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¡Viva México, cabrones!

Cansancio, monotonía. De nuevo con el paso al cliché, el animalismo se pinta de falsa y vacía grandeza para establecer superioridades morales en un debate de rápido desmontaje, como el que plantea el antitaurino frente al taurino, escupiendo de nuevo hacia arriba. México en el foco, aparentemente solo de intentonas. En un país en el que la Tauromaquia es patrimonio intrínseco de la cultura del país, se plantea, con unas nuevas pautas en la Ley de Protección de los Animales el cese y abolición de las corridas de toros en Ciudad de México, pretendiendo correr cortina de humo sobre las carencias de la clase política del país, intentando aparentar la progresía (para nada cierta en manos de quien la plantean) mientras hay calles llenas de personas hambrientas o muertas. No únicamente se atenta contra la cultura y, sobre todo, ante la verdad siendo el que ataca quien no la tiene ni hace por tenerla, sino que también se atenta sobre la economía de un país que se hunde. Tan sólo en México, la desaparición de la Tauromaquia acabaría con unos 88.000 trabajos directos, sin plantear todo lo que rodea al Toro sin pertenecerle. No se puede vender droga y pedir legalización, ya que uno se queda sin trabajo. Recuerden, no existe objeto sin su sombra, la cual no existe sin objeto.  ¿O acaso no vive también el antitaurino del taurino? La sombra no debería de ser sustentada, si no, se cernirían sobre nosotros.

México, tal como el mundo en sí, se nos moría en 2020. Ahora, solo hace por intentar volver a respirar, necesitado de contundencia en la bravura para no caerse sobre las ruinas. No es sólo México, somos todos. Necesitamos unión, no bandos. Pero nos conduce el hamparte, camino del partidismo, la creación de debates polémicos e innecesarios, en los que los signos se posicionan sin que se levante la voz si no es para insultar a otro, mientras que hay miles de palos por tocar debido a su relevante importancia, y se dejan en el fondo del armario por no ofrecer rédito o radicalidad en la politización.

No es por caer en victimismos, es más, si quieren hablar del tema aquí nos tienen. Si se aborda el tema de raíz, saldremos sin duda ganando, ya que su argumento recae sobre lo subjetivo y lo nuestro no, a pesar de ser de nuestros pueblos el arte que nunca muere, siendo precisamente es la muerte lo que nos hace objetivos. Quien hable, que sea pensando. Que para discursos de carátula, mejor escuchar el silencio. Igual, no se alteren. En plazas peores hemos toreado. Lo cierto siempre gana, aunque se duela por el camino. Confíen y amen.

 

 

CDMX es taurina. La Monumental es tan propia del DF como las tortas de chilaquiles, los corridos o los azulcremas. No dejará de crujir en los rugidos de la cuerda locura, difícil imperfección perfecta sobre los tiempos. Que no se aprese lo de todos. Señoras y señores, ahora y siempre, ¡Viva México, cabrones!

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