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La cuna de seis toreros

Hoy se citan seis toreros en la Maestranza, los seis sevillanos. Necesitan un hueco. Y hoy van a luchar por él. Pero… ¿Cómo fueron sus comienzos? ¿Quién fue la primera persona que se fijó en cada uno de ellos? Aquí se lo contamos.

Alfonso Oliva Soto es torero, gitano y de Camas. Sus inicios en esto del toro, aparte de la tradición en su casa al ser de familia torera, florecen en la Escuela Taurina de Camas, de manos de Fernando Rodríguez “El Almendro”, quien fuera primer maestro de numerosos matadores de toros, también de Esaú Fernández. De hecho, la Escuela Taurina de Camas, por la labor allí desempeñada durante tantos años, tiene ahora su nombre. Debido a su ya avanzada edad y su alzhéimer, no pude hablar con él. Oliva Soto dejó unas palabras en su honor: “…me dio el cariño y el aprecio de un padre. Sus enseñanzas me acompañaron hasta que salí de la escuela. Me mostró como nadie el concepto de la pureza, el torear con las palmas de las manos y la cintura, bajando la mano, asentando las plantas hasta el final…” “…me transmitió el espíritu de sacrificio, la constancia, y sobre todo la raza, que es lo que él más desprende.”

Hablé con Fernando Vázquez, quien fue su primer apoderado. Su figura acompaña a Oliva Soto desde su niñez. “… desde primera hora él quería ser torero. A mí me sorprendió mucho su buen gusto a la hora de torear, y se lo dije al “Almendro”. Sus detalles de profundidad, a pesar de ser precavido, me llamaron mucho su atención desde bien temprano”. Quise saber cómo ve a su torero de cara al compromiso de esta tarde: “Alfonso lleva el cante dentro. Le cuesta soltarlo, pero si se dan las circunstancias lo hace. Es un torero hondo.” “Le veo capaz de demostrar que cabe en otros carteles distintos a los que acostumbra. Su cruz es la espada, pero si por fin lo corrige, los triunfos van a llegar.”

Alfonso Oliva Soto y Fernando Vázquez

 

Esaú Fernández también viene de Camas, con casi once años de alternativa a sus espaldas. Como no podía ser de otra forma, también comienza su andanza en la Escuela de su pueblo, igualmente tutelado por El Almendro. Por su parte, pude hablar con Manuel Espinosa, “Lolo de Camas”, a quien Esaú ha tratado prácticamente como a un padre taurinamente hablando. Comenzó a apoderarle como novillero sin picadores. Comentó cuales fueron sus primeras impresiones con él: “Esaú es una de las personas con mayor afición que he conocido. Recuerdo cómo en la Feria del Toro, que se montaba en el Palacio de Congresos de Sevilla, se hartaba de torear a las becerras que allí se tentaban, y quise hacerlo debutar con caballos, por el norte. Entre la Escuela y las otras novilladas que se organizaban, toreó casi 70 festejos aquel año”. Relataba las cualidades que vio en él aun siendo un niño: “Esaú era muy travieso, pero muy listo. Eso le ha servido para tener esa cabeza delante de los animales desde siempre. Recuerdo que siempre, a pesar de que no se permitiesen tapias en algunas ganaderías, terminaba pegándole pases a alguna vaca”. Tiene claro cuál es el sitio que es capaz de ocupar en el toreo: “…le veo en la línea de toreros como Roca Rey, Castella o Perera, si hablamos de concepto. Tiene mucha capacidad de mando sobre los toros, y eso le puede servir para triunfar en Sevilla.”

Esaú Fernández brindando uno de los toros de su encerrona en Camas el pasado 2020 a Manuel Espinosa “Lolo de Camas”

 

Paco Lama de Góngora es un torero con un concepto muy sevillano, y no sería así si no fuera por los principios que Manuel Rodríguez “Tito de San Bernardo” (que en paz descanse), Curro Puya y Luis de Pauloba le inculcaran en la Escuela Taurina de la capital hispalense. Pauloba, que ejerció como apoderado desde el 2008 hasta que tomó la alternativa, habló de cómo le sorprendió “aquel chiquillo de hechuras de torero grande” el mismo día que entró como profesor en la Escuela: “Le vi torear desde lejos y me decidí a entrenarle yo. Insistí mucho a “Tito” desde el primer momento para hacerle debutar sin picadores, pero se resistía. Tuve que ponerle aparte de la Escuela, y en el mismo día que debutó cortó un rabo.” Su trayectoria juntos fue fructífera a la par que estrecha, según cuenta Luis: “ha sido el único novillero sin caballos al que he apoderado con el que no me ha dado miedo ir a ninguna plaza. Nunca recibí por su parte un “no” por respuesta a la hora de torear, ya fueran más gordos o serios los novillos, siempre anduvo dispuesto a ganarse el sitio”. Frente a frente con la Maestranza en la tarde, opinó: “puede ser un torero de Sevilla. A Paco aquí se le espera porque su toreo gusta mucho en esta plaza. Si medio le embiste un toro aquí, va a sorprender, la afición va a disfrutar.”

Javier y Borja, ambos Jiménez se anuncian por primera vez juntos como matadores de toros en la Maestranza. Los dos hermanos partieron a navegar sobre las aguas del toreo educados en la Escuela Taurina de Espartinas, de la cual Antonio Ruiz “Espartaco”, padre del matador de toros del mismo nombre, es fundador y máximo maestro. Fue testigo de los inicios de ambos: “Los vi entrar en la Escuela con siete u ocho años a cada uno, y lo primero que les noté fue la afición que tenían, que era muchísima. Eso me hizo pensar que llegaría un día en el que los dos podrían llegar a ser matadores de toros”. La gente cae en el error de meter a ambos en el mismo saco, cuando sus personalidades son bien distintas a la hora de torear: “…yo a Javier le noto más poder y valor a la hora de ponerse delante, y a Borja una transmisión especial en todo lo que hace. En algunas cosas sí que se parecen, sobre todo en que son los dos grandísimas personas y muy buenos toreros”. En la casa Espartaco profesan un cariño especial por ambos hermanos, a los que Antonio los ve “casi como a sus hijos”. Cree que esta tarde van a tener mucho que decir: “Están andando los dos estupendamente, toreando muchas vacas y matando bastantes toros en el campo. Milagros yo no he hecho ninguno, los dos tienen condiciones para funcionar como matadores de toros.”

Los hermanos Javier y Borja Jiménez saliendo a hombros con Antonio Ruiz “Espartaco” en su etapa como novilleros

Cierra cartel Ángel Jiménez, torero de Écija, quien dejara grandes sensaciones el año pasado frente a un toro de Garcigrande entrando en la última de San Miguel en lugar de Pablo Aguado. El aficionado guarda un lugar en su cabeza para este torero, a pesar de que llega con escasas corridas de toros matadas en su historial. Ángel comienza su trayecto en la Escuela Taurina de Écija, ejerciendo como su primer maestro Pepe Luis Vargas, fundador de la misma. Vargas ha sido el principal transmisor de una rama muy importante del toreo sevillano, la cual se encarna en gran parte actualmente en su también pupilo Juan Ortega. Sin embargo, prefiere evitar comparaciones: “…también su toreo inevitablemente es encasillable como parte de la escuela sevillana, por su concepto y su gusto a la hora de expresarse, pero con mucha personalidad, con muy buen aire y desde muy pequeño.” Ya destacaba como torero en su más pronta edad “…allá donde iba todo el mundo hablaba de él, eso es gracias a la chispa y la garra que tiene. Su arte. Ha sido triunfador en casi todo lugar en que he estado con él, y me ha hecho disfrutar muchísimo”. Ángel Jiménez ha peleado por su sitio, y sigue en la lucha. 8 años pasaron desde su debut con picadores hasta su alternativa, y aún busca su sitio en los carteles. “Yo siempre digo que quien tiene la moneda la cambia” afirma Vargas; “y Ángel tiene la moneda. Yo tengo mucha fe en él, ha sabido rodearse de los mejores para desarrollarse. Si le embiste uno, sus cualidades le van a dar el triunfo.

Cabe decir que es por todos los aficionados considerado un acierto el anuncio de un cartel así en la Plaza de la Maestranza, tan necesario como interesante de cara a los tendidos. Hubiera sido igualmente un acierto anunciar públicamente un premio en concreto para el/los triunfador/es de la tarde, como pudiera ser un hueco en un cartel de relumbrón en la misma Feria, o al menos en la misma Plaza esta temporada. De todas formas, suscribiendo lo dicho, una tarde como la de hoy en el abono es un gran acierto. Alea jacta est. Seis toreros, una cuna, una Plaza. Del destino ya hablaremos. Q.D.R.S.

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