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Marco Pérez hace historia con 15 años al cortar un rabo y salir en hombros por la Puerta del Príncipe

Marco Pérez ha entrado en los anales de la historia de La Maestranza con tan solo 15 años, que cumplió hace cinco días. El novillero de la Escuela Taurina de Salamanca ha pasado con huracán firmando una de las faenas más rotundas que se recuerdan en mucho tiempo. Cortó un rabo, hecho que no se producía desde 1971, cuando Ruiz Miguel hizo lo propio con un Miura, alzándose en hombros por la Puerta del Príncipe. Un festival a beneficio de la bolsa de la caridad de la Hermandad del Gran Poder, que logró colgar el cartel de «no hay billetes» y, en el que Pablo Aguado paseó dos trofeos, mostrando su mejor versión.

 

 

 

Marco Pérez sorprendió a todos cuando se fue a portagayola a recibir al añojo de Jandilla. Le siguieron otra larga, verónicas, chicuelinas. Un derroche de poder que puso a la plaza en pie. Repitió la hazaña en un quite por gaoneras. Una locura. Tuvo el bonito gesto de brindar a su madre. A pies juntos, por estatutarios, un pase cambiado, molinetes, siempre tragándole mucho. Así, sin aspavientos, inició la faena. Toreó en redondo con total naturalidad. La seguridad con la que anduvo es casi impropia para su edad. Siempre encajado, las series fueron con ligazón y bello trazo. Se tiró a matar a por todas y Sevilla al unísono al grito de «torero, torero». Marco Pérez cortó las dos orejas y rabo.

Pablo Aguado paró el tiempo en dos verónicas. Solo fueron dos porque al novillo de Talavante le faltó fijeza, por lo que no terminó de reventar el saludo. Con el mismo garbo, lo colocó en el peto. Del quite, por el mismo palo, lo mejor fue la media. Brindó a Espartaco padre. Con suavidad y muy torero, se lo llevó hacia el centro. Los naturales brotaron con cadencia y ligazón. Estuvo inteligente, en cuanto a las distancias y los tiempos. En el momento del solo del pasodoble «Dávila Miura» cinceló la tanda más asentada, muy de frente, acompañando con la figura. Remató con dos por alto con la rodilla en tierra y un cambio de mano espectacular, que puso al público en pie. Tras un pinchazo y una estocada paseó las dos orejas.

Al segundo, de Daniel Ruiz, le instrumentó José María Manzanares un ramillete de verónicas con cadencia, que remató con una buena media. «Lacerado» rehusó de la suerte de varas y tuvo que ser colocado en las cercanías. El alicantino le tomó pronto el pulso a un novillo con emoción y clase, metiendo la cara en las las telas con humillación. Al natural llegaron las series con más despaciosidad. La última brilló aún más, rematado con un trincherazo muy lento. Pinchó antes de enterrar la espada y paseó un trofeo.

Con decisión lanceó Diego Bastos al que hizo sexto, del hierro de Núñez de Tarifa. Tras el clarinazo largo que tradicionalmente clausura la temporada en La Maestranza, el novillero sevillano condujo por alto y con armonía a su oponente. Un novillo parado y sin casta. Bastos dejó patente una buena actitud. Se metió en los terrenos de «Almacenero», empujándolo para que fuera hacia adelante. La estocada, hasta la bola y en lo alto, que le valieron la oreja.

Con el tercero, de Victoriano del Río, dejó detalles con torería Daniel Luque con la capa. El quite, por gaoneras, dejándoselo llegar mucho. Por bajo con la pierna genuflexa y con un gran temple lo sacó fuera del tercio. Inmóvil le dejó una primera tanda con la diestra en redondo de gran estética. En las distancias cortas sacó lo poco que tuvo el «Victoriano», que llegó desfondado y sin raza a la muleta, para acabar rajado con prontitud. Media estocada fue suficiente para acabar con él.

El cuarto, un auténtico toro de Garcigrande por trapío, se frenó en el capote de Juan Ortega. El paso por el caballo fue imperceptible. Brindó a Emilio Muñoz, organizador del festival. Con violencia y sin entrega pasaba por la muleta del sevillano. Acabó macheteándolo por bajo y se fue a por la espada. La estacada, algo caída, fue efectiva.

Abrió la tarde un novillo bien hecho de Espartaco al que Diego Urdiales saludó por verónicas ganándole terreno. El riojano estuvo impecable aunque el animal denotó falta de raza. Inició junto a tablas con pases por alto, pero al segundo perdió las manos y se echó. Lo cuidó, llevándolo a media altura pero la carencia de transmisión y fuerzas eran notable. Por el pitón izquierdo recetó algunos naturales con temple y gusto. Mató de una estocada y saludó una ovación.

 

RESEÑA

Plaza de toros de La Real Maestranza de Sevilla España. Festival a beneficio de la Bolsa de la Caridad de la Hermandad del Gran Poder. No hay billetes. Novillos de Juan Antonio Ruiz Román «Espartaco», Daniel Ruiz, Victoriano del Río, Garcigrande, Talavante y Núñez de Tarifa y un añojo de Jandilla, bien presentados y de juego desigual. Destacó el bravo añojo de Jandilla. 

Diego Urdiales, ovación con saludos.

José María Manzanares, oreja.

Daniel Luque, ovación con saludos.

Juan Ortega, ovación con saludos.

Pablo Aguado, dos orejas.

Diego Bastos, oreja.

Marco Pérez, dos orejas y rabo.

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