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Un redondo Daniel Luque renueva su idilio con Bayona

Soberbia faena del sevillano al mejor toro de la compleja corrida de El Montecillo. Emilio de Justo corta una oreja de ley

Al subir las escaleras que comunican la galería interior de la plaza de toros de Bayona con el tendido un azulado resplandor invitaba a acceder. El ruedo completamente se había teñido de azul, con el hierro de El Montecillo dibujado en los medios con pétalos, la barrera cubierta de un fondo bleu y formas negras de inspiración cubista. Una imagen peculiar que rompe totalmente con la estética habitual de una corrida pero sin tocar lo esencial. Los toreros vestidos de goyescos, la corrida perfectamente presentada, una magnífica entrada. Las cosas bien hechas.

La corrida de El Montecillo lució la divisa negra en homenaje a su fundador, Paco Medina. Así lo decidió su nieto, David, que lidiaba la primera corrida al frente de la ganadería. De los seis, muy bien presentados, opciones reales dio el quinto al que cuajó perfectamente Daniel Luque.

Cuando apareció el quinto toro el habitual ‘buuuh’ de asombro cuando sale un toro en Francia se convirtió en una ovación. El castaño además de casi seis años sus pitones dirigían las puntas hacia el cielo. Fue deslucido de salida pero en el caballo peleó con intensidad. En el momento en el que Daniel Luque empezó la faena todo era una incertidumbre. En el inicio lo empujó hacia delante para después embeberlo en una tanda en redondo de extraordinaria ligazón. Fue limpiando la embestida en cada muletazo hasta convencer al toro que sacó un agradecido fondo. Luque se durmió en derechazos demayados pero sin afectación. Con inteligencia dio distancia al toro en un momento en el que la faena parecía venirse abajo, aprovechó la inercia para volver a imprimir en el serio toro su ritmo. La faena alcanzó una dimensión especial de mitad en adelante, con la buena colocación del sevillano que apostó en todo momento y encontró fruto al buen hacer. La estocada provocó una muerte espectacular y la afición acompañó con sus palmas la encastada muerte del toro. El presidente asomó desde su ‘presidence technique’ los dos pañuelos, que fueron celebrados con júbilo. Luque mantiene el idilio con esta afición que ha creído en él durante toda su carrera

El burraco que hizo segundo, también cinqueño y a unos meses de cumplir seis años, se emplazó donde con pétalos estaba dibujado su hierro. Olisqueaba, resoplaba para que le cayeran en lo alto del morro, arañaba con la pezuña buscando la cal que había debajo. Esa extraña tendencia condicionó su lidia. A José Chacón le pegó varios amagos con la excusa de las flores. Daniel Luque le exigió en el inicio para quitarle las tonterías. A media altura trató de convencerlo, pero el toro regresaba en búsqueda de los pétalos granates. Su comportamiento se tornó reservón y sus embestidas inciertas. Luque lo intentó, cambiándole los terrenos, ganándole la acción pero no hubo forma de que el toro rompiera a embestir. Tras terminar con el toro que sólo quiso flores, una voz femenina reconoció buscó el consuelo en el ánimo del sevillano: «Buena lidia, maestro».

Un toro de buenas hechuras y torera cara fue el tercero, el menos rematado del encierro. De salida obedeció con su chispa al capote de Emilio de Justo que le ganó terreno hacia los medios hasta dejar una arrebatada media. Se dejó pegar en el caballo, metiendo los riñones especialmente en el primer encuentro. Un toma y daca fue el inicio de la faena, en el que el extremeño se impuso a base de anticiparse a traerlo enganchado y obligarle por abajo. El toro respondió con fiereza pero protestó en las primeras tandas con embestidas sacas y rectas. De Justo le perdió pasos ganándole la cara hasta conseguir imponerse, al natural llegaron muletazos de mucho mérito con precioso embroque y emotivo trazo. Los pases de pecho fueron colosales. El toro sacó entonces el buen fondo que su casta no le dejaba enseñar.El extremeño se fue detrás de la espada con toda la fe del mundo y dejó una estocada tendida que fue suficiente. Oreja a una meritoria faena.

Prácticamente nada puedo hacer Emilio de Justo frente al sexto, que cerró la tarde, un toro de imponente trapío sin fijeza ni humillación que no resultó nada fácil.

Antonio Ferrera no tuvo una tarde especialmente creativa. Sin estar mal con ninguno de sus dos toros, que a penas tuvieron posibilidades, se echó en falta en ocasiones la sapiencia de su buen oficio. Abrevió con el parado primero, un grandón de 600 kilos que se frenó desde los primeros compases de la lidia y que no terminó de romper hacia delante, aunque sin maldad. Más guasa tuvo el cuarto, que desparramó la vista sin centrarse en ningún momento. Ferrera lo aliñó y lo estoqueó de media habilidosa, del mismo modo que a su primero. Despertó división de opiniones.

BAYONA

Viernes, 3 de septiembre de 2021. Plaza de toros de Bayona. 6 Toros 6, de El Montecillo, bien prestados aunque de juego desigual para Antonio Ferrera, silencio y silencio; Daniel Luque, saludos y 2 orejas y Emilio de Justo, oreja y silencio. Primera de la Feria del Atlántico.

Incidencias: Los toros de El Montecillo lucieron divisa negra en homenaje a Paco Medina. Debut de la ganadería en Francia. Tanto Juan Contreras, en el segundo, como José Chacón en el quinto, tuvieron que saludar tras dejar sendos pares asomándose al balcón.

Foto | Mélanie Huertas

 

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