El mexicano firma una redonda actuación ante un lote colaborador aunque exigente; Más de tres horas de festejo, condicionado por la debilidad de remos de la novillada de César Rincón
La Fundación Toro de Lidia puso colofón a la temporada en la que tantos festejos han dado por España apoyados por los gobiernos regionales. También por las televisiones autonómicas –excepto en el Circuito del Norte– pero esta vez la señal la tuvo en exclusiva el Canal Toros de Movistar Plus. Cuestiones de despachos, aunque a la fiesta le habría venido estupendamente que se hubiera visto en Canal Sur, en Telemadrid y en Castilla y León tv además de en Canal Toros, por su implicación en el proyecto.
La arrolladora actuación de Isaac Fonseca marcó una interesante final que se prolongó más de tres horas por la devolución de dos novillos. Novillada condicionada por la falta de fuerza del encierro de César Rincón.
El tercero novillo, fuerte, resultó suelto en los primeros compases. Se centró en la faena de muleta de Isaac Fonseca que le brindó su labor a Victorino Martín y a Miguel Abellán. Con su convicción natural se echó de rodillas para empezar la obra, cambiándoselo por la espalda. En la primera tanda erguido, se llevó una fortísima voltereta en un pase de pecho en el que tiró de la embestida mirando al tendido. No le perdonó el novillo no llevarlo cosido y le cogió con violencia. Con la izquierda llegaron momentos buenos en este ejemplar del maestro César Rincón. Para abrochar la faena, con el novillo completamente entregado, le volvió a dar un pase de pecho mirando al tendido. Muestra de haber vencido al novillo y de valor al repetir el pase del percance. La estocada fue contundente aunque algo defectuosa de colocación. Oreja con mucha fuerza.
Con paso firme, sin duda alguna, se dirigió a la puerta de chiqueros Isaac Fonseca para recibir al séptimo novillo de la tarde. Casi en los medios le pegó un farol de rodillas. Después llegó un emocionante y atropellado conjunto de lances que terminó con un desarme. En el quite se devolvió al novillo. En su lugar, como séptimo bis, apareció un descarado novillo de Victoriano del Río. Que salió como un rayo y se encontró al mexicano esperándolo de rodillas. Concluyó el saludo por chicuelinas. Muy quieto se quedó en el quite por saltilleras. El mexicano brindó al público de la Sierra de Madrid que tanto le ha apoyado toda la temporada. Empezó de rodillas, el novillo se vino con alegría de largo. Emocionante arranque como el resto de la faena en la que el de Victoriano del Río fue un torrente de bravura, exigiendo por abajo. Fonseca encontró la horma para su zapato. Un duelo lleno de emoción en el que los aficionados de Moralzarzal rugieron ante la entrega del novillero. Cuando la faena parecía perder fuelle, se echó de rodillas para exponer muchísimo, pero sin dejar de engancharlo delante y llevarlo con gran poder. Finalizó con unas bernadinas sin el estoque ayudado y recibió una soberana paliza. Los pitones pasaron por el cuello, afortunadamente sin consecuencias. Si tiró a matar como una vela, llevándose un fuerte derrote en la rodilla derecha. El novillo cayó en segundos y las dos orejas coronaron la tarde de pura entrega de Fonseca.
Muy seria y maciza fue la actuación en conjunto de Manuel Diosleguarde. Al zapato primero de El Torreón le enjaretó unas verónicas con ritmo de saludo. Empezó la faena de rodillas, en el tercio, sorprendiendo con un farol. Fue haciéndolo con su buen oficio hasta que se rompió en una gran tanda de naturales. Lo cuajó por ese pitón, con naturales ceñidos y largos. También se entendieron por el pitón derecho. El rítmico final estuvo a la altura de la buena faena. La estocada en todo lo alto hizo pensar que podía ser premiada la obra con dos orejas. La petición no cesó tras la concesión del primer trofeo pero el presidente no la concedió.
En el quinto de la tarde, el más altote del conjunto, disfrutó de su clase en el capote pero se topó con la flojedad en la muleta. Perdió demasiadas veces las manos el amplio novillo desluciendo la obra. Una pena por lo centrado que se mostró en todo momento.
El vestido que estrenó Jorge Martínez, catafalco y oro, fue de figura del toreo. Anduvo muy fácil con otro precioso novillo, en este caso negro de capa, que se definió con buena condición pero escaso poder. Se puso la gente muy en contra, aun así trató de hacer las cosas bien. Esa poca fuerza provocó continuos derrotes aunque en el primer tramo de la faena mostró su buena pasta. Le tocó en demasiadas ocasiones la muleta.
Se echó para atrás el sexto, que perdió las manos de salida y tras su paso por el caballo. En su lugar apareció un auténtico toro, de expresión. Se frenó en el capote, midiendo mucho y colándose por el pitón izquierdo en varias ocasiones. En la muleta tomó bien los vuelos que le presentó el novillero de Murcia afincado en Almería. Por el izquierdo siguió midiendo pero por el derecho se entregó con profundidad. Martínez, que recibió una voltereta en un pase de pecho, pudo mostrar su buen concepto del toreo. Consiguió templarlo especialmente por ese pitón derecho que fue el lado bueno del novillo, que fue de menos a más. Remató por manoletinas y un extraordinario pase de pecho. Lamentablemente el uso de la espada no estuvo a la altura de la notable faena.
Manuel Perera, que llevaba las medias blancas, mostró la disposición que ha caracterizado su temporada. Lo intentó en todo momento en los dos novillos de su lote, el primero fue francamente flojo mientras que el octavo resultó muy soso. No se dejó nada en el tintero, con gaoneras, tafalleras –también de rodillas en el quite al octavo– y momentos de mucha intensidad en las dos faenas pero sin conseguir rayar al nivel que ha mostrado en este 2021. Quiso agradar en todo momento.
Ficha del festejo.
Sábado 7 de noviembre de 2021. Plaza de toros de Moralzarzal (Madrid). Final de la Liga Nacional de Novilladas de la Fundación Toro de Lidia. Novillos de El Torreón, bien presentados pero de escaso remate y de manejable juego. Un sobrero (7ºbis) de Victoriano del Río, bien presentado y bravo.
Manuel Diosleguarde, de verde botella y oro. Oreja y ovación.
Jorge Martínez, de catafalco y oro. Palmas y silencio.
Isaac Fonseca, de grana y oro. Oreja con petición de la segunda y dos orejas.
Manuel Perera, de fucsia y oro con los remates negros. Silencio y silencio tras aviso.
Incidencias: En el quinto de la tarde saludó en banderillas Elías Martín e Iván García hizo lo propio en el séptimo.