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Valladolid: Luque, o esa “facilidad” para torear con relajo y el mayor de los aplomos

Foto: @VeronicDomingue

Daniel Luque sigue en estado de gracia. Ve toro en todos los lados. Hoy en Valladolid. Aunque sea uno incierto, al que mejoró para que terminara sacando buen fondo, y otro, manejable sin más, toro medio -como casi toda la corrida de Fuente Ymbro, bien presentada y que dejó estar, pero a la que le faltó casta a raudales, rajándose varió toros, salvo ese tercero de apuesta-. Da igual. Las muñecas, la cabeza, el corazón de Luque pueden con todo en este momento. Porque toreó de verdad al tercero, echando la moneda, metiéndose un arrimón incluso. También, porque parece sencillo lo que hace. Y no lo es. Como en el sexto. Esa manera de aparentar serenidad, de torear con tanto relajo, abandonado por momentos, pero a la vez estar tan de verdad, con tanto aplomo, tan hundidos los talones en la arena. El fino hilo de una dualidad que Luque funde en simbiosis como nadie ahora mismo. Cortó sendas orejas y abrió la Puerta Grande. Es el primer protagonista de la Feria de la Virgen de San Lorenzo. El Fandi y Perera, que dejó buenos naturales sueltos al quinto antes de poner rumbo a Venezuela antes de acabar el festejo, fueron ovacionados.

Veleto y acodado de pitones, estrecho de sienes, el tercero fue un animal feo de hechuras, que embistió con bríos en el percal de Daniel Luque, que le enjaretó buenas verónicas en el recibo. Angostas las chicuelinas del quite -templadísima la brionesa del remate- a un toro sin acabar de definir en los primeros tercios, altivo siempre, midiendo y que, en ocasiones, se venía andandito.

 

Luque apostó por él y tardó solo una serie en cogerle el pulso al toro y lo mejoró bastante. Faena de poder y mando, muy firme el sevillano, convencido y muy centrado, que logró someter al de Gallardo. Dos tandas macizas, reunido, con la diestra, al que cosió el cambio de mano, en el sitio, y un natural larguísimo y con desmayo. La siguiente, con esa zurda, al ralentí. Muy despacio cada natural. Echando los vuelos y enganchando cada embestida detrás de la cadera. Varios cambios de mano magníficos y los de la firma, de cartel. Tremendos. Volvió a la diestra y acortó las distancias con circulares invertidos de hierática figura y un final, atornilladas las zapatillas, sin moverse lo más mínimo pasando las medias embestidas del toro una y otra vez. Arrimón importante. Lo mató de estocada y descabello para lograr la primera oreja de la feria.

Único cinqueño de la corrida -el cuarto los cumplía en este mes recién iniciado-, el sexto fue otro toro bien presentado y con seriedad, castaño largo que abría la cara, que no permitió a Luque mostrar su excelente toreo de capa. Estuvo a punto de derribar en el caballo, donde empujó con los riñones. El de Gerena dejó un delicioso prólogo por bajo, con varias trincherillas para el perenne paraíso de la memoria. Fue el preludio de una faena en la que toreó con pasmosa serenidad. Qué complicado mostrar ese relajo ante el toro cuando uno está tan firme, con el aplomo que exhibió el sevillano, delante del toro. Hubo muletazos de enorme suavidad, sin un solo tirón, pero sin perder un solo paso. Metido más pronto que tarde entre los pitones para robarle lo que tenía a un burel manejable, que dejó estar, pero al que faltó raza, como a prácticamente toda la corrida de Gallardo. El epílogo, toreando con la diestra al natural, terminó en unas luquecinas acompasadas, sin vacilar un paso. Hieráticas. Lo mató en el sitio, pero necesitó de dos golpes de cruceta, que no impidieron la oreja para asegurar la Puerta Grande.

El segundo fue un precioso jabonero, algo cuesta arriba, pero bien hecho, de testuz ensortijada y bien armado, astifino, que echó las manos por delante en el capote de Perera de salida, que no se pudo estirar. Marcó mucho las querencias y hubo que llegarle muy cerca en banderillas, en ocasiones, no se iba de los vuelos de Ambel. Mantuvo esas dosis de mansedumbre en la muleta de Perera que, con inteligencia, le dejó siempre la muleta en el hocico, llevándolo tapado, porque el de Fuente Ymbro trató de rajarse en varias ocasiones. Un trasteo basado en la diestra, en el que logró algún derechazo limpio, pero sin eco en el tendido. Por el izquierdo, embestidas aún más defensivas. Si poco recorrido tuvo en uno, menos en el otro. Lo mató de estocada tras dos pinchazos. Silencio.

Toro hondo y con cuajo, tocadito de pitones, con romana, merodeando los 600 kilos, el quinto repitió sin entrega en el recibo de capa de Perera. Fue toro que escarbó lo suyo, como varios de sus hermanos, y al que, quizás, por estar algo atacado de kilos, faltó alegría y ritmo. Esa falta de emoción, obligó a Perera a poner todo en una faena de muleta que elevó su intensidad cuando se echó la franela a la zurda. Por ahí, por el derecho se quiso rajar siempre, hubo naturales de buen trazo y despaciosos, tirando siempre de la media embestida de un ‘Fuente Ymbro’ al que faltó casta y vida. Final por luquecinas, entre los pitones. Lo mató de estocada caída y saludó desde el tercio. Tras hacerlo, abandonó junto a su cuadrilla el coso, rumbo a Venezuela. 

Rompió plaza un castaño abierto de cuerna, fuerte y serio, con caja aunque sin llenar, que tuvo movilidad en los primeros tercios. Le recibió con dos largas cambiadas El Fandi, que toreó después con garbo a la verónica. Tanto el galleo como el quite, por chicuelinas a un toro que tuvo prontitud y ritmo. Clavó con facultades en un espectacular tercio de banderillas. Después, vertebró una faena de largo metraje en la que aprovechó las inercias del toro en la primera mitad, especialmente, por el pitón derecho. Más brusco por el izquierdo, que se vencía por el izquierdo. Acabadas dichas inercias, le costó mucho más al toro, pues a partir del tercer muletazo tardeaba más y se defendía. Acortó las distancias el granadino, que tiró de martinetes, molinetes y desplantes para llegar al tendido. Tras estocada corta tendida, saludó desde el tercio.

Con perfil, abría más la cara el cuarto, toro bajo y lleno, largo y con volumen, al que El Fandi saludó con verónicas, chicuelinas antes de un desarme. Fue un toro blando y tardo como se pudo ver en el intento de quite, por zapopinas, del granadino, obligado a cortarlo tras dos vistosos lances. Esa reservona condición se volvió a comprobar en banderillas, donde costó mucho sacarlo de la trinchera de las tablas. Especialmente, en el tercer par al violín, que obligó a sacar al toro a los medios. Con esta materia prima, resultó una quimera para El Fandi, que le buscó las vueltas por ambos pitones y trató de provocarle la embestida, pero fue imposible. Lo mató de estocada desprendida y saludó desde el tercio una cariñosa ovación.

 

RESEÑA

hierro fuenteymbro

Plaza de toros de Valladolid España. Primera de la Feria de la Virgen de San Lorenzo. Un tercio de entrada. Toros de Fuente Ymbro, bien presentados. El 1º, con inercias, a la defensiva cuando se acabaron; el 2º marcó querencias, de poco recorrido y a la defensiva; el 3º, incierto en los primeros tercios, de apuesta, sacó buen fondo en la muleta; el 4º, tardo y reservón, no le sobraban las fuerzas; el 5º, atacado de kilos, sin ritmo ni emoción; y el 6º, manejable, dejó estar, pero sin excesiva raza ni poder.

El Fandi (de coral y oro), ovación y ovación tras aviso.

Miguel Ángel Perera (de coral y oro), silencio y ovación.

Daniel Luque (de blanco y oro), oreja y oreja.

Incidencias: En banderillas, se desmonteró en el quinto, Javier Ambel.

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