El alicantino desoreja al quinto, el mejor toro de Núñez del Cuvillo; Roca Rey se entrega y Morante torea muy despacio
Llegando a la plaza de Olivenza recordaba la primera vez que pisé sus tendidos. Fue hace diez años en la emotiva reaparición de Juan José Padilla. Me recordó la riada de gentes por sus calles, la soleada tarde y el cartel: Morante y Manzanares con Cuvillos. La década de diferencia trajo la retirada del pirata curtido en mil batallas y la llegada al toreo de un fenómeno peruano llamado Roca Rey.
El quinto resultó el mejor toro del encierro de Núñez del Cuvillo. Definido desde salida. José María Manzanares, que perdió el capote en el primer derrote, lo toreó a placer después meciendo las telas con suavidad hasta abrochar con la media. Rompió el toro en la brega de Duarte. Manzanares lo empujó al principio para enroscárselo después. Le dejó la muleta por delante y le fue exigiendo por abajo. El toro se creció a la exigencia, con buen ritmo y humillación. Muy noble, agradecido al buen trato de Manzanares que sacó a relucir su versión más asentada. Tuvo detalles muy toreros y un punto de reunión rescatado de su mejor época. La fea estocada no ensombreció la euforia: dos orejas. Lo intentó sin éxito con el desrazado segundo con el que anduvo aseado y medido. Lo mató de una soberbia estocada al encuentro.
Manejó tiempos y formas para marcar las diferencias. Al anovillado tercero lo recibió a pues juntos. No le importó el frenazo ni el topetazo después para imponerse con la colocación. Informal en los tercios, Antonio Chacón saludó después de exponer muchísimo. Empezó la faena por estatuarios, sin mover prácticamente la tela. Muy asentado desde la primera tanda sobre la mano derecha. Al natural el viaje del toro se diluía en sucios cabezazos. Por el derecho también soltaba la cara pero Roca Rey lo enganchó con suavidad y lo fue atemperando. Una vez podido hizo amago de rajarse. Lo sacó de nuevo a los medios para empujarlo con compromiso por los dos pitones, en un remate por bajo le prendió con violencia. Se zafó rodando por el albero pero el toro volvió a hacer por él. Una vez recuperada la vertical y el susto generalizado, estremeció a los tendidos con circulares en cercanías. Desplegó todo su poder y garra de figura a sabiendas que este año se habla de otros toreros que están en la ‘pole position’, terreno que debe recuperar a base de aldabonazos como el de esta tarde.
El quite que le hizo al sexto fue sencillamente espectacular: chicuelinas, tafalleras, gaoneras y una brionesa. Largo y de gran exposición. Roca brindó al público para imponerse al toro que tuvo más movimiento que clase. Faena de imponerse, de estar por encima de las circunstancias, de no perder el ánimo pese a los hachazos constantes. Muy por encima en todo momento, sin contagiarse de la violencia que tuvo el toro. Una vez que lo pudo, ya en su terreno, el toro tiró la toalla. Se rajó. Con la espada, que no lo vio nada claro, perdió la posibilidad de triunfo.
Morante, que abrevió acertadamente con un primero probón y desclasado, estuvo muy dispuesto con el cuarto. Buena sensación con el capote, especialmente en las chicuelinas al paso para llevarlo hacia el caballo. Brindó la faena al público. Se dobló muy en torero en el inicio para después ligar en redondo, sin crispar nada el cuerpo. Cuando el toro empezó a aburrirse a media altura le cambió los terrenos para torear con la zurda con enorme naturalidad y temple. Una exquisita faena que remató con una estocada algo desprendida que llegó tras un pinchazo. Oreja indiscutible.
Domingo, 6 de marzo de 2022. Plaza de toros de Olivenza (Badajoz). Quinta de feria. Toros de Joaquín Núñez, de baja presentación -algunos de ellos anovillados- y de manejable juego pero de contada casta a excepción del 5°. Morante de la Puebla, de otro viejo y oro. Estocada habilidosa (saludos). En el cuarto, pinchazo y estocada (oreja). José María Manzanares, de azul noche y oro. Gran estocada (saludos tras leve petición). En el quinto, media estocada perpendicular y un descabello (2 orejas). Roca Rey, de nazareno y azabache. Estocada trasera y ladeada y dos descabellos. Aviso (oreja). En el sexto, dos pinchazos, estocada que hizo guardia y un dedcabello. Aviso (palmas). Incidencias: Se colgó el «Lleno de no hay billetes». Saludaron tras parear Antonio Chacón y Mambrú.