Decepcionante juego de la novillada de La Quinta que puso a prueba a los novilleros. El mexicano corta la única oreja
La novillada de La Quinta llegó a Villaseca con el run run de la expectación por haber sido la ganadería triunfadora del 2021. Novillada seria, muy por encima de una plaza de tercera como es la de la localidad toledana.
El primer cárdeno de la tarde humilló mucho de salida, con codicia. Un gas que, pese a su buena calidad, se fue apagando a lo largo de la lidia. Arturo Gilio pareció trasladarse a su país natal ya que comprendió perfectamente la noble embestida asaltillada al estilo mexicano. Acusó el segundo encuentro en el caballo. El novillo tuvo buen estilo aunque la humillación fue disminuyendo. La clave de la faena de Gilio estuvo en su limpieza. Remató la actuación con una soberbia estocada de inmediato efecto. Del encuentro salió tropezado por un derrote en el muslo del novillo. Pese a la petición, quizá no mayoritaria, no se le concedió la oreja.
El cuarto tuvo mucho cuajo y transmitía una gran seriedad. Un toro de cualquier plaza. Obedeció en buenos lances de Gilio. La pelea en el caballo fue deslucida por la falta de humillación. Dos puyazos señalados en todo el sitio. En la muleta del mexicano se fue atemperando. Un novillo con movimiento, falto de entrega, pero buen embroque. Gilio estuvo impecable con él. Enganchó la embestida por delante para evitar la tendencia de desparramarar que tenía. Gran estocada. Esta vez sí se concedió la oreja.
Solalito se presentó en España con un novillo amplio de La Quinta. El francés destacó en un buen tercio de banderillas, con mérito porque el ejemplar de los Martínez Conradi no se arrancaba con demasiada franquedad. De hecho, en el intento del primer par a punto estuvo de alcanzarle. El segundo par fue de importante pureza y exposición. En la muleta tuvo un viaje muy corto, sabiendo lo que se dejaba atrás en todo momento. Duro, con la complicación de querer sorprender. Gilio anduvo con oficio, con variedad y con inteligencia en la cara del novillo. Lo estoqueó al segundo intento.
El quinto no mejoró el lote de Solalito. Novillo complicado en el que el francés hizo un auténtico esfuerzo. Un novillo que en ningún momento humilló con la manía de reponer continuamente. En parón le cogió con fuerza atravesando la taleguilla y con el otro pitón le alcanzó en el pecho. Se sobrepuso con entereza. Se atascó con la espada. Entró por su propio pie a la enfermería después de la meritoria actuación.
El tercero fue sorprendentemente negro zaíno. De morfología muy en línea del lidiado en primer lugar. No fue fácil en el capote por su tendencia a reponer. García Pulido le perdió pasos con buen criterio. Se le puso en dos ocasiones en suerte en el caballo de Jabato. La primera pelea tuvo emoción. En la lidia de Agustín Montes se destaparon todas sus complicaciones. Guillermo García se justificó con buena actitud y colocación. Por el pitón izquierdo le echó los vuelos como si fuera bueno pero el novillo no resultó agradecido. Lo estoqueó con habilidad, perfilándose a mucha distancia.
Cerró la decepcionante novillada de La Quinta un serio ejemplar que se movió sin ritmo. Tuvo mejor pasta que sus hermanos en la muleta ya que terminó siendo manejable. García Pulido no encontró la tecla de la conexión, el novillo tampoco fue un torrente de transmisión. La afición tomó partida por el novillo. Resultando pitado de forma desmedida.
Plaza de toros de La Sagra, en Villaseca de la Sagra (Toledo) . Cuarta del Alfarero de Oro. Lleno. Novillos de La Quinta, bien presentados, alguno de forma exagerada. Dura en su conjunto a excepción del 1°
Arturo Gilio (de verde y oro), vuelta tras petición y oreja.
Solalito (de marino y oro), silencio y silencio.
Guillermo García Pulido (de blanco y plata), ovación y silencio.