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La pureza de Ángel Téllez, Puerta Grande en Villaseca, con un ‘Chorlito I’ de Mayalde de vuelta al ruedo

Ángel Téllez abrió esta tarde la Puerta Grande de la plaza de toros de La Sagra, en Villaseca, que festejaba su décimo aniversario. El torero toledano cuajó una excelente faena, de alta nota y llena de emotividad, al bravo quinto de una seria, astifina y variada corrida de Conde de Mayalde. Este castaño, premiado con la vuelta al ruedo, lo quiso todo por abajo y tuvo mucha transmisión y Téllez supo torearlo con mando y profundidad. La estética y el buen trazo de Álvaro Lorenzo y la ambiciosa entrega sin límites de Isaac Fonseca valieron sendas orejas en una tarde, donde se colgó el ‘No hay billetes’ y en la que ambos pudieron pasear algún trofeo más de no ser por los aceros.

Toro fuerte, con cuajo, veleto y con longitud de pitón, el quinto era un tío. Salió con pies en el recibo de capa de Téllez. Lo lució en el caballo en ambas varas y luego hubo pique en quites a la verónica, pues el toledano -que remató con una larga cordobesa torerísima- replicó al mexicano por el mismo palo. Se movió bastante el de Mayalde y complicó una barbaridad el tercio de banderillas. Cortó muchísimo en el tercer par, rajando de arriba a abajo la taleguilla de Juan Navazo.

Se libró también de milagro Téllez, tras un inicio poderoso para sacarlo a los medios, pues perdió pie al salir de la cara. Hizo por él, pero, por fortuna, el pitón no encontró carne. Tuvo importancia y emotividad todo el trasteo del toledano, porque el de Mayalde derrochó bravura. Gran toro, encastado y transmitiendo mucho, lo quería todo por abajo. Téllez lo cuajó de principio a final exigiéndole de verdad en tandas de mano cada vez más baja. Respondió siempre este ‘Chorlito I’. Series limpias, puras, profundas, recogiendo cada embestida detrás de la cadera. Faena muy maciza, que tuvo naturales excelsos. A pies juntos, también al natural, cerró el trasteo antes de una estocada de premios. Resistió con bravura el animal antes de rodar sin puntilla: dos orejas para Téllez y vuelta al ruedo para el de Mayalde.

El segundo fue un toro acapachado y amplio de cuna, lleno y con volumen, que se movió en los primeros tercios tras el saludo de Ángel Téllez, en el que se pegó un volatín. En banderillas, se desmonteró Jesús Aguado, después de un tercio lleno de exposición, porque el toro apretó de lo lindo para dentro. Brindó al doctor Madero e intentó sacar partido de un animal muy afligido en el último tercio, donde acusó esa vuelta de campana. Pese a echarle la muleta sin toques bruscos, el animal se paró a las primeras de cambio y tuvo que abreviar. Lo mató de pinchazo y estocada.

Acapachado como el segundo, el tercero fue un castaño bajo y corto de manos, bien hecho, voluminoso, al que Isaac Fonseca recibió con una larga cambiada de rodillas para después seguir con variedad manejando el percal, aunque terminó pegando una vuelta de campana. Se arrancó con alegría en banderillas y el azteca brindó al público. Comenzó con dos cambiados por la espalda angostos, para después correr la mano por ambos pitones. En el tramo final, tuvo que acortar las distancias con el toro, que tuvo nobleza y buen fondo, ya más entregado. Muy cómodo en las cercanías. Hubo variedad en los remates y cerró el trasteo con unas trincherillas llenas de gusto. Tras pinchazo y estocada, paseó un trofeo.

Cerró plaza el animal más bastito de hechuras y altote, el de menos cuello también, del encierro. Espoleado por las dos orejas de Téllez, Fonseca salió ‘a revientacalderas’ con tres largas cambiadas. No perdonó en quites, capote a la espalda, y se echó de rodillas para comenzar en redondo con la diestra, tragando mucho porque el animal tenía ‘disparo’ y fue con todo. Muy ligado este vibrante prólogo qu remató con una ‘capetillina’. Estuvo inteligente después para cuidando mucho la puesta en escena administrar los tiempos muertos para así extraer las tandas. Faena vivida igualmente con intensidad por el tendido en la que el mexicano puso todo cuando el astado, perdido su ímpetu, se terminó apagando. Entrega sin concesiones. Tenía el premio en su mano, pero lo pinchó dos veces antes de una estocada perpendicular fulminante.

Rompió plaza un castaño bocidorado bajo y bien hecho, cornidelantero, que repitió con ritmo en el percal de Álvaro Lorenzo, que lo toreó con suavidad a la verónica. Fue un animal medido de fuerza, que perdió las manos en el intento de quite por chicuelinas de Téllez, que estuvo a punto de ser arrollado. Marcó querencias en banderillas. Tras el brindis a los niños que padecen cáncer, el toledano construyó en los medios una faena llena de pulso y elegancia, que adquirió mayor fuste con la mano izquierda, aprovechando siempre la nobleza y, sobre todo, la profundidad del astado que se vino arriba. Los premios se esfumaron por el manejo del acero.

Más suelto de carnes que los tres primeros, pero también con un punto de mayor seriedad, tremendamente astifino, el cuarto embistió con codicia en el capote de Álvaro Lorenzo, que le pegó media docena de cadenciosas verónicas. Derribó en el primer encuentro con el caballo, donde hizo pelea de bravo en ambos puyazos. Después, brindó al público el torero de la Ciudad Imperial y logró extraer varias series estimables, de nuevo, presididas por la estética y el cuidado trazo delante de un astado manejable, que se dejó, pero al que faltaron finales. Enterró media estocada en buen sitio y afloraron los pañuelos, petición rubricada por el palco: oreja.

RESEÑA

Plaza de toros de La Sagra, en Villaseca de la Sagra (Toledo) España. Corrida extraordinaria por el X aniversario del coso de La Sagra, a favor de la Fundación oncohologica del hospital del niño Jesús. Lleno de ‘No hay billetes’ en los tendidos. de entrada. Toros de Conde de Mayalde, bien presentados y muy astifinos, con mayor trapío los de la segunda mitad del festejo. El 1º, noble y con clase, pero medido motor; el 2º, afligido, se paró enseguida; el 3º, con buen fondo; el 4º, manejable, pero le faltaron finales; el 5º, gran toro, muy bravo, empujó en varas y derrochó casta en la muleta, con transmisión, lo quiso todo por abajo, premiado con la vuelta al ruedo; y el 6º, encastado y con disparo, se apagó pronto.

Álvaro Lorenzo (de sangre de toro y oro), silencio tras aviso y oreja.

Ángel Téllez (de blanco y oro), silencio y dos orejas.

Isaac Fonseca (de corinto y oro), oreja y ovación tras aviso.

Incidencias: Se guardó un minuto de silencio tras el paseíllo en recuerdo del doctor Armando Martín Capilla, cirujano de la plaza de toros de Villaseca. Se desmonteró, en banderillas, Jesús Aguado, en el segundo.

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