Andrés Roca Rey salió esta tarde a pie en Teruel. Le negó la Puerta Grande el palco y se armó la mundial. Paseó una oreja del sexto, que debieron ser dos, pues el peruano se la jugó con un animal muy desfondado y sin clase de Victoriano del Río. Un arrimón que encontró la rúbrica perfecta con un espadazo fulminante.
Sin embargo, el inquilino del palco, que presidía su última corrida de la Feria del Ángel, puesto que se jubilaba esta tarde, quiso ser protagonista y sólo concedió un trofeo. La bronca, monumental. El público obligó a Roca Rey a dar dos vueltas al ruedo y la figura peruana, al pasar a la altura del palco, se quitó uno de sus machos y se lo lanzó como regalo al presidente, que acogió el regalo entre risas, de buen grado.