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Rubén Sanz: «Las sensaciones que se tienen toreando no son comparables con nada»

Sandra Carbonero

En menos de 24 horas sonarán los clarines en la plaza de toros de Soria para celebrar su corrida del sábado de Agés. No será un día cualquiera. Después de ocho años, el torero de la tierra, Rubén Sanz, trenzará el paseíllo por un albero que lo ha visto crecer y sufrir. Ha sido una larga espera. Un caminar solo por un desierto de sequía.

Para Rubén estos ocho años sin estar anunciado en su plaza «han sido muy duros. En una ciudad en la que hay muy pocos toreros, en activo solo estoy yo, que no te pongan te hacen sentirte un poco como fuera de Soria. Además, el último año que toreé me llevé el trofeo a la faena más artística de la feria. Entonces, no encuentras sentido. Te sientes como perdido. Te sientes extraño en tu propia casa».

Ante una situación de incertidumbre sin una fecha en el horizonte, el diestro soriano reconoce que ha llegado a pensar en alguna ocasión en tirar la toalla «porque se pone todo muy cuesta arriba. Es como si te chocaras contra un muro en el que es imposible torear. Son flashes que te vienen a la mente. Yo siento el toreo. Mi vida es el toreo. Es como respirar. No puedo dejar de respirar, pues tampoco puedo dejar de torear».

Para Sanz, volver a su plaza «significa una satisfacción personal porque lo veía muy difícil. Gracias a la corrida de toros del año pasado en Burgo de Osma en la que triunfé. Cuando consigues algo que dabas por perdido y es por méritos propios tiene el doble de valor».

Aunque el panorama puede parecer poco esperanzador, Rubén Sanz afirma que mantiene la ilusión. Que la encuentra «cada vez que me pongo a torear de salón y veo que soy capaz de sentirme, te agarras a eso. Piensas que el toro te lo va a permitir, que vas a poder disfrutar de tu toreo y hacérselo transmitir a la gente. Las sensaciones que se tienen toreando no son comparables con nada».

Esa ilusión se refleja en sus contantes entrenamientos diarios y en los días de toreo en el campo. Lo hace como si esta fuera su temporada. Esa en la que puede torear cincuenta corridas. «Yo siempre he tenido claro que la oportunidad iba a surgir sin previo aviso. Lo mismo pasó el año pasado. La primera corrida de toros que maté, que llevaba seis años sin matar ninguna, salió en quince días. Si no te pilla preparado, no la puedes aprovechar. Al final, el tiempo que estas sin torear puedes hacer dos cosas: una, lamentarte porque no te ponen y, otra, intentar ser mejor torero, prepararte y hacer el campo que puedas. Pensé que esto último era lo mejor y lo que me iba a dar más satisfacción».

La aún convulsa temporada 2021, a contrario de lo que podía pensar a priori, para Rubén fue ilusionante. «Fue un año muy bonito. En el mes de mayo pensé que sería otro año más sin torear nada. De repente salió la corrida de toros de Burgo de Osma, que tuve la suerte que me tocara un toro extraordinario de Sánchez Herrero y me permitiera disfrutar. Después de esa, toreé otras tres y pude mostrar mi forma de torear en ellas. Sé que para mucha gente cuatro corridas de toros en un año son muy pocas, pero cuando llevas seis años sin vestirte de torero y ha sido por méritos propios, para mí es muy satisfactorio».

Este sábado tiene un reto importante que superar en Soria. Un torero catalogado como artista se va a enfrentar a un desafío entre dos ganaderías duras: Monteviejo, de encaste Vega Villar y Los Maños, de Santa Coloma. Además, está acartelado con dos toreros muy curtidos en estos como son Rafaelillo Curro Díaz. El soriano reconoce que «cuando empezaba, si me lo dicen no me hubiera creído que iba a torear en Soria este tipo de corrida de toros. Hubiera dicho que no me la iban a ofrecer y que yo no la iba a aceptar. Con el paso del tiempo, te das cuenta que en el fondo tú eres el torero que eres, que estás para torear. Al final, el que decide en que cartel te pone es el empresario. Cuando tienes fuerza puedes plantearte si una corrida te gusta más o te gusta menos, pero cuando estás en mi situación no puedes. Tengo claro mi concepto de torear. El torero que soy. Lo único que espero es que el de Monteviejo o el de Los Maños, o los dos, embistan para poder dejar patente mi forma de sentir el toreo».

Siempre se le ha atribuido a los toreros de arte el manido dicho de tener más miedo que el resto. «Cualquier persona que sea consciente que se va a jugar la vida pasa miedo. Al final cuando toreas y eres puro en tu toreo, seas del concepto que seas, mantienes la entrega y eso quiere decir que estás dispuesto a dar opción de que el toro te coja. Si sabes que te vas a jugar la vida lo normal es que tengas miedo», manifiesta Sanz.

Rubén tampoco cumple el tópico de que para ser torero de arte debes nacer en el sur. Es por eso que reconoce que «aquí te sientes un poco extraterrestre. Los aficionados esperan un torero banderillero, un torero capaz que pueda con todo. Cuando tú tienes otra sensibilidad, otra forma de torear, no poderle tanto a los toros como ser capaz de torear un toro como no lo ha hecho nadie antes. Te sientes incomprendido, aunque los cuatro o cinco partidarios tuyos lo son a muerte». Aún así, el optimismo no lo pierde. «Hay que buscar la parte positiva. Un torero de este corte en esta zona, enseguida llama la atención y los aficionados te reconocen. Uno no torea como quiere, torea como siente».

Para Rubén Sanz, uno de sus objetivos ha sido siempre confirmar la alternativa en Madrid. «Ya no sé si es una meta a alcanzar o una meta inalcanzable. Hay días que piensas que todo lo que estás haciendo, como la corrida de Soria, servirán como un trampolín para ir a Madrid. Luego hay otras veces que ves Madrid tan lejos, la plaza tan grande, la afición tan dura… Espero ser capaz algún día de torear y de hacer sentir cosas en esa plaza».

Ahora mismo está centrado en la fecha del 2 de julio. Aún no sabe qué le parará el resto de temporada. «Me está apoderando Pedro Caminero. Sé que me tiene un festival para septiembre. Del resto, o no hay nada o no me ha querido decir nada porque le dije que para mí Soria era muy importante y quería estar centrado en esta tarde. Para mí, ahora mismo es lo más importante que hay. Torear los dos toros y conseguir que mi ciudad esté con su torero y juntos demos una tarde de emoción y de verdad», afirma Rubén.

 

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