Morante cumplió su sueño de torear 100 corridas esta temporada. Diferentes devenires hicieron que la plaza de Ubrique finalmente fuera la que acogiera este acontecimiento. Una tarde muy especial que abrochó con una faena con mucho sabor al quinto toro de Carlos Núñez. Dos orejas, que tal vez saben a poco, pero al errar con la espada perdió los máximos trofeos. Esos que sí paseó un vibrante Andrés Romero del bravo cuarto de Fermín Bohóquez, que fue premiado con la vuelta al ruedo. Junto a ellos salió en hombros un torerísimo Pablo Aguado, que apuntaló dos actuaciones importantes.
Con muchos pies saltó al ruedo «Ratonzucho», de Carlos Núñez. Morante solo pudo instrumentar un par de verónicas lucidas, que remató con una media muy estética. Bello fue el quite por chicuelinas. Con pases por alto, gustándose mucho, inició la labor. El de La Puebla prosiguió en redondo, con temple e imprimiéndole ritmo. Muy quieto y con mucha seguridad anduvo Morante, exprimiendo las pocas embestidas por el pitón derecho que le regaló su oponente. Pinchó antes de dejar media algo caída, que precisó de un golpe de verduguillo.
Desplegó un sabor añejo Morante en el recibo de capa a «Zarampaño». Barroquista fue el quite por tafalleras. El sevillano tomó los palos sorprendiendo a los asistentes. El primer par de frente, el segundo reunido y el tercero al quiebro junto a tablas. Tuvo el bonito gesto de brindarle a su apoderado Pedro Jorge Marques. Sentado en el estribo comenzó para seguir con la pierna genuflexa, estallando la plaza. Fue solo el prólogo a una faena cargada de personalidad a un toro enclasado. Cinceló muletazos por ambos pitones templados y con hondura. Una obra excelsa con la que firmó la temporada de las 100. Remató con dos pinchazos y una estocada casi entera, que le valieron para desorejar al animal.
Andrés Romero brindó a sus compañeros de cartel su primero toro de Fermín Bohórquez. Lo recibió sobre «Obelisco», colocándole un rejón de castigo en todo lo alto. Fue un animal noble, que tuvo ritmo. Con «Bucéfalo» quebró con elegancia, mientras que la emoción la puso a lomos de «Guajiro». Culminó la faena con las cortas en el centro del ruedo. El fallo con el rejón de muerte le privó de cortar trofeo.
Romero, a lomos de «Copito», se fue a por el cuarto a la puerta de chiqueros para clavar el primer rejón de castigo. El de Bohórquez tuvo movilidad, bravura y transmisión, cualidades que supo aprovechar el onubense. Vibrante estuvo sobre «Fuente Rey», dejándose llegar mucho. Igual de espectaculares, los quiebros con «Coimbra». Rubricó con las cortas junto a «Kabul», mientras que con «Chamán» enterró el rejón de muerte. La locura se desató en los tendidos pidiendo los máximos trofeos para el rejoneador y la merecida vuelta al ruedo a «Fogonero».
Más alto y escurrido «Ratoncito», que hizo tercero. Fue irregular en la salida por lo que Pablo Aguado tiró de improvisación, rematando el ramillete de verónicas con chicuelinas y una media. Inició con suavidad con estatuarios y molinetes, sacándolo hacia los medios para quitarle la querencia. Tomó pronto la muleta con la mano izquierda para torear relajado y con armonía. Las series brotaron con naturalidad y mucha personalidad con un toro de Nuñez, que tuvo clase y humillación. Mató de un pinchazo y estocada y paseó una oreja.
Más hecho, aunque bizco, «Barquerito». Aguado le echó bien el capote pero no terminó de embestir con entrega. Le brindó a Morante en su tarde especial. El sevillano mostró firmeza y poder logrando atemperar la embestida brusca que poseía el de Núñez. La colocación fue clave. Dejándole la muleta puesta, plasmó muletazos largos, de bello trazo. Los naturales, con mayor despaciosidad y estética. Al final de la faena le costó más, queriéndose rajar pero Aguado se adornó con mucha torería. Acabó con él con un pinchazo hondo y obtuvo otro apéndice.
Plaza de toros de Ubrique, en Cádiz. Lleno. Toros de Fermín Bohórquez para rejones destacando el bravo cuarto, que fue premiado con la vuelta al ruedo, y Carlos Núñez, desiguales de presentación y juego, destacando el enclasado quinto.
Andrés Romero, ovación con saludos y dos orejas y rabo.
Morante de la Puebla (de catafalco e hilo blanco), ovación con saludos y dos orejas tras aviso.
Pablo Aguado (de catafalco y plata), oreja y oreja.
Incidencias: Al finalizar el paseíllo se guardó un minuto de silencio en memoria del periodista Jesús Quintero.