spot_img
spot_img

Sobraron toreros, faltaron toros

Seis para seis. Si bien no podemos ni llamar a esto preferia, con más ganas coge una tarde así el aficionado, más allá del berrido y el gintonic. No les miento, a uno lo que le gustaría es ver la Plaza a reventar en una tarde como esta (sólo se llenó media), pero también les digo: no a cualquier precio.

No tardó en coger percal el quinto de la tarde, a lo que Ruiz Muñoz lo tomó de buena tinta, personalísimo a la verónica. Negro de capa, un punto ensillado, el morlaco se movía y volvía con buen son, y acudía a la llamada. Largo fue dejado al caballo, en el que tomó dos buenas varas yendo a él garboso, galopante. Un buen quite de Calerito sirvió de intermedio, persistiendo tras los del castoreño el embestir del animal en garapullos. Estaba Curro Romero en el tendido alto de sombra, como acostumbra, y como no podía ser de otra forma, Ruiz Muñoz le brindó la muerte del toro. Comenzó despacio, incluso a gusto, su faenar, baja la mano, templado el trazo. Por momentos perdió las manos el de la divisa verde y grana, y a pesar de mantener su fondo de clase, no terminaba de verse un binomio entre él y su lidiador. Se mantuvo Ruiz Muñoz persistente, a lo que avanzada la faena, terminó por encontrarse con él. Próximo a tablas, cinceló quilates con la muleta, rompiendo Sevilla su silencio, de nuevo sonando los metales desde arriba. No quiso pegarle ni uno de más tras hacerlo de tal manera el diestro, y tomando la Tizona, la colocó un tanto trasera y tendida, pero sirvió. Pañuelos en los tendidos, el presidente no atendió una petición mayoritaria ante el esportón de quien lo necesitaba más que nadie. Sevilla le hizo dar la vuelta al ruedo, y aplaudió al toro en el arrastre.

‘Como un tren’ veían los tendidos al cuarto de la tarde, hondo y cuajado de carnes, negro de pieles. No dijo nada en el capote de Ángel Jiménez, que lo dejó en el caballo, donde prestó una pelea muy discreta. Tanto lo fue como su paso por banderillas, que nos condujo a la pañosa en un abrir y cerrar de ojos, con un intento sin éxito de quite de Ruiz Muñoz de por medio, por no prestarse a ello la ocasión. El diestro astigitano le inició faena genuflexo, con gusto, exigiéndole al de encaste Murube por bajo. Pareció, por un momento, que podía funcionar medianamente. Pero con la misma fugacidad que presumió el devenir de los tercios, dijo basta el de Bohórquez frente a la suerte cargada y la muleta puesta de Ángel Jiménez, que tuvo que tomar y usar estoque sin más que poder hacer. Mató de estocada caída que surtió rápida muerte. Ovación con saludos.

Tras ver levantarse las palmas y los pañuelos, Calerito se encaminó a toriles dispuesto a postrarse a portagayola. Ceñida fue la larga, hasta pasando los marfiles por encima de su montera. Le cuajó un buen recibo tras ello en los medios del redondel, cerrando su paréntesis con la esclavina rematando con una buena larga. Tanto fue que no quiso quedarse atrás en el tercio de varas respecto a sus hermanos anteriores que nada mas olió peto partió la primera vara que se le quiso sembrar en el lomo. Desde lejos acudió al segundo encuentro, previa y pulcramente quitando Borja Jiménez. Lidia acorde recibió a la hora de los arpones el del hierro de la ‘B’, llegando así el último tercio tras nuevo brindis a Espartaco. Volvió Calerito a pisarle los medios para iniciar su faenar, torrencial el toro en sus acometidas, notándose así en los tendidos, al estar el diestro a la altura de dicho ritmo, que iba a la par de buenas maneras. Tragó y lo metió en vereda mientras duró, pero de un momento para otro, tampoco quiso el último que salió de chiqueros quedarse atrás a la hora de bajar la marcha, apagándose pronto. Tuvo que tomar la espada sin demorarse, poniéndola un tanto caída, muriendo a los pocos compases. Palmas.

Al cielo apuntaban imponentes los marfiles del hondo y algo basto primero de la tarde, al que Borja Jiménez lanceó con buen aire en su capote en busca del orden que faltaba en las embestidas. Pronto al engaño fue así como al peto, en el que entró para caer primero pero remontar después, eso sí, la cara arriba. Lucido lo quitó Rafael Serna por Chicuelo, a lo que presto respondió Jiménez soplando otro buen ramillete por el mismo palo. En banderillas no lo puso barato a la hora de acudir, aguantando hasta palmos los embestires, a lo que los rehileteros estuvieron a la altura. Brindó el diestro a su maestro, Espartaco. En la boca de un viento más que desagradecido para la franela, el de Espartinas encontró en el de Bohórquez embestidas de incluso peor calaña, tanto en hacer como en recorrido, el cual se fue acortando rápidamente hasta cerrar la persiana por completo. Borja Jiménez no pudo más que estar valiente a la par que medido, exponiendo e intentando sin perder maneras, finiquitando nada más la situación lo pidió. Mató de estocada caída casi entera, distraído el burel al cite. Ovación con saludos.

Muy suelta fue la salida del negro segundo, que humillaba, pero se iba del capote de Lama de Góngora. Igual de mal de fijeza anduvo en el tercio de varas, que por su parte, fue un auténtico. No acudió en terrenos correspondientes al peto, teniendo el varilarguero que buscarlo para verlo irse de sí incluso a dos palmos. Manseó para acudir, arreó al llegar al peto, en el que fue castigado dos veces más una muy innecesaria de rebote, camino el equino a la puerta. El gran hacer de José Chacón a la capa y Fernando Sánchez y Fernando Del Toro a los palos desemborronó un tanto el albero sobre el que aún renegaba de cites el animal, recibiendo una sonora ovación que saludaron montera en mano. Si no anduvo rajado el burel desde principio de faena, poco le bastó para hacerlo, sin fijeza ni casta que valiese. No pecó Lama De Góngora de no intentarlo, consiguiendo incluso arrancarle algún buen lance con la muleta a la izquierda. Tuvo que irse al grano sin tardanza. Mató de estocada arriba, que causó rápido efecto. Ovación con saludos.

El tercero que cruzó chiqueros, negro de pieles, bien hecho de cara y planta, fue el primero que propició un recibo capotero. Lo saludó Rafael Serna por verónicas, asentado sobre los talones, envolviéndose incluso hasta tropezar con los cuartos traseros del astado, rematando con una señera media. Asomaba el repetir. Al caballo quiso ir con metros por delante, empleándose desbordado de primeras y más medido en el segundo encuentro, sin terminar de encontrar un castigo adecuado en colocación ni duración. Pronto y persistente al cite se mantuvo en el discurrir de los pareos, y así se le vio también en la muleta tras brindis del matador a sus hermanas. El de Bohórquez embestía con elegante entrega, baja la cara, rebosándose al profundo trazar. Le sirvió a su zurda para hacer sonar a Tejera, plasmando con ella muletazos largos que llegaron a los tendidos. Prometía triunfo, lo podía propiciar. Sin embargo, no terminaron de entenderse toro y torero, acabándose aquello antes de lo que prometía, ya rendido el cornúpeta. No halló Serna fortuna con la espada, matando a la segunda que por no caer en el sitio precisó de varios descabellos. Palmas para el toro en el arrastre, silencio para el torero.

No sirvió en suficiencia el planteamiento de la tarde como para que pudiera servir de merecida reivindicación a los alternantes. Que mejor uno que nada, sí. Que es un cartel necesario y que debería perdurar, también. Pero la mayoría de los diestros que hoy se anunciaron más merecían la presencia en una terna y hoy se han ido a casa con las manos vacías. Y es que en Sevilla sobran toreros, pero les faltan toros. Sea por fondo de lo que se anuncia, sea por falta de cantidad. Más criterio, a poder ser. Dará al menos la tarde de hoy para apuntar nombres que, aunque nuevos, ilusionan. Ahora, a esperar al miércoles. Que descansen.

RESEÑA

Plaza de toros de La Real Maestranza de Caballería de Sevilla España. Segunda de abono. Media entrada. Toros de Fermín Bohórquez, encierro variado, falto de redondeo. Malos ejemplares para abrir boca (1º,2º,3º), buenos 4º y 5º y un 6º que prometió para luego apagarse.

Borja Jiménez (de blanco y plata), ovación con saludos.

Lama de Góngora (de grana y oro), ovación saludos.

Rafael Serna (de grana y oro), silencio.

Ángel Jiménez (de tabaco y oro), ovación saludos.

José Ruiz Muñoz (de caña y oro), vuelta al ruedo tras petición.

Juan Pedro García ‘Calerito’ (de berenjena y oro), palmas.

Incidencias: Se han desmonterado José Chacón, Fernando Sánchez y Fernando Del Toro en la brega y con las banderillas en el segundo.

 

spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img

RELACIONADO

spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img