La sonada Puerta Grande de Víctor Hernández en la apertura en Las Ventas dejó en segundo plano la notable presentación de Miguel Uceda Vargas, que incomprensiblemente se quedó sin premio pese a una petición de oreja mayoritaria.
El novillero de Gerena llevaba cinco meses sin vestirse de torero y ésta era la tercera novillada de su vida. Sin embargo estuvo tranquilo en todo momento «y en el sexto novillo me llegué a hacer a la idea de que estaba en el campo», asegura Miguel. A su lado estuvo Manuel Escribano, con el que entrena a diario y que le sirvió de muchísima ayuda «antes y durante mi debut en Madrid», explica Uceda, agradeciendo los consejos de un torero de la experiencia de Escribano.
Respecto a su actuación, y aunque en su primer novillo apenas pudo pegarle unos pases antes de que éste se viniese abajo, rozó el triunfo en el sexto por una faena de firmeza y aguante. «El novillo miraba -explica Uceda Vargas- pero luego obedecía a los toques y tenía emoción. Es el clásico novillo que si tú tiras la moneda y apuestas, termina dándotelo, como así fue».
Tras una estocada fulminante, la petición de oreja fue a todas luces mayoritaria, pero el presidente no quiso sacar el pañuelo. «Es difícil de entender que me negaran la oreja, y lo único que se me ocurre es que la polémica de la segunda oreja a Víctor Hernández me perjudicara, porque si no es inexplicable, pero al menos di una vuelta al ruedo con mucha fuerza que nadie me protestó, algo que no es habitual en esta plaza». Esperanzado en que este debut le abra puertas de ferias de novilladas, ansía ahora presentarse en Sevilla y, por supuesto, regresar a Las Ventas, donde pese a su notable actuación «en realidad han podido ver sólo una pequeña parte de lo que puedo llegar a dar de sí».