El novillero madrileño forjado en Guadalajara descerrajó la Puerta Grande de Las Ventas en una importante actuación en conjunto aunque con la polémica de la concesión de la segunda oreja. Lo que es indiscutible es la gran tarde de toros que dio y la impactante imagen en su presentación en Madrid.
¿Cómo está viviendo la repercusión mediática de su triunfo?
La verdad es que tranquilo, con los pies en la tierra. Ayer no me lo creía pero ahora ya tengo que pensar en mi siguiente compromiso que será en Hita (Guadalajara) el 10 de abril.
Si hubiera entrado la espada en el primer novillo la Puerta Grande habría sido incontestable.
Me fastidió muchísimo porque me di cuenta que estaba perdiendo la oreja. Pensé, ojalá le corte las dos al otro. Al quinto me tiré a matarlo con la convicción que me faltó en mi primer toro. Encontré el fallo y lo pude rectificar.
¿Se sorprendió cuando vio asomar el segundo pañuelo? ¿Cómo vivió las protestas? ¿Le chafaron la euforia?
La verdad es que sí me sorprendió. Me gustaría decir que tampoco tengo la culpa de que me concedan dos orejas. Me limito a expresarme en la plaza y a intentar emocionar a la gente, creo que ayer por momentos lo conseguí. Prefiero que seáis los medios de comunicación quienes juzguéis si me lo merecía o no. Las protestas no me afectaron, para mí es un paso muy importante en mi carrera.
Su actuación en conjunto merecía esa Puerta Grande, desde luego. Ya en los quites -por tafalleras uno y por caleserinas el otro- impresionó su inmóvil verticalidad.
Sabía perfectamente a lo que venía a Madrid. Nos hablaron de la Feria de la Comunidad o de otras fechas pero finalmente entré en la primera novillada del año. Y está claro que era mi día. Iba mentalizado para eso y quise demostrarlo en todo momento.
¿Qué sensación le dejó su primera faena?
A excepción de lo que hemos comentado de la espada, pude aprovechar las virtudes del novillo jugando con las inercias porque no se salía del muletazo. Creo que conseguí estar a la altura y disfrutar en muchos momentos.
¿Cómo vivió la segunda?
Creo que el quinto fue un novillo muy completo, por el lado derecho lo pude cuajar y por el izquierdo hubo algunos momento muy interesantes. Sentí como rugía Madrid, no me puedo ni imaginar como será ese rugido con la plaza llena.
Ha alcanzado un sueño. ¿Cuál es el siguiente?
Ahora mismo sólo pienso en mi siguiente novillada. Lo demás irá llegando.
¿Cómo lo ha vivido su familia, su entorno en general?
Todo el mundo muy contento. Mis padres como que no se lo creían. Al final los días que no salen las cosas ellos lo sufren, también los días previos que me ven mosqueado y se preocupan pero al final todo tiene su recompensa. La familia sufre, es duro para ellos.
Contó en ‘El Toril’ de Onda Madrid que se encontró con ellos cuando llegó a la furgoneta.
Les di un abrazo y solté de golpe toda la emoción de lo que estaba viviendo. Fue un momento muy especial que nunca olvidaré.
Es de Los Santos de la Humosa, el último pueblo madrileño antes de entrar en la provincia de Guadalajara. Se ha formado en tierras alcarreñas. ¿Se siente más madrileño o alcarreño?
Me siento más de Madrid, de mi pueblo pero le tengo un cariño especial a Guadalajara por cómo me han tratado en todos los pueblos donde he toreado y todo lo que he aprendido en la escuela. Allí me lo han enseñado todo. Estoy agradecido a mis maestros por creer en mí, por darme las oportunidades que me han dado y haberse preocupado de que no parara de mejorar.
Debutó con picadores en 2018 pero una lesión primero y la pandemia después le dejó en el dique seco bastante tiempo.
Sí, me partí un dedo y frenó esa primera etapa. Entre una cosa y otra estuve demasiado tiempo. También me permitió parar para pensar, que ayuda a evolucionar, en la cabeza está el laboratorio de lo que luego sale en la plaza. Estuve ese tiempo en casa pero no dejé ni un momento de torear ni de pensar en el toreo.