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Triunfó otra vez Diego Sánchez en la Plaza México

Fue la última corrida de la Temporada de Aniversario. Había expectación por el cartel y por saber lo que vendrá en el coso más grande del mundo. Quizá hasta mayo vuelva a abrir sus puertas, para los taurinos, parece mucho tiempo

Durante el paseíllo se brindó un minuto de aplausos en honor al recién fallecido Rafael Báez, apoderado de colosal dimensión, amigo y casi padre del maestro Eloy Cavazos, habiendo dirigido su vida como torero y entrañablemente también su vida personal.

Se lidió un encierro de Barralva, muy bien presentado pero de juego complicado, difícil, infortunado para los toreros, y un toro de Zacatepec para rejones, siendo bueno y noble, con embestidas templadas. En los tendidos hubo una buena entrada, aproximadamente unos 13,000 espectadores.

Abrió plaza el rejoneador Paco Velásquez, vistiendo a la usanza portuguesa, quien demostró ser un ejemplar jinete y buen caballero en plaza con sus cabalgaduras. Inició con solo un rejón de castigo, para luego toreando con buen temple a la grupa, colocar certeras banderillas. En este tercio lució con un caballo tordillo muy torero. Después en elegantes ejecuciones cerró el tercio dando giros espectaculares ante la cara del buen toro de Zacatepec.

Pero vino a menos, muy a menos cuando intentó colocar un par de banderillas a dos manos, suerte que a fin de cuentas no consumó y el público le cayó encima.

Fue entonces cuando aparecieron los Forcados Amadores de México para pegar al segundo intento con gran valentía del forcado de cara Carlos Tirado . Y un muy sobresaliente ejecución del rabillero Rene Tirado quien hasta con desplante torero ejecutó la suerte asido del rabo del toro.

Regresó Paco Velásquez con el rejón de muerte y al segundo intento dejó la hoja de peral completa sobre el morrillo del astado. Pero se amorcilló y vino una lluvia de pinchazos lo que provocó una severa silbatina para el rejoneador y una ovación en el centro del ruedo para el forcado.

En el toreo a pie, Arturo Macías reapareció en el gran escenario con el ánimo en lo más alto, en esta plaza que fue suya alguna vez. A su primero lo lanceó para sujetarlo ya que mostraba una embestida descompuesta. Quitó por mandiles estatuarios de gran merecimiento ya que el toro lo desafiaba con peligro. Con la muleta inició doblándose con señorío. Luego corrió la mano prodigándose en mando para instrumentar esos derechazos de mucho poder. Por el lado izquierdo era mejor el toro y le permitió expresarse con profundidad en el toreo al natural. Culminó la faena con bernardinas exponiendo en verdad. Mató de ¾ de estocada trasera y un golpe de descabello para salir al tercio a escuchar fuerte ovación.

A su segundo lo lanceó bien a la verónica. Realizó un dramático quite en el centro del ruedo por ajustadísimas gaoneras. Y con la muleta recibió al toro con dos cambiados por la espalda en el centro del redondel que fueron de alarido. Luego cuando quiso correr la mano, el toro salía suelto y entonces se lo llevó a contra querencia y ahí le instrumentó algunos buenos muletazos. Pero el astado no colaboraba, saliéndose de la suerte y derrotado a más. Y ante la imposibilidad de una faena de triunfo, se dio a torear en la querencia del infame burel, extrayendo muletazos de valor al hilo de las tablas sin enmendar terreno. Mató de una gran estocada pero el toro se amorcilló y tuvo que recurrir al descabello hasta en 5 ocasiones y escuchó dos avisos.

Fermín Rivera se enfrentó al segundo de lidia ordinaria y poco pudo hacer con el capote ante un toro que tiraba derrotes desde entonces. Con la muleta inició desconfiado con un astado con la cabeza alta y derrotaba. Aun así intentó el toreo por ambos lados sin someter las descompuestas embestidas del burel barralvense lo que llevó a la reprobación del público. Mató de dos pinchazos y estocada para escuchar silencio.

Con el quinto tuvo gran disposición pero tenía enfrente a un toro incierto, distraído y agarrado al piso con el realmente había poco que hacer. Con estocada entera se lo quitó de encima y nuevamente el silencio fue la calificación a su labor.

Y el más joven de los tres alternantes resultó ser el triunfador. Diego Sánchez recibió con una larga cambiada a su primero para luego lancear recogiendo las embestidas de su enemigo. Inició su trasteo de muleta doblándose con arte y mando. Se dio a torear con clase y portento por ambos lados, con un sello propio a un toro que regateaba las embestidas y se quería rajar, pero iba por el torero, expresando con algarabía y buen son. Mató recibiendo y dejó media estocada que hizo doblar al burel. La petición fue unánime y cortó una oreja más que bien merecida.

Con el que cerró plaza, otro toro de embestida descompuesta, intratable por el lado izquierdo así que se dio a torear por el derecho extrayendo buenos muletazos. Se le vio muy aseado y conocedor de la lidia, dejó la muleta trasera a su cuerpo para alargar el recorrido del toro. Luego lo enceló metido entre los pitones. Sin embargo era muy difícil construir la faena con las infaustas condiciones el burel. Mató de bajonazo sin soltar la espada y media estocada caída para escuchar aplausos.

José Luis Ornelas
Imagen | Plaza México
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