Se presentó en Madrid Uceda Vargas, que acusó su falta de oficio con el reservón tercero pero que dejó muestras de su pinturería en el sexto, al que toreó muy bien. El sevillano se vino arriba, cuidó la colocación y demostró sus buenas formas. Hay que esperarlo.
En el tercero, que se venía por dentro, tuvo el detalle de llevarlo al caballo con unas chicuelinas al paso muy sencillas y airosas. Brindó esta primera labor de su tarde a Manuel Escribano, que le apoyaba desde el callejón. En el sexto, además de lo comentado, remató por bernadinas -en homenaje al recientemente fallecido maestro catalán-. Se le pidió la oreja con fuerza, no la concedió el palco y dio una vuelta al ruedo.