Compró las primeras vacas en 1996, el día que su pequeña hizo la Primera Comunión. Por aquel entonces, Ricardo Gallardo aspiraba a criar un toro deseado por las figuras del toreo y bien visto por la afición más exigente. Ha llovido mucho, quizá no todo lo debido, y este hombre sin tapujos ha saboreado la gloria y se ha batido contra crisis, pandemias, sequías y otros desastres. Le veo con la afición de siempre y con cierta melancolía de un pasado que se llevó por delante amigos que no se olvidan. Respecto al presente, no le han llamado de Sevilla mientras que Roca Rey ha elegido una corrida suya en San Isidro. Como diría Rafael de Paula, «las cosas de las cosas»…
Nunca fue fácil, pero todo es más duro ahora, tras la pandemia y sus terribles consecuencias, a las que se suman una feroz sequía desde el otoño, la huelga de transportes y la crisis del gasoil, los cereales y la guerra de Ucrania, con efectos colaterales demoledores. Sin embargo, en el campo nada parece haber cambiado. Los vaqueros echan de comer, el pívot riega la pradera, las vacas amamantan a sus becerros y los toros esperan la hora de la verdad. «Sí, pero mi cuenta corriente ha pegado un bajonazo…».
En ‘Los Romerales’ se juntan camadas de dos guarismos más los utreros del ‘9’ que se lidiarán este año. En total 15 ó 16 corridas de toros (una veintena, si hubiese muchas peticiones) y media docena de novilladas: Tres o cuatro tardes en la temporada madrileña; además de Valencia, Pamplona, Nîmes, Málaga, Zaragoza, Alicante, Badajoz, quizá Toledo, Granada, Valladolid, La Brède, Hellín, Andújar… «Yo te cuento lo que tengo hablado con las empresas -matiza- pero luego ya si hay algún cambio no es cosa mía». Además, las circunstancias exigirán ampliar el campo de acción, porque con 90 toros que tendrían que haberse lidiado en 2021 hay que buscar otras salidas, por eso dos corridas completas de recortadores, en Castellón y en Arganda del Rey, lucirán este año el hierro de Fuente Ymbro.
¿Es consciente el público de lo que está pasando la ganadería brava?
De manera exacta es posible que no, pero no hace falta ser muy inteligente para entender que sin dos años de facturación, manteniendo al mismo personal y multiplicando los gastos ante la cantidad de animales que tenemos en el campo, la crisis tienen que afectar irremediablemente, más que a cualquier otro sector de la tauromaquia. El ganadero es el que más ha padecido todo esto, porque a la imposibilidad de facturar se le une la necesidad de mantener los costes. Ni a las vacas ni a los toros se les puede mandar al ERTE, pero tampoco al personal que trabaja en la finca. Yo tengo una empresa de muebles y en marzo nos fuimos todos al ERTE, y cuando hemos vuelto lo hemos hecho a media jornada. En una ganadería de toros bravos no se puede adoptar esa estrategia. Entiendo a los toreros, a las cuadrillas, a los empresarios… pero quien peor lo ha pasado y todavía lo está pasando es el ganadero».
¿Has pensado en abandonar?
Me gusta demasiado para pensar en ello a corto plazo. Para mí, ver a un tío pegarle veinte pases a un toro es lo más grande del mundo. Yo no tuve cojones de ser torero, pero es lo que más me hubiera gustado en la vida, así que mi sueño era tener una ganadería, que los toreros tentaran en casa y que yo lidiara mis corridas. Lo logré a los 40 y pico de años y lo saboreo como el primer día.
¿Entonces, no te retiras?
De momento no, pero a mí me queda un aguaje, que en términos marineros son 10 años de vida, y lo que no quiero es dejarle a mi hija todo esto. Yo estoy aquí porque tengo una afición desmedida. Sin esa afición, sin ser un apasionado del toro y del toreo, es imposible que te compense.
FUERA DE SEVILLA, MUCHOS AÑOS DESPUÉS
¿Cuántos años llevabas lidiando en Sevilla? ¿Por qué no vas este año?
Llevaba muchos años seguidos, no sé exactamente cuantos. Tampoco sé por que no voy, supongo que porque no les habrá interesado. El caso es que a mí no me ha llamado nadie: ni la empresa ni los veedores, por lo menos para decirme que no preparara una corrida para Sevilla.
¿El mundo del toro tiene arreglo?
Si lo tiene es a partir de la economía. Aquí nadie quiere hablar de tantos por ciento pero a lo mejor hay que hacer como con otros negocios, coger la calculadora y ver cuáles son los ingresos reales y cómo han de repartirse.
¿Cuánto vale criar un toro?
Antes de la pandemia, 4.200 euros. Ahora, seguro que más, lo que pasa es que no he hecho las cuentas porque me da miedo saberlas. Para que haya toros tiene que haber vacas y sementales que produzcan, pero la mitad de sus productos sólo sirven como reproductores porque son hembras. De los machos, el 20% desaparece entre bajas y animales defectuosos, y otro 30% tampoco es rentable porque va a plazas pequeñas. El 50% restante es el que te puede permitir compensar la balanza. Por eso es tan importante una ganadería larga, porque en esta situación es la única manera de equilibrar los costes, pero si en estos dos años no ha habido toros, entonces imagínate el panorama.
LA ÚLTIMA OREJA DE CURRO
La historia de la ganadería está colgada en las pareces de un inmenso salón, junto a la plaza de tientas. Cabezas de toros, trofeos que se agolpan en las vitrinas, fotografías, carteles, recuerdos… «Hemos vivido momentos muy bonitos y también duros», aunque lo que se conserva en la memoria y en la pared es sólo lo bueno. «No estaría mal recordar también lo malo», asegura, y tiene clarísima la respuesta cuando le pregunto por los días peores. «Siempre -dice enseguida-, cuando un toro le pega una voltereta a un torero. Lo mejor que me ha pasado a mí como ganadero es que sólo ha habido un toro de Fuente Ymbro que haya herido a un torero. Fue en Alicante a Finito, con un toro al que se le estaba pidiendo el indulto. Fue la primera vez y toco madera para que sea la última».
Tú saliste por la Puerta del Príncipe de Sevilla tras lidiar una novillada, que está muy bien, pero que la última oreja que cortó Curro Romero fuese a un toro de esta casa tampoco es poca cosa.
Eso fue en Badajoz. Aquel día se lidiaron toros del hierro de Fuente Ymbro y también del de Jandilla, porque al comprar el 25% de la ganadería de Jandilla, ya venían becerros y vacas preñadas. Ese toro en concreto llevaba el hierro de Jandilla pero sí, creció y se embarcó aquí. Curro me mató varias corridas aquel año pero esa faena fue muy importante. Toreó con José Tomás y Joselito y hubo media plaza. Al día siguiente, El Juli y Ferrera la llenaron, para que veas los cambios que da la Fiesta. Después me fui a cenar con el Tío Perico y me dijo: «hoy estoy muy contento porque me voy a morir sabiendo que Curro sabe torear».
Llevas en esto medio siglo. ¿De que no se te podrá acusar nunca?
Mira, compré las primeras vacas en 1996, justo el día que mi niña hizo la primera comunión, y este es un mundo con su idiosincrasia particular, como pueda tenerla cualquier otro. Unos podrán decirte que soy buena persona y otros, que soy un hijoputa; pero lo que nadie te podrá decir nunca es que me he dejado manejar, que ha venido a esta casa alguien diciendo lo que teníamos que hacer. Jamás lo he consentido, y eso, en un mundo como éste, te aseguro que no es fácil.