose en terrenos comprometidos para que la labor tomara vuelos. Saludó después de fallar con la suerte suprema.