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Terna victoriosa en Villanueva del Arzobispo

Los pitones rasgan la piel de los olivos. Hoy hay toros en Villanueva del Arzobispo, tierra aceitunera como ninguna. 1000 almas pueblan los tendidos, rozando el lleno acorde al aforo permitido. Bureles de la “D” coronada, de D. Santiago Domecq, para Diego Urdiales, Emilio de Justo y Juan Ortega. Si el arte fueran nubes, hoy llovería a mares. 

Ternos clásicamente pintureros portan los diestros acartelados. Verde Esperanza, hoy oliva y oro viste Urdiales. Catafalco y oro De Justo. Y sangre de toro y oro Ortega. Casi ná.

Negro mulato era el primero de la tarde, en suerte para Diego Urdiales. Bajo, bien presentado. Entra ligando recelosamente en el capote, arrea. No hizo falta ni colocarlo en suerte para el caballo, se fue él sólo nada más vio salir a Manuel Jesús Ruiz, “Espartaco”, que guardaba la puerta. Dos puyazos tomó de él, empujando con los riñones, y uno señalado de Óscar Bernal, a quien en principio correspondía picar al astado. Pareo práctico. Brinda a su tía vía telemática. Muy torero el inicio, metiéndolo en el percal. El toro sigue ligando, acusa cierto desorden en embestidas, con ritmo. Estuvo encima de él Urdiales, con voluntad veterana. No fue fácil. Estocada entera, contraria, y descabello. Ovación con saludos.

“Durillo” era el nombre del morlaco enlotado en segundo lugar. Toro negro, algo más alto, hondo, herrado con el número 109. Lo recibió Emilio de Justo genuflexo, seda en mano, ganándole terreno el extremeño. No da mucha opción a las luces de momento, pero repite bastante. Empuja notabilísimamente en el único pero largo puyazo que tomó, llevándose a la grupa de Juan Bernal a los medios. Bonito quite por chicuelinas, y también lo fue la media. Gran brega de Morenito de Arles, y buenos pares. Brinda De Justo al público. Gran inicio, de nuevo genuflexo, exigiendo. Hace viento. El toro es pronto, y repite con transmisión. Saca la cara aun sin salirse de la muleta en ocasiones. El de Torrejoncillo le aprieta, con criterio, alcanzando gran lucidez, en una faena larga que gustó mucho en los tendidos, hasta el final. Estocada algo caída, pero efectivísima. Dos orejas y vuelta al ruedo al toro, que peleó animosamente hasta el final de su vida. 

Del color del carbón fue también el primer toro de Juan Ortega. Bajito, de buenas hechuras. Dejó embestidas sueltas, de una en una, muy templadas y humilladas en el capote del sevillano, que con las muñecas de compás, hizo cantar a los tendidos. Pero sus embestidas son, por lo general, dispares. Cumplió ante el varilarguero, recibiendo un puyazo. No regaló nada en banderillas este toro, pero la cuadrilla estuvo muy a la altura, desmonterándose tras una muy buena lidia Andrés Revuelta y José Ángel Muñoz “Perico”. Poco tiene el toro desde que comienza la faena. No quiere. Le saca algunos grandes muletazos sueltos el de Triana, despacio, pero el toro lo malcompensa con una condición mansa, sin opciones. Pinchó arriba Ortega, no sin antes recibir una voltereta que le causó una cornada interna. Enterró el acero a la segunda y sonó un aviso. Pitos al toro en el arrastre, y ovación al diestro, que caminó a la enfermería.

Negro listón, hondo y de manieristas proporciones fue el cuarto de la tarde. Cuesta arriba, la cara llega por el pecho del diestro riojano. Repite algo en el capote, se desplaza. Toma dos puyazos, en los que empuja. No humilla, complicando su lidia y pareo. En la muleta de Urdiales embiste a media altura, y se le llega a meter por dentro en alguna ocasión. Lección de toreo y colocación del de Arnedo, impasible y arrebatado, despierto en todo momento. Firme. Entregado. Señorial. Mimbra una faena larga pero para nada pesada. Cronos, sin embargo, no perdona, y suena un aviso. Le otorga una estocada algo contraria, pero más que efectiva. Oreja de ley. Se pudo vaciar Urdiales, tatuando sobre la arena y las retinas una faena de duende y exposición, destinada a los más selectos paladares.

Sale el quinto de la tarde, castaño chorreado éste. Peculiarmente profundo el marrón que pinta su piel, como si de la capa de un habano maduro se tratase. Buen cuello, bajo, armonioso y astifino. Gran recibo capotero de De Justo. Lo coloca con garbosas chicuelinas al paso en el del castoreño. Cumplió bien en el puyazo que recibió. Tiene capote a chorros este toro, y lo demuestra De Justo con el vuelo de su esclavina, ahora por verónicas. Buenos palos se le pusieron al burel, se desmonteró Morenito de Arles tras su buen segundo par, que por poco acaba en percance, se saldó con un tropiezo que causó un golpe contra el burladero, sin consecuencias. Empezó algo dormido el astado en la muleta del diestro extremeño, pero éste, a base de exigirle, consigue hacerle ir a más poco a poco, apostando por él. Se luce notoriamente, el toro responde con clase en sus embestidas. Termina su faena haciendo rugir a los tendidos, toreando sin ayuda. Pincha arriba en dos ocasiones, y pone al tercer intento un estoconazo que hizo rodar al animal. Oreja y palmas en el arrastre al toro. 

No fue menos en presentación el último toro de la tarde, de pieles negras. Suelto en el capote de Juan Ortega, que aparece con el muslo derecho vendado. Fijo, peleón en varas, tomó dos puyazos. Resolutivo tercio de banderillas ante un toro que, de primeras, no decía gran cosa. Empieza repitiendo en la muleta, lo saca el sevillano a los medios, con una grandísima torería. Lo desmonta en una ocasión, pero no desmoralizó esto al diestro, que comienza a ascender en pasajes con el astado. Cuenta el toreo, despacio, con temple y naturalidad. Cuenta la fragilidad del hombre contra la bestia. Cuenta, con sus manos, su historia, que no es otra que la de Sevilla, su río y sus torres. Y cómo la cuenta. Se distingue además toreando con la ayuda en la mano izquierda y con la diestra al natural. Rebosa arte y clasicismo, y el público, que le espera, le aclama. Pincha en su primer intento con el acero, pero la segunda estocada es entera y da muerte al toro. Oreja. Ilusiona barbaridades Ortega.

El balance de la tarde, desde mi punto de vista, chapó. Sombrero para Alberto García y su equipo de Tauroemoción. Sombrero para el ganadero, cuya corrida fue brava y encastada a excepción del tercer toro, y que en su totalidad peleó con altura en varas y dio una tarde entretenida propiciando además el triunfo de los matadores. Y sombrero para los toreros, que menudos tres toreros. Urdiales en Séneca, arrebatado hoy. De Justo reivindicando, y dejando claro que es figura del toreo. Y Ortega sembrando el albero de arte una vez más. Esto hace brillar los ojos. Sin dudarlo dos veces, acabo mis letras con letrillas;

Es la tierra aceituna

Y es el cielo de olivos, 

Es el suelo el albero, 

Y el arte es tu destino

RESEÑA
 Sábado 24 de abril. Villanueva del Arzobispo, (Jaén). 6 Toros 6, de Santiago Domecq.El cuarto toro de la tarde, “Durillo”, herrado con el nº109 fue premiado con la vuelta al ruedo en el arrastre. Diego Urdiales, ovación con saludos y oreja; Emilio de Justo, dos orejas y oreja,  y Juan Ortega, ovación con saludos y oreja.

Incidencias: al terminar el paseíllo, se guardó un minuto de silencio por las víctimas del COVID-19, que finalizó con el Himno Nacional. Juan Ortega sufrió, en su primer toro, una “cornada envainada en el tercio medio del muslo derecho con una trayectoria de 6 centímetros que dilatera fibras musculares, de pronóstico menos grave.” Fue intervenido tras la lidia y muerte del sexto toro. 

Ricardo Pineda
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