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Apoteósica y rotunda tarde de Diego San Román en el tradicional Sábado de Gloria en San Miguel de Allende

Se dio la tradicional corrida del Sábado de Gloria en el coso “Oriente”, que registró más de tres cuartos de entrada en tarde soleada, que tuvo como indiscutible triunfador a Diego San Román, quien en una tarde apoteósica logró cortar cuatro orejas y dos rabos para al final ser paseado por los entusiastas aficionados. Sus alternantes, Octavio García “El Payo” y Ernesto Javier “Calita”, lograron cortar una oreja cada uno.

Se lidiaron seis toros de la ganadería estatal de Begoña, con calidad el primero, pero se acabó pronto; el segundo tuvo nobleza, muy bueno fue el tercero para recibir arrastre lento, reservón el cuarto, bravo y con calidad el quinto y, bueno fue el sexto, que mereció el arrastre lento.

A su primero, llamado “Zapatillo”, de buen juego y con calidad, el también queretano Diego San Román lo capoteó a la verónica con temple y buen gusto. En el tercio de varas fue derribado el montado Eduardo Rivera, además de ser ovacionado por su buen puyazo. Con la pañosa, San Román inició en los medios con tres estatuarios cambiados por la espalda y el pecho, emocionando a la gente, continuando su faena con firmeza y claridad de ideas por ambos lados, pasándosela de verdad por la faja y sin moverse, dándose un arrimón muy a su estilo. Manoletinas ceñidas para abrochar. Mató de certera estocada para cortar las orejas y el rabo y al toro dársele el arrastre lento. 

Y en el que cerró el festejo, “Prado”, que empezó incierto y conforme se dio la lidia se fue asentando y yendo a bueno, San Román lo aprovechó, estando firme de verdad y entendiendo a plenitud a su antagonista para acabar por cuajarlo en una faena importante en la que redujo los espacios por ambos pitones en una labor que hizo que la gente se parara de sus asientos gracias por el arrimón que se dio con valor sereno y mucha verdad. Acabó de atinada estocada y por ello le otorgaron las orejas y el rabo para dar la vuelta al ruedo entre los consagratorios gritos de ¡torero! En tanto, al astado se le dio arrastre lento.

En el toro que abrió plaza, que tuvo calidad, pero se fue “apagando” poco a poco, el queretano Octavio García “El Payo” veroniqueó con temple y mejor se dejó ver en un quite por chicuelinas de manos bajas. Con la muleta realizó una faena que empezó con derechazos profundos y buen trazo. Por naturales tuvo pasajes de buen toreo. Aprovechó al máximo al “socio”, vinieron adornos toreros. Acabó de estocada algo contraria, el toro tardó em doblar, descabelló y todo quedó en palmas.

A su segundo, “Monte Alto”, reservón, “El Payo” lo bregó con el capote y con la franela lo supo meter en el engaño e hizo gala de su maestría y oficio para cuajar una faena de evidente mérito y poder muletero. Terminó de soberbia estocada y se le otorgó una oreja.

El mexiquense Ernesto Javier “Calita” a su primero, con nobleza, clase y calidad, lo recibió con una larga cambiada de rodillas y. ya de pie, veroniqueó de manera enclasada y se lució en un quite por chicuelinas. Con la sarga aprovechó las buenas condiciones del astado, por medio de pases largos por el pitón derecho y por el izquierdo de igual manera lo logró. Al final, dio manoletinas de rodillas, falló al matar y su labor fue silenciada tras un aviso.

En su segundo, de nombre “Ilusión”, bravo y con calidad, “Calita” empleó el capote de manera empeñosa. Su quehacer de muleta ha tenido actitud, pues salió con ganas de no dejarse ganar la “pelea” en el ruedo y poco a poco le fue cuajando el trasteo por ambos lados, corriendo la mano con gusto y largueza, conectando, además, con el tendido. Dejó una estocada en buen sitio, pero el toro tardó en doblar, descabelló y, aún así, se le concedió un apéndice.

RESEÑA

Plaza de toros de Oriente, en San Miguel de Allende, Guanajuato (México). Festejo del Sábado de Gloria. Tres cuartos de entrada. Seis toros de Begoña, con calidad el primero, pero se acabó pronto; el segundo tuvo nobleza, muy bueno fue el tercero para recibir arrastre lento, reservón el cuarto, bravo y con calidad el quinto y, bueno fue el sexto, que mereció el arrastre lento.

El Payo (de canela y oro), palmas y oreja.

Calita (de verde botella y azabache), silencio tras aviso y oreja.

Diego San Román (de purísima y oro), dos orejas y rabo en cada uno de su lote.

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