Tras varios días de lluvia, volvió la calma a la ciudad de Sevilla y la mañana se presentaba soleada. Me cito con un fotógrafo tardío, pero con una técnica y sapiencia exquisita, en los alrededores de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla y tras las presentaciones y saludos previos, nos sentamos a charlar en uno de los bares míticos de las previas de las corridas, el Bar Taquilla. Tomás Muruaga (sevillano de nacimiento y con ascendencia vasca), es una persona pausada y tranquila, pero se nota su ojo observador y su viveza de pensamiento, fruto de su extensa y basta cultura. Hablar con él, es una lección magistral, pues nada de lo que cuenta lo hace con hipérboles ni autorreconocimiento, señal de que es un gran artista de los pies a la cabeza. A pesar de que en su extensa producción ya había tratado la temática taurina, con alguna exposición y una serie que, a pesar de seguir abierta, ya se puede considerar de culto (la titulada como “Sol y Sombra”), su nombre ha saltado con fuerza al orbe taurino por su último trabajo, la campaña publicitaria de Pagés para este año titulada “Sevilla, palacio del toreo” en la que ha retratado a los principales toreros del abono hispalense en monumentos icónicos de la ciudad. Un trabajo, que a buen seguro le abrirá puertas para retratar a la tauromaquia desde ese prisma tan personal que tiene y que pienso, es necesario para la tauromaquia del siglo XXI. Conversamos con él sobre sus inquietudes y sobre su recién estrenado trabajo…
Comencemos por el principio, ¿en qué momento te interesaste por la fotografía taurina? ¿Eras aficionado o fue por un tema laboral únicamente?
De una manera espontánea y una atracción natural, que es lo que siento por la fotografía del mundo del toro. Yo no me considero casi ni aficionado, siempre me ha gustado ir a los toros, sin ninguna frecuencia marcada, algunos años iba varias veces, otros ningún día y, es verdad que hace aproximadamente diez años, decidí orientar mi vida laboral al mundo de la fotografía. Siempre había tenido una inquietud artística, que no había desarrollado, y encontré en la fotografía ese espacio y, apareció el mundo del toro como apareció el Alcázar, el mundo de los pintores… Y apareció por una cuestión estética, un mundo de color, de luz y emociones, y fue lo que me atrajo del mundo del toro.
Empecé a realizar fotografías desde cualquier sitio de la Maestranza, desde donde la localidad que había adquirido me permitía, y unas instantáneas que en un primer momento eran para mí, las vieron unos amigos y finalmente se montó una exposición. Una primera exposición y una serie que denominé “Sol y Sombra” y que a día de hoy sigue abierta. Esa exposición me abrió puertas e introducirme en el mundo del toro, y eso me ha permitido seguir y ampliar campos.
Por concretar, lo que me atrajo es lo que considero una estética única, un entorno que no podría ser inventado, algo que es sorprendente y que tengo la fortuna de tener cerca.
En tu producción, existen fotografías de temática variada (callejeras, cofrades, monumentales…) y ámbitos diferentes, ¿crees que la fotografía taurina puede ser perjudicial a largo plazo en tu carrera?
No es algo que me preocupe, lo que a mí me importa ahora mismo es estar a gusto, ser coherente con lo que me hace disfrutar o emocionarme y hacer fotografía, espero, durante mucho tiempo, el tiempo que me cause placer. Y ahora mismo hacer fotografía taurina es algo que me llena, en el momento que deje de hacerlo, pues seguiré otros caminos.
Hay una frase de Barceló que me gusta mucho, en la que dice que, si quieres ser algo revolucionario pues lo de ser taurino o acercarse al mundo taurino está muy bien, porque realmente te pone en una situación en la que anteriormente estaban otro tipo de cuestiones.
A mí, no me preocupa nada, me gusta rodearme de gente que piense, que tenga criterio propio y ya luego que estén de acuerdo o no con el mundo del toro, pero con buenos argumentos. Lo mismo con la pintura o la música, pero creo que eso no debe de significar ser mejor o peor o que te abra o cierre puertas.
<< Lo que me atrajo del mundo del toro es que lo que considero una estética única, un entorno que no podría ser inventado, algo que es sorprendente y que tengo la fortuna de tener cerca>>
Baldomero, Serrano, Vandel, las familias Arjona y Cuevas… Nombres imprescindibles en la historia de la tauromaquia y, sin embargo, poco reconocidos, ¿crees que el mundo/sector taurino no cuida lo suficientemente bien a los fotógrafos?
Pues no sabría decirte, pienso que sí, pero porque la fotografía taurina es muy de recoger el momento o el lance típico, y creo que estarán siempre ahí. Quizás también los fotógrafos tenemos que pensar en otro enfoque para que esa fotografía tenga otro tipo de valoración, que pueda ser susceptible de publicaciones o exposiciones, que salga un poco del molde prestablecido. Lo que yo he visto es que el fotógrafo hace una foto y después es vendida a un aficionado o al propio torero, y creo que hay que salir de ahí, buscar nuevos canales o puntos de vista y que la fotografía podría aportar al mundo del toro.
En tu obra, es normal ver un precioso juego entre luces y sombras, similitud con el espectáculo taurino, de hecho, tu serie principal se llama “Sol y Sombra”, pero, ¿qué es lo que más te inspira de la tauromaquia y por qué?
Precisamente ese aspecto: ese albero de la Maestranza contrastado con la sombra del tendido y el cielo de Sevilla en un día bonito, es algo insuperable. Lo que más me atrae es su estética, que podría encontrar en un museo o en un bailarín, en todo lo relacionado con el arte.
El colorido, los trajes, las personas, los momentos previos… De hecho, fundamentalmente mi fotografía es en el patio de cuadrillas, el lugar donde aparece la tensión, el miedo, el compromiso… en definitiva, lo humano. También, interés en la fase previa, los momentos antes de la corrida, pero por su difícil acceso, no las he tratado cuánto me gustaría.
En las últimas semanas, tus fotografías han sido vistas por miles de personas, tanto en Sevilla (pues se pueden ver en muchos lugares de la ciudad como reclamo publicitario), como en el resto del mundo (a través de las redes sociales e internet), pues has sido el responsable de la campaña “Sevilla, palacio del toreo”, ¿cómo se ha gestado la campaña?
Yo tenía esa idea desde hace tiempo, pero que no llevaba a término por la dificultad que lleva intrínseca ese mundo. Gracias a mis exposiciones, como ya he comentado, he tenido la suerte de conocer a mucha gente del toro, y entre ellos conocí a los responsables de medios de Pagés, concretamente a José Enrique Moreno. Le trasladé la idea, no para que fuera aceptada por Pagés como una campaña de publicidad, si no a título personal para que me ayudara a acceder a los toreros. La sorpresa fue, cuando en navidades me comentó que se iba a presentar y fue aceptada.
El papel de las casas palacio ha sido fundamental, ya que nos han facilitado muchos las cosas. La campaña se hizo en cuatro días: uno con Morante, otro con Ortega y dos dobletes, Juli-Manzanares y Aguado-Roca Rey. Lo teníamos todo preparado y medido, porque sabíamos con qué “toro” estábamos lidiando.
Salió todo bien, los toreros estuvieron muy dispuestos y colaboraron sin problemas. Mi idea viene a partir de un reportaje a Pepe Moral en Casa Salinas, ya que vi que estos personajes únicos, entroncan perfectamente con los ambientes de esas casas palaciegas. Ver a Morante en Dueñas o Manzanares delante del tapiz de Dueñas… prácticamente no había que hacer nada, la imagen habla por sí sola.
Cada uno, además, ha tenido su sello y personalidad, siendo el mismo enfoque, cada uno ha tenido su diferencia dentro de la campaña. Que, por cierto, lo que ha salido es la punta del iceberg, ahí hay un material increíble que ojalá algún día salga a la luz.
Morante, Pablo Aguado, Juan Ortega… ¿has tenido algo que ver en la elección de los toreros protagonistas de la campaña? ¿Y de los lugares y vestimenta en los que los has retratado?
Como te he comentado, una idea que era mía con un propósito artístico, se convirtió en una campaña con una finalidad publicitaria, por lo que mi relación con Pagés, se convierte en una relación profesional; es la empresa la que selecciona a los toreros.
A ellos, se le transmite la idea, y cada uno de ellos selecciona como quería aparecer en la fotografía, si de corto, o vestido de luces. A medida que yo iba sabiendo qué torero participaba y en función de los sitios en los que iban a hacerse las fotos, yo fui buscando las localizaciones más acordes para cada uno de ellos. Empezamos con Morante, que por cierto hemos tenido la suerte de que esos cuatro días tuviéramos suerte con el tiempo, pues esa fotografía del de La Puebla no hubiera sido posible sin un día puramente sevillano; y el resto, fuimos ajustando, algunas se hicieron de forma meramente operativas por la comodidad de los toreros.
Ahora, toca mojarse, ¿cuál ha sido el torero más fácil de retratar y cuál el más difícil?
No sabría decirte, porque teníamos tan claro de que eran personajes tan excepcionales y lo llevábamos todo tan medido, que dificultad en sí en retratar, no hemos tenido ninguno.
A título personal, al que más respeto tenía de retratar era a Manzanares, por una cuestión evidente, porque ha sido retratado por los mejores fotógrafos del mundo y por su experiencia en este sentido. Y, sin embargo, fue generoso y magnífico.
Eso se ha repetido en todo, ellos se han visto en un entorno excepcional y se han sentido muy cómodos y todo fue sobre ruedas. Problemas, con ninguno.
Muchos aficionados (entre los que me incluyo), se quejan de que los toreros actuales parecen “menos” toreros que los de antaño, que se ha perdido algo de esa arrogancia y torería que tenían, ¿qué opinas al respecto?
Pienso que todos los participantes de esta campaña, sí que me han transmitido eso, pues son personas que respiran su profesión y no sabes donde empieza y donde acaba el personaje, si es que lo son, porque son auténticos. Por ejemplo, en la sesión fotográfica, cuando se rompía un poco la barrera y se distendía el ambiente, se veía que había verdad.
Vuelvo al ejemplo de Manzanares, una persona que iba andando por Dueñas, y todo en él es torería, hasta descansando. Una tónica que se ha repetido también con el resto, lo llevan en los genes.
<< Existe una fotografía de calidad que cumpla con una cuestión artística, publicitaria, que llame la atención y en ese sentido, sería deseable que algún día podamos ver una fotografía en un cartel de la Maestranza>>
Si tuvieras una máquina del tiempo, ¿a quién te hubiera gustado retratar?
A Curro Romero, pues, aunque lo he conocido y he podido retratarlo, no he tenido la suerte de vivir sus años como máxima figura en las plazas.
Este año, tanto la campaña de Pagés como la presentación del cartel anunciador, han tenido mucha repercusión, una muy positivamente y otra no tanto… ¿qué opinas sobre que algún año el cartel anunciador sea un cartel fotográfico? Entendiendo la fotografía como una rte.
Sería algo deseable, lo veo posible y que tendrá que ser una decisión que tomen lo que tienen esa responsabilidad y que creo que llegará, porque como todo en esta vida, son modas.
Existe una fotografía de calidad como para poder abordar ese tema en su totalidad, que cumpla con una cuestión artística, publicitaria, que llame la atención y en ese sentido, sería deseable que algún día podamos ver una fotografía en un cartel de la Maestranza.
A lo largo de tu carrera, has tenido la suerte de retratar a grandes toreros, ¿quién reúne todos los parámetros para posar en lo que consideraríamos una fotografía artística?
Es complicado quedarse con uno, porque todos derrochan arte. Quizás por distintos aspectos, los toreros sevillanos, no sería una mala selección. Pero tendría que incluir por ejemplo a Manzanares, que se le nota que cuida mucho los detalles.
Creo que todos los toreros te aportan algo estético o especial, cada uno con su peculiaridad, pero
Por último, un deseo para la venidera feria sevillana.
¡Qué el tiempo nos respete! Que haga buen sol y pueda volver a realizar esas fotografías que tanto me gustan en el patio de cuadrillas, subrayando el sol y la sombra, que es algo que no hay que olvidar, porque forma parte del mundo del toro y de la vida.
Gracias