Alberto López Simón salió en hombros esta tarde en el coso de La Tercera, de San Sebastián de los Reyes (Madrid), tras pasear sendas orejas de una corrida desigual en presentación y comportamiento de Hermanos García Jiménez. El madrileño encadena así dos toques de atención a las puertas de Madrid en poco más de 24 horas. El otro trofeo del festejo fue en el cuarto a manos de El Fandi, que regresaba después de algunas semanas de baja por una lesión muscular. Ureña, por su parte, que toreó aún con los puntos de la cornada en Bilbao, fue ovacionado después de sendas faenas de buen trazo que no encontraron la rúbrica de la espada.
Más escurrido y suelto de carnes, a pesar de sus pitones, astifino desde la mazorca, el tercero se pegó tres vueltas completas al doble anillo de salida y estuvo a punto de arrollar a López Simón cuando lo recibió a pies juntos. Fue un toro encastado, que no se lo puso fácil a las cuadrillas en los primeros tercios. El madrileño comenzó de hinojos toreando en redondo por abajo exigiendo mucho al toro que tuvo ritmo, transmisión y mucha profundidad en el viaje. Le ligó buenas tandas el de Barajas que después no titubeó para incrustarse entre los pitones cuando bajó el ímpetu del toro. Milimetricas las chicuelinas del final. Tras estocada desprendida y descabello, paseó una oreja
Cerró plaza un colorado bajo y bien hecho, armónico, que no permitió el lucimiento de López Simón de salida. Animal sin entrega, que tendió a hacer hilo en los engaños y tuvo embestidas irregulares. El de Barajas -que brindó al madridista Odriozola– trató de darle celo en la muleta y, a pesar de que estaba como loco por rajarse -cosa que terminó haciendo-, pudo construir una faena con estructura en la que hubo conexión con los tendidos. La estocada, hasta la empuñadura, puso en su mano el trofeo necesario para salir en hombros.
Más alto y bastito, lleno, el cuarto, estrecho de sienes, fue un toro al que volvió a recibir con una larga cambiada para después lucirse a la verónica y por chicuelinas en un vistoso y largo saludo. Muy torero, el galleo para ponerle ante el caballo. Espectacular en banderillas, formó un lío, poniendo cuatro pares. Movilidad sin entrega del toro. Comenzó de nuevo de rodillas con la franela en un trasteo en el que, el de García Jiménez, que continuó sin descolgar, se rajó más pronto que tarde. Pese a ello, El Fandi le buscó las vueltas y logró darle fiesta en los tendidos de sol. Tras una estocada desprendida y descabello, paseó un trofeo.
Rompió plaza un animal bajo y de lomo recto, cornidelantero, que abría la cara, al que El Fandi, saludó con una larga cambiada para después torear con cadencia a la verónica hasta los medios. El quite posterior, fundiendo chicuelina y tafallera. Tuvo una cordobina larguísima. Banderilleó sobrado de facultades destacando el tercer par al violín por los adentros. Se echó de rodillas tras brindar al respetable y comenzó a torearlo en redondo, templado para rematar con el de pecho, ya en pie, tras el martinete. Fue un animal con movilidad, que duró mientras lo hicieron sus inercias. El granadino corrió la mano en una faena basada en la derecha, que fue a menos, por la falta de pujanza final del toro hasta terminar echándose. El pinchazo hondo bastó y saludó desde el tercio.
Estrecho de sienes, largo y bajo, pero menos lleno, el segundo repitió con celo en el percal de Paco Ureña que le enjaretó un largo y brioso saludo a la verónica. Las dos medidas, superiores. Por el mismo palo el quite. El de Matilla echó la cara arriba en tanto en el caballo como en banderillas, pero luego tuvo mucha nobleza en la muleta del murciano, que le exigió en dos tandas con la derecha por abajo. Respondió el toro y también más tarde por la zurda, donde dejó naturales de muy buen trazo. Largos, los de pecho, Se tiró a matarlo con mucha verdad, incluso le arrancó el corbatín el burel, y dejó más de media en muy buen sitio. Tardó en doblar y necesitó de un golpe de verduguillo, lo que enfrió al tendido, quedando el posible premio en una ovación.
Basto de hechuras, hondo y lleno, el quinto fue un animal acapachado y playero de García Jiménez, que no permitió el lucimiento a Ureña con el percal. A su aire y algo desentendido en los primeros tercios, el de Lorca logró luego ligarle las tandas por ambos pitones, nada sencillo, porque, al animal le costaba irse de los vuelos. Pasaba y repetía, pero sin clase, a arreones. Hubo muletazos sueltos de trazo largo en un trasteo que tuvo buen embroque siempre, pero que no terminó de llegar al tendido. Lo mató de media atravesada y saludó desde el tercio.
Plaza de toros de La Tercera, en San Sebastián de los Reyes (Madrid). Penúltima de la Feria del Cristo de los Remedios. Un cuarto de entrada. Toros de Hermanos García Jiménez, desiguales de presentación. El 1º, con inercias; el 2º, noble y con clase; el 3º, encastado; el 4º y el 6º, movilidad sin entrega, ambos terminaron rajándose; y el 5º, de embetidas muy irregulares, a arreones.
El Fandi (de azul rey y azabache), ovación y oreja.
Paco Ureña (de grana y oro), ovación tras aviso y ovación tras aviso.
López Simón (de verde hoja y oro), oreja en ambos.